Coronavirus

Los países que ganan y pierden: terremoto en el mapa del orden mundial

¿Podrán Estados Unidos y China aumentar su dominio económico y político a raíz de la crisis desatada por la pandemia? ¿Cómo sobrevivirá la Unión Europea?

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El pasado 31 de diciembre, China notificó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre un misterioso caso de neumonía que, según los primeros indicios, se originó en un mercado de mariscos de Wuhan. Desde el primer momento la principal sospecha recayó sobre un nuevo tipo de coronavirus que en poco tiempo infectó a decenas de personas en la ciudad y que tan solo once días después se saldó con su primer muerto. Tres meses y medio más tarde la ya considerada pandemia ha contagiado a más de dos millones de personas por todo el mundo y ha causado la muerte a cerca de 150.000.

Más allá de la catástrofe sanitaria, el virus ha trastocado todas las esferas de la sociedad actual hasta límites solo comparables con los acaecidos durante los mayores conflictos bélicos y, como en las guerras, todo apunta a que la capitulación del virus llegue dejando un reguero de países vencedores y vencidos.

El 24 de enero Francia registró el primer infectado en Europa. Un caso que ahora queda diluido tras las apabullantes cifras que el virus suma en Europa y que ha hecho incluso olvidar aquellos primeros actos espontáneos que los italianos proclamaron desde sus balcones. La expansión del virus ha llevado a cada país a vivir inmerso en su propio duelo aunque siempre pendiente, y a modo de comparativa, de lo que hacen los otros países; sobre todo, aquellos que mejor combaten en la primera línea de frente. «La guerra contra el enemigo invisible», que proclamó el presidente francés Emmanuel Macron dio paso a considerar las consecuencias políticas y económicas de lo que todavía se advierte como una paz distante.

No obstante, y conscientes de la realidad, los líderes mundiales, los diplomáticos y los analistas geopolíticos tienen un ojo puesto en la lucha que acontece cada día y el otro en la crisis que estará por llegar. Entretanto, las diferentes ideologías, los bloques de poder, los líderes y los sistemas de cohesión social siguen sometidos a las pruebas de resistencia en el tribunal de la opinión mundial.

Asia

Mientras el número de contagiados por coronavirus se multiplica en Europa y se expande por el resto del mundo, países como China, Corea del Sur, Singapur o Taiwan se atreven a desplegar ya la bandera de la victoria, después de poner en marcha estrategias que hasta ahora han tenido resultados exitosos. Quedarán muchas imágenes de la pandemia. Una de ellas será la de China asilando ciudades enteras y construyendo hospitales en menos de una semana.

En estos países la intervención temprana fue clave, al igual que un rastreo minucioso, cuarentenas obligatorias y un distanciamiento social meticuloso bajo la coordinación de líderes dispuestos a actuar rápido y a ser transparentes. Corea del Sur se convirtió en ejemplo ya que –a pesar de ser vecino de China–, su número de contagios y la tasa de mortalidad resultó mucho menor a tenor de tejer una amplia red de diagnóstico –con miles de pruebas realizadas por día– e imponerse como objetivo la reducción de la tasa de mortalidad.

Alemania siguió la estela de Corea. A pesar de ser uno de los países con mayor número de contagios, el número de víctimas fatales es mucho más reducido que sus países vecinos. Aunque se desconoce la razón precisa, el Instituto Robert Koch -que realiza un seguimiento a nivel federal del virus-, apunta a los miles de tests que se comenzaron a llevar a cabo entre la población desde el momento mismo que tuvieron conocimiento de la emergencia. Una estrategia que ha marcado la diferencia con otros países como España que siguen padeciendo la violencia más extrema de la pandemia.

Europa

En Europa, Estados Unidos y Asia, la discusión continúa. La vida pública sigue estancada pero el debate público se ha acelerado. Todo está en el punto de mira: las compensaciones entre una economía destrozada y la salud pública, las virtudes relativas de los sistemas de salud centralizados frente a los regionalizados, las fragilidades de la globalización, el futuro de la Unión Europea o el populismo. Una disputa que asimismo se ha convertido en otro campo de batalla entre el norte y el sur de Europa en lo que se refiere a la emisión de deuda o a las condiciones en las que podría establecerse un rescate de la eurozona.

Los holandeses y alemanes sospechan que Italia está utilizando la crisis sanitaria para cambiar el concepto de los eurobonos. Una circunstancia que llevó al primer ministro portugués, António Costa, a referirse como «mezquinos» los comentarios vertidos por el ministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra, y a la ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, a advertir a los holandeses que «una cabina de primera clase no los protegería» si todo el barco se hunde.

Estados Unidos

Con esta situación, el principal consuelo de Europa es mirar al otro lado del Atlántico y ver el caos diario en el que se ha convertido la gestión del presidente Donald Trump, quien reaccionó tarde ante el coronavirus, negando el riesgo de la pandemia, a la que llegó a calificar de simple gripe. Estados Unidos se ha convertido en la nación más azotada por la epidemia (con más de 700.000 contagios) y, con todo, el presidente del país ya tiene planes para abrir el país y así incentivar la economía, lo que para muchos especialistas podría traer graves consecuencias y un rebrote durante el verano.

Suramérica

Más al sur, está por ver como América Latina digiere el virus. El primer caso detectado oficialmente se dio a conocer en Brasil el 26 de febrero. Desde entones el número de infectados y fallecidos no para de crecer en una región donde el sistema de salud sigue saturado y el personal sanitario sufre por la escasez de material de protección para sí mismos y de atención para los pacientes.

Asimismo, África supera ya los mil fallecidos por coronavirus y roza los 20.000 contagiados. La paz que traerá la erradicación o control del virus se vislumbra lejana pero las consecuencias que sufrirá el mundo comienzan a ser palpables entre las regiones y países que en estos días combaten, con mayor o menor fortuna, el COVID.