Coronavirus

Presidentes “irresponsables” que no le temen al contagio del coronavirus

Bolsonaro y Obrador se dan un atracón de besos y abrazos con sus seguidores este fin de semana pese a las recomendaciones de los expertos

Mexico's President Andres Manuel Lopez Obrador shakes hands with supporters while visiting towns in the southwestern state of Guerrero
Andres Manuel Lopez Obrador saluda a seguidores este domingo en el estado de GuerreroHANDOUTReuters

¿En manos de quién estamos? Es la pregunta que muchas personas se hacen estos días tras examinar el cariz y la velocidad de la propagación del coronavirus por todo el mundo y las drásticas medidas adoptadas por muchos gobiernos. Aquí y allá vemos noticias de dirigentes políticos que dicen una cosa y hacen otra, líderes que actúan sin dar ejemplo y otros que toman decisiones demasiado tarde cuando existían sobradas evidencias de que el virus no era “una simple gripe”.

En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió recorrer el estado de Guerrero este fin de semana y, desafiante, se entregó de lleno a sus seguidores para darles besos, saludarles con la mano y abrazarles, como si la amenaza del virus no fuera ya un peligro visible y no afectara a los presidentes. Muchos mexicanos, desde las redes sociales, han calificado a su mandatario de “irresponsable” y le han achacado su falta de ejemplaridad, máxime cuando la Secretaría de Salud mexicana había lanzado la campaña “Sana Distancia”, en la que se aconseja a la población evitar saludar con besos o abrazos y reducir el contacto con personas.

“Mucha fe de que vamos a sacar a nuestro querido México, no nos van a hacer nada los infortunios, las pandemias, nada de eso”, presumió el dirigente sobre el contagio, sin tener en cuenta que el virus ya ha infectado a 156.000 personas en todo el mundo.

Este lunes Obrador aseguró que está dispuesto a hacerse las pruebas de virus para garantizar que él sigue las recomendaciones establecidas por los expertos. “Yo me ajusto al protocolo de salud. Si hace falta, entonces yo me hago la prueba del coronavirus, hago lo que me indiquen los médicos responsables; porque tomamos la decisión de dejar en manos de científicos la información”, sostuvo el mandatario en su habitual conferencia de prensa matutina.

Otro tanto cabe decir del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien este domingo salió del palacio presidencial en Brasilia para saludar a decenas de seguidores que habían convocado un acto de apoyo al Gobierno. Por recomendación médica, Bolsonaro se encontraba en situación de aislamiento después de que su jefe de prensa hubiera dado positivo en el test por coronavirus junto a otros dos miembros de su equipo que habían viajado la semana pasada a Estados Unidos para reunirse con Donald Trump. El propio presidente brasileño se hizo dos pruebas en las últimas horas ante la sospecha que pudiera estar infectado. La primera dio positivo y la segunda, negativo.

Durante su encuentro con 8.000 seguidores en Brasilia, Bolsonaro echó mano de su móvil para retransmitir en directo por Facebook el baño de multitudes, haciendo caso omiso a los médicos y a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Lo más llamativo es que días antes, el dirigente había pedido cautela ante la propagación del coronavirus. “Los actos del 15 de marzo atienden a los intereses de la nación, pero necesitan ser repensados. Nuestra salud y la de nuestra familia tiene que ser preservada”, advirtió.

En España varias ministras y dirigentes de Vox participaron el domingo 8 de marzo en diferentes actos masivos pese a los avisos que se habían lanzado desde el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades. La marcha por el día de la mujer congregó a 120.000 personas y el mitin de Vox a unos 9.000 asistentes en la plaza de Vistalegre. La agencia de la salud pública europea había avisado tres días atrás de la conveniencia de no realizar actos públicos.

Las condiciones establecidas por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades para impedir actos masivos eran dos: una, que se hubiera detectado un aumento de casos importados de coronavirus, y la segunda, que existiera una transmisión local limitada del virus. En ese escenario los Gobiernos deberían haber promovido medidas de “distanciamiento social” y previsto la posible cancelación de "estos actos en casos excepcionales”.