La pandemia en Alemania
Tubinga, la «ciudad milagro»
En esta localidad alemana, sus 80.000 habitantes han recuperado su vida social con test masivos de antígenos rápidos y gratuitos
Mientras Alemania ha vivido la Semana Santa con grandes restricciones, comercios abiertos con aforo muy reducido, todo el ocio, así como hoteles y restaurantes, cerrados desde diciembre, hay una ciudad que el semanario «Der Spiegel» denominó como la ciudad «milagro». Tubinga, en el Estado occidental de Baden-Württemberg, va por libre con una estrategia llamada «Abrir con seguridad». La libertad ha vuelto a la ciudad gracias a los test masivos, pero la estrategia forma parte de un estudio cuyos resultados aún no se conocen.
En la Prensa se asegura que allí se vive de una forma muy parecida a la realidad anterior a la pandemia: compras, restaurantes, cine, teatro, peluquerías... desde el 16 de marzo hasta el 18 de abril duraría como mínimo el experimento, aunque en estos momentos la ciudad se está planteando pararlo por el aumento de los nuevos casos.
Lo que se quiere comprobar es si el empleo masivo de test rápidos proporciona la seguridad necesaria para abrir todos los ámbitos que permanecen cerrados. Los ciudadanos están obligados a hacer una prueba de antígenos cada día que quieran tomar parte en la vida social y dichos test son gratuitos.
A diferencia de la mayor parte de regiones alemanas, en el ayuntamiento de la ciudad se encargaron de comprar dichos test por cuenta propia. El alma detrás de la esperanza tubinguesa es una doctora llamada Lisa Federle, que recibió la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania, la mayor distinción civil del país, por su «consulta sobre ruedas», con la que al comienzo de la pandemia se encargó de hacer test a personas en sus domicilios.
Responsable de la Comisión de la Pandemia en la ciudad, también recaudó donaciones antes de Navidad para comprar miles de test y facilitar de ese modo una festividad más segura. Federle, que milita en la CDU, se ha convertido con su estrategia en un ejemplo para Angela Merkel.
A pesar de que en la ciudad gobierna un alcalde verde, Boris Palmer, Merkel no tuvo reparos en alabar la estrategia de Tubinga. Hace dos semanas la canciller criticaba en el Bundestag la gestión de los ayuntamientos y ponía como ejemplo de buenas prácticas a Tubinga y Rostock. «No estamos impidiendo a ningún alcalde hacer lo que se está haciendo en Tubinga», explicaba, al tiempo que aseguraba que el Estado central no puede organizar la realización de test en las 40.000 escuelas alemanas si los ayuntamientos no se ponen manos a la obra.
Berlín, gobernada por una coalición roji-verde ya ha seguido el ejemplo en parte y desde la semana pasada se permiten las compras o las visitas a los museos tan solo con un test rápido negativo del día.
En Tubinga, se hacen unos 120 test cada hora y unos 3.000 a la semana. Unos 20 minutos tardan los ciudadanos en recibir el resultado en una pulserita con un código QR que puede ser leído con unos receptores a las puertas de los comercios y otros lugares públicos. Los test son obligatorios para todas las personas menores de 14 y son válidos solamente un día. Las tiendas de alimentación, droguerías, farmacias y otros establecimientos esenciales, que permanecían abiertos durante la pandemia, pueden ser visitados sin necesidad de hacer el test como antes.
La libertad de la ciudad ha atraído a personas de otras localidades, con lo que los clientes y usuarios de cines, teatros y otros locales han aumentado en al menos un tercio, según el ayuntamiento, que ahora ha prohibido a los no residentes la posibilidad de visitar los comercios con el test negativo.
A nivel nacional no se han comenzado a aplicar test de antígenos de forma masiva y gratuita hasta hace unas semanas, el 8 de marzo, ya que desde el Ministerio de Sanidad se aseguró durante meses que éstos podrían ofrecer «una sensación de falsa seguridad», además de desconfiar de su validez por no ser tan eficaces como las PCR. Asimismo, los test de uso privado no se han homologado en el país hasta mas o menos la misma fecha, mientras en otros países vecinos ya formaban parte del día a día.
A pesar de las esperanzas en este modelo, la ciudad tiene una incidencia ascendente en las últimas semanas, si bien no tan marcada como la mayor parte del país. La expansión de la llamada variante británica en Alemania, que ya supone alrededor del 90% de las nuevas infecciones, es lo que más preocupa a Merkel y el motivo de que la canciller se plantee ahora un nuevo confinamiento a nivel nacional.
Contagios al alza
La incidencia actual en la ciudad de más de 80.000 habitantes es de más de 99 nuevas infecciones por cada 100.000 habitantes y se ha duplicado en tan solo una semana. La doctora Federle aseguraba al semanario “Wirtschaftswoche” que “si Tubinga no consiguiera bajar el número de nuevos casos, preferiría que hiciéramos una pausa”. Por ahora, han decidido cerrar tan solo la gastronomía a partir del miércoles.
La doctora había dejado claro desde un primer momento que, aunque el experimento fracasase, era necesario realizarlo, ya que se podría comprobar si el cierre masivo está realmente justificado o hay otras formas de controlar las infecciones mediante test masivos. La incidencia ascendente podría deberse en parte a los numerosos turistas llegados de otras ciudades, pero también a que, al parecer, la población se habría relajado con el resto de medidas de seguridad tras la reapertura, de forma que no cuidan el ponerse la mascarilla y formar grupos en espacios públicos, explicaba la doctora en el citado medio.
La ciudad ha restringido la venta de alcohol a partir de las ocho de la tarde para evitar grupos de personas por las calles y a partir de la semana que viene serán obligatorios los test rápidos en escuelas y empresas.
Federle cree que el intento de Berlín, por ejemplo, de abrir con test puede llevar a la ciudad al descontrol de la pandemia, ya que, según ella y el equipo de científicos que realizan el experimento en Tubinga, lo principal es tener un bajo número de infecciones para poder abrir con seguridad. Algo que, hasta ahora, Tubinga también tenía. Es por ello que aún no está decidido si el experimento se prolongará hasta el día en que estaba previsto o se echará el freno de mano.
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