Internacional
El mundo vaciado
Más de la mitad de la población de la Tierra vive ya en las ciudades y, para 2050, las proyecciones de Naciones Unidas calculan que apenas un treinta por ciento de los seres humanos permanecerá en el mundo rural
Yamaguchi también existe. Es la capital del distrito japonés del mismo nombre, tiene 194.000 habitantes, vive del turismo interior, de la pesca y del gasto de la Administración pública. Salvando todas las distancias, sería ejemplo del Japón vaciado, el que se ha mudado a la gran área metropolitana de Tokio, con sus 37 millones de habitantes, sus impresionantes redes de comunicación terrestres –20 millones de viajeros diarios–, gigantescos centros comerciales, polos industriales, miles de hectáreas de playas logísticas y, también, espejo cultural en el que se miran el resto de los nipones. El gran Tokio ocupa menos espacio que el condado de Los Ángeles, en California y está a menos de dos horas en tren del Parque natural de Nikko, uno de los más bellos y conocidos de ese país y, dicho sea de paso, uno de los argumentos preferidos por los defensores del modo de vida ciudadano, de las metrópolis del futuro, modernas, tecnológicas y capaces de mantener a su alrededor una naturaleza prístina. Madrid, sin ir más lejos, donde a escasos cincuenta kilómetros de la Puerta del Sol, medra el lobo en medio de la actividad ganadera de unos pueblos que van muriendo poco a poco. Esa es la visión optimista de un futuro, nada lejano, en el que la gran mayoría de la humanidad habitará en ciudades, abastecidas por explotaciones agropecuarias tecnificadas al máximo. En América del Norte el 82 por ciento de la población es ya urbana y, sin embargo, la producción agrícola es de una eficacia pasmosa. La pesimista nos habla de extensiones infinitas de infraviviendas, sin servicios públicos y atadas a la economía informal. Hay ejemplos actuales, pero no es cuestión de molestar a nadie. En cualquier caso, la tendencia es imparable, como podemos observar en el continente africano, el menos urbanizado de la tierra, donde las ciudades están en plena expansión. Como Lagos, en Nigeria, que es el modelo en el que las peores pesadillas toman forma: 20 millones de personas, dos tercios de la cuales viven en chabolas.
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