Emmanuel Macron
Esa Francia sin Estado
Para finales de 2020, el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, pretende «reconquistar» un total de 60 barrios repartidos por todo el Hexágono en los que hace años que no entra la Policía ni la Ley.
Son dos palabras, «reconquista» y «separatismo», de acusada raigambre en España, pero que a nuestros vecinos del norte apenas les dicen nada. Y, sin embargo, son los términos que ha escogido el presidente galo, Emmanuel Macron, para dar contenido a un proyecto político de enorme alcance y problemático éxito. Se trata, por un lado, de devolver al control de las autoridades aquellos barrios marginales, tomados por una inmigración que no ha sabido, o podido, integrarse de pleno en la sociedad francesa, y, por otro, de poner coto a una expansión islamista, que dicta sus propias normas, ajenas a los valores de la proverbial laicidad de la República. «Barrios de reconquista», en el primer caso; «lucha contra el separatismo», en el segundo. Aunque, en algunos lugares, como en la barriada de Bourtzwiller, en la ciudad de Mulhouse, capital del islam galo, parece que ambos objetivos son coincidentes. «No es posible que en Francia haya espacios públicos regidos por las leyes turcas», se justificó Macron al presentar su campaña. El blanco principal, los imanes reclutados y pagados por países musulmanes como Marruecos, Qatar o Turquía, que adoctrinan a las nuevas generaciones de musulmanes franceses, ya nacidos en el territorio, en el rigorismo religioso y que han convertido algunos barrios, donde son mayoritarios los edificios de protección social, en lugares donde no es posible aplicar la ley común, rigen las mafias del narcotráfico o, simplemente, son zonas de pandillas que imponen peajes a vecinos y transeúntes. Comunidades en las que las escuelas públicas están obligadas a impartir cursos en la lengua de origen de los inmigrantes, lo que, según Macron, dificulta su integración. Los alrededores de París, los barrios del norte de Marsella –donde el arma más común de las mafias suele ser un AK-47–, pero, también, de Calais, Le Havre, Estrasburgo, Nantes o Lyon. El proyecto de «reconquista» se puso en marcha en 2018, con resultados modestos, pese al refuerzo de las comisarías de Policía y las patrullas de las unidades de intervención. El plan contra el separatismo, contra la descomposición cultural del estado, comienza ahora.
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