El secretario general de la CDU, Paul Ziemiak, pasa por la pantalla en la que se ve a la canciller Merkel durante el 33 Congreso de la formación democristiana

La CDU elige al sucesor de Merkel entre el continuismo o el giro a la derecha

Las elecciones están abiertas en Alemania y sólo hay una certeza que un hombre volverá a liderar el partido después de veinte años

Después de 20 años, el liderazgo de la Unión Cristianodemócrata (CDU) volverá a recaer en un hombre. Una circunstancia que ha hecho recordar a muchos en Alemania la revolución que supuso en 2000 la elección de Angela Merkel como presidenta de la formación y que, en un momento en el que el feminismo se ha colocado en primera línea de frente, teñirá de cierta atmósfera rancia la votación de su sucesor.

Tres candidatos se postularán hoy en un congreso virtual por imperativos de la pandemia: el primer ministro del “Land” de Renania del Norte-Westfalia, el centrista Armin Laschet; un enemigo declarado de la línea de Merkel, Friedrich Merz, y Norbert Röttgen, exministro de Medioambiente, cesado por la canciller en 2012. Tres hombres, tres abogados, tres católicos, los tres provenientes del mismo estado. Solo hay una cosa segura antes de la votación: el nuevo líder del partido de la CDU será un hombre y eso no ha sucedido en mucho tiempo. Lo que estará por ver es si se impondrá el continuismo o el giro derechista. La elección es una pugna entre cambio y continuidad.

Merz sigue como favorito en las encuestas.Su candidatura supone una ruptura al legado de Merkel y en Alemania muchos le comparan con Trump por formar parte del ala más derechista de la CDU y por sus manifiestas críticas a la inmigración. Liberal convencido en lo económico y social, piloto de aviones aficionado, padre de tres hijos, Merz es adepto a los discursos fuertes en materia de seguridad e inmigración. Una posición que podría permitirle recuperar los electores de la CDU que votaron a la extrema derecha en las últimas elecciones. Apoyado por la base del partido, en particular por las Juventudes de la CDU, Merz, que contrajo el COVID-19 la pasada primavera, se vio eclipsado en los últimos meses por dirigentes regionales que gestionaron la pandemia con Merkel.

Laschet, conservador moderado, es un fiel de la canciller con la que mantiene una relación de confianza. Una proximidad que, no obstante, podría convertirse en un obstáculo, ya que este católico practicante y europeísta convencido apenas se diferencia de ella. A la contra, podría beneficiarse del tándem que forma con el ministro de Salud, Jens Spahn, muy popular debido a la epidemia, pese a las críticas sobre la estrategia de vacunación. Por último está Röttgen, que en su día se ganó el apodo de “preferido de mamá” porque sonaba como sucesor de Merkel, aunque finalmente la canciller le expulsó cuando condujo al partido a una desastrosa derrota en las elecciones regionales de 2012 en Renania-Westfalia. Algunos creen que podría ser la sorpresa. Convertido en presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Bundestag, partidario de una línea dura con Rusia, Röttgen promete rejuvenecer y feminizar al viejo partido conservador alemán.

Poder femenino

Hoy muchos recuerdan el punto de inflexión que supuso Merkel. La histórica Unión Cristianodemócrata, el partido de Adenauer, Erhardt y Kohl pasó a ser dirigido por una mujer. Y, al principio, no fue fácil para todos. Muchos observadores políticos se burlaron de la ahora canciller aunque ella, no obstante, siguió su propio camino y al poco tiempo dejó claro que el poder ya no es necesariamente masculino y que el liderazgo tiene éxito incluso sin necesidad de testosterona.

Una máxima que allanó el camino a otras tantas mujeres que poco después, y tras la sombra de la canciller, se hicieron un importante hueco en la política alemana, como fue el caso de la socialdemócrata Franziska Giffey, actual Ministra Federal de Familia, Tercera Edad, Mujeres y Juventud del país. “Es un hecho que el pragmatismo es algo que distingue a muchas mujeres que están en política”, aseguró la ministra.

La caída de su delfina

Un pragmatismo que sin duda ha sido la esencia de Merkel y que incluso se vio reflejado en Annegret Kramp-Karrenbauer, quien se asomó como su sucesora natural. Ambas, a los ojos de los analistas políticos y de la opinión pública en general, se presentaron como modestas y reservadas. Sin embargo, la también conocida como AKK renunció al cargo en 2020 al no contar con el apoyo de una mayoría de la formación. “Tal vez mires más de cerca a las mujeres -dijo la canciller en sus primeros años-, siempre tratas de encontrar un error”.

Un tema que en el caso de Merkel no sumó más que un puñado de titulares. La apariencia de la que en su día se conoció la “niña de Kohl” fue un tema de corto recorrido en tanto que Merkel pronto dejó claro que sería comentada más por sus acciones, que por su peinado o vestimenta. A falta de conocer al ganador, lo que está claro es que será un hombre quien tome el liderazgo de la CDU y solo una buena cuarta parte de todos los miembros de la CDU son mujeres. Son muchos los que hoy también claman a una próxima revolución.