Grecia

La UE cierra filas con Grecia ante el chantaje de Erdogan

Los mandatarios europeos evitan cualquier critica a las fuerzas de seguridad griegas en la contención de los flujos

Un niño en la frontera entre turquía y Grecia
Un niño en la frontera entre turquía y GreciaEmrah GurelAP

La foto es el mensaje. Grecia no está sola ante la nueva oleada migratoria y para escenificar el apoyo europeo al país, nada mejor que una comparecencia conjunta de los presidentes de la Comisión, Consejo y Parlamento Europeo lejos de la burbuja comunitaria, en Orestieada (Grecia), a pocos kilómetros de la frontera con Turquía. Casi en primera línea de fuego. Un despliegue inusual que tiene como objetivo cerrar filas con el país Mediterráneo tras el órdago de Recep Rayyip Erdogan.

Desde el pasado fin de semana, las peores imágenes de la crisis de refugiados del año 2015 han vuelto a repetirse. La conmoción sigue siendo la misma, la falta de soluciones duraderas también. En los últimos días, ha muerto un niño sirio en un naufragio y un joven por el uso de material antidisturbios. Organizaciones no gubernamentales y periodistas denuncian que los guardacostas griegos están tratando de manera brutal a los demandantes de asilo, intentado volcar sus lanchas e incluso robándoles sus pertenencias y que grupos de extrema derecha están aprovechando la ocasión para marcar territorio y campar a sus anchas. Tampoco está claro que el gobierno heleno está respetando la legislación internacional al decretar la suspensión de la tramitación de las demandas de asilo durante un mes.

Pero hoy no era el momento de reproches sino de apoyo y los cumplidos al gobierno heleno presidido por Kyriakos Mitosakis y a sus fuerzas de seguridad han sido la nota dominante. Bruselas considera que Atenas está actuando de manera responsable al condicionar el blindaje de fronteras frente a cualquier otra consideración ya que tal y como han repetido una y otra vez los mandatarios europeos : no hablamos de un frontera griega sino una frontera europea.

“Es crucial actuar de forma proporcional, mostrar respecto por la dignidad humana, por la ley internacional. Confiamos en usted, incluso si la tareas es muy difícil. Es vital proteger y respetar los Derechos Humanos”, ha declarado el presidente del Consejo, Charles Michel en la única crítica velada a la respuesta del país. Quizás para que nada entorpeciera este respaldo sin macula en la comparecencia conjunta de los mandatarios europeos los periodistas no pudieron realizar preguntas.

Tras la crisis de refugiados del año 2015 que puso en la picota el espacio sin fronteras Schengen y reventó el protocolo de Dublín -- por el que los estados de primera línea de entrada son los que tiene que tramitar la demanda de asilo- los países europeos pactaron un mecanismo de emergencia de cuotas obligatorias que repartía a los demandantes de asilo varados en Grecia e Italia y que fue boicoteado sin tregua por los países del Este y aplicado a regañadientes por el resto. La firma con Turquía del acuerdo de 2016 por el que Ankara controlaba los flujos migratorios a cambio de apoyo financiero (6.000 millones de euros) redujo de manera drástica las llegadas y ha sido considerado un éxito por parte de las instituciones europeas que incluso consideraban que podía ser una plantilla para acuerdos similares con otros países terceros.

Desde entonces, cualquier atisbo de pactar un mecanismo permanentes de reparto o la reforma del protocolo de Dublín ha sido un sonoro fracaso. Tras el fiasco del la Comisión Juncker, el ejecutivo presidido por Úrsula von der Leyen tenía previsto presentar en los próximos meses una nueva propuesta que tras este nuevo episodio parece más urgente que nunca. “Deberíamos haber utilizado este tiempo de manera más sabia”, se ha lamentado Motosakis. “Con la reforma del protocolo de Dublín quizás esto no hubiese pasado”, criticó también el presidente de la Eurocámara David Sassoli.

Nuevas fórmulas

Ante esta falta de instrumentos, las instituciones europeas se enfrentan a la necesidad de hacer auténtico contorsionismo político: no cerrar las puertas a seguir colaborando con Ankara ya que Bruselas resiste a dar el pacto por muerto, a la vez que mostrar firmeza ante el chantaje de Erdogan “Turquía no es el enemigo, pero las personas no son un medio para un fin”, resumió con una frase ambivalente la política alemana. Otro agravante es el conflicto en Idlib, donde se mantienen los enfrentamientos entre fuerzas turcas y sirias.

También en referencia a Ankara, Motosakis definió los demandantes de asilo como “instrumentos y peones de un juego geopolítico, víctimas de este tipo de políticas y esto es un enfoque inaceptable”. “Los que busquen probar la unidad europea, van a quedarse decepcionados”, ha asegurado también von der Leyen para después ser desmentida, al menos en parte ,por el primer ministro griego quien ha acusado de “gorrones” a aquellos estados europeos que dejan a su suerte a los países fronterizos -en referencia a los países del Este- y ha pedido una una estrategia con un punto de vista diferente para reformar las normas de asilo europeas.

Para demostrar que las promesas no caen en saco roto, hoy se ha convocado una reunión de emergencia de los ministros de Interior de los Veintisiete, el viernes se reunirán también de manera extraordinario los ministros de Exteriores y el máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, están en Turquía para proseguir el diálogo.

Por el momento y dentro de los compromisos tangibles, la UE está movilizado recursos dentro del mecanismo de intervención rápida de Frontex entre los que se encuentran un barcos, dos patrulleras, dos helicópteros, tres vehículos con termovisión y 100 guardacostas adicionales para proteger las fronteras tanto por mar como por tierra además de material médico, mantas y tiendas de campaña. En total, también se pondrán a disposición de Grecia 750 millones de euros, 350 de ellos de manera inmediata.