Crisis demográfica

La tristeza del país más feliz del mundo: necesita trabajadores extranjeros urgente

Finlandia tiene una población cada vez más envejecida y busca aliviar su crisis demográfica y mano de obra en el sector informático, metalúrgico o sanitario

La dificultad de su idioma, su dureza climática y la mentalidad estática de su tejido empresarial son los principales hándicaps para captar talento extranjero. EFE
La dificultad de su idioma, su dureza climática y la mentalidad estática de su tejido empresarial son los principales hándicaps para captar talento extranjero. EFEMAURI RATILAINENEFE

Finlandia ha liderado en los últimos cuatro años el ranking de los países más felices del mundo, según el último World Happiness Report, elaborado por una iniciativa global de las Naciones Unidas. Es la primera vez que un país es reconocido tantas veces seguidas, y es que, desde hace décadas, el país báltico es conocido, entre otras cosas, por su fantástico estilo de vida, sencillo para su población y con el que logran vivir de manera excelente. Además, sus buenos servicios públicos y su bajo nivel de criminalidad y desigualdad también son atractivos que hacen a Finlandia un país interesante.

Sin embargo, no todo es oro lo que reluce en el país finés. La población de Finlandia cada vez está más envejecida, con cuatro de cada diez personas que son mayores de 65 años entre sus más de cinco millones de habitantes. En poco tiempo, estos acabarán retirándose de sus ocupaciones y dejarán paso a los más jóvenes; sin embargo, no hay tantos jóvenes ni población activa en el país báltico como para esas futuras -un futuro cercano- bajas, sumado a que habrá que pagar los costes de la población envejecida, y Finlandia necesita gente para trabajar.

Se estima que en 2030, la población mayor de 65 pasará a ser del 40% al 50%, es decir, la mitad de la población finlandesa. El Gobierno de Finlandia asegura que necesitan trabajadores extranjeros de forma urgente, ya que no hay suficiente gente en el país para esos puestos.

“Un gran número de empresas y organizaciones finlandesas están muy apegadas al uso del finés, y de un finés muy fluido. Pero como la falta de mano de obra se agudiza, vemos empresas que buscan otras soluciones”, dice Saku Tihveräinen, de la agencia Talented Solutions.

Sin duda, Europa se enfrenta a un envejecimiento demográfico general, pero es este país escandinavo quien tiene el mayor problema en este aspecto. Tiene el mayor déficit de trabajadores calificados dentro de la OCDE, y el Gobierno estima que necesitará entre 20.000 y 30.000 personas extranjeras al año que vengan a trabajar a Finlandia. Sanitarios españoles, metalúrgicos eslovacos, informáticos o expertos marítimos rusos, indios o filipinos son algunos de los profesionales que se están buscando en el país.

La dificultad de su idioma, su dureza climática y la mentalidad estática de su tejido empresarial son los principales hándicaps para captar talento extranjero. Y es probablemente la mentalidad la que genera más barreras para los nuevos trabajadores. Tihveräinen pone un ejemplo en el que una empresa cambió el idioma de trabajo por inglés en lugar del finés y, en solo seis meses, encontró 2.000 nuevos trabajadores.

El alcalde de Helsinki, Jan Vapaavuori, movilizó a grandes empresas de comunicación para mejorar el atractivo y la notoriedad de la ciudad. El alcalde confía en la inmigración asiática y en el cambio de prioridades provocado por la pandemia que, según él, reforzó los valores de su ciudad: “segura, funcional, fiable y previsible”.

Las empresas y el gobierno están reconociendo el problema, e intentarán solucionarlo antes de que sea demasiado tarde.