Pandemia

El Gobierno británico, acorralado por las polémicas en medio del aumento de los contagios

El nuevo ministro de Sanidad publicó un controvertido tuit en el que pedía que la gente no se «acobarde» ante el coronavirus

El ministro de Sanidad británico Sajid Javid
El ministro de Sanidad británico Sajid JavidHenry NichollsREUTERS

Pasan los meses, los ministros y los asesores, y el Gobierno británico de Boris Johnson parece atado a una eterna espiral de polémicas. La última surgía este domingo alrededor del nuevo ministro de Sanidad, Sajid Javid, después de que éste publicara un tuit en el que pedía a los británicos que no se acobardaran por el coronavirus.

Unas palabras que Javid incluía en el mensaje en el que anunciaba que se había «recuperado totalmente» de la enfermedad después de contagiarse hace una semana, así como pedía que la gente que aún no se ha vacunado, lo haga lo antes posible. El mensaje, que posteriormente eliminó, decía lo siguiente: «Me he recuperado completamente del Covid una semana después de dar positivo. Los síntomas fueron muy leves, gracias a las increíbles vacunas. Por favor, si aún no lo has hecho, ponte la vacuna, a medida que aprendemos a vivir con este virus, en lugar de acobardarnos».

Unas polémicas palabras que han vuelto a poner al Gobierno de Johnson en un aprieto ante la falta de tacto en algunos de sus mensajes. Sajid Javid, que fue nombrado nuevo ministro de Sanidad hace apenas un mes, pidió disculpas por la utilización del verbo acobardarse y asegura que nunca quiso «minimizar el impacto» que ha tenido el virus.

Desde la oposición acusan al Gobierno de Johnson de denigrar a aquellos que respetan las normas e «intentan mantenerse seguros, así como a sus familias», mientras que para Jo Goodman, fundadora de un grupo de víctimas, las palabras de Javid son «profundamente insensibles». Angela Rayner, líder adjunta del Partido Laborista, dijo que 127.000 personas han muerto a causa de este virus y «decenas de miles de las cuales todavía estarían aquí si no fuera por los catastróficos fracasos de su gobierno», dijo en Twitter.

Precisamente el positivo del ministro de Sanidad fue el causante de otra polémica en la que se vio salpicado Boris Johnson hace apenas una semana. Tras el anuncio de que tanto el primer ministro, como el ministro de Finanzas, Rishi Sunak, habían estado en contacto con Sajid Javid, ambos debían permanecer en cuarentena como cualquier británico.

Sin embargo, en un principio, Johnson y Sunak aseguraron que en lugar de aislarse, probarían a someterse a un test diario como forma de control, algo que provocó la indignación de la oposición y numerosas críticas. Finalmente, ambos rectificaron y han permanecido confinados durante la última semana.

Si el comienzo de Javid al frente del ministerio de Sanidad no parece haber sido idílico, la salida de su antecesor no fue precisamente un camino de rosas.Matt Hancock dimitía de su cargo hace un mes después de que el diario «The Sun» publicara unas imágenes en las que aparecía besando a su asesora, siendo ambos de diferentes grupos de convivencia. La dimisión de Hancock fue un duro golpe para el Gobierno de Johnson al haber incumplido precisamente una de las reglas que su ministerio había pedido a todos los británicos, la de respetar la distancia social.

Pero la amenaza a la imagen de Boris Johnson y los suyos no viene únicamente desde dentro. Desde que dejara su cargo de asesor estrella del primer ministro, Dominic Cummings continúa removiendo los cimientos del Partido Conservador con filtraciones y declaraciones que dejan en muy mal lugar a Boris Johnson.

Esta misma semana, en una entrevista con la cadena pública BBC, Cummings llegó a asegurar que Johnson había sido reacio a endurecer las restricciones el pasado otoño, mientras crecían los contagios por Covid, ya que aquellos que estaban falleciendo eran «esencialmente mayores de 80 años».

El que fuera mano derecha del primer ministro y arquitecto de la campaña en favor del Brexit, reveló también que Johnson prefería que la Covid «pasara como una ola por el país», antes que destruir la economía. Asimismo, el líder «tory» habría insistido en asistir a sus reuniones semanales con la Reina, a pesar de que sabía el riesgo que suponía para ella si resultaba contagiada.

La espiral de controversia continúa acechando a Johnson y los suyos, mientras desde Europa miran asombrados cómo desde el pasado lunes (con el llamado «Día de la Libertad») las restricciones han desaparecido en Inglaterra, a pesar de encontrarse inmersos en una nueva ola de contagios. La tercera, según las cuentas del Gobierno británico. Para mediados de agosto podrían alcanzarse incluso los 100.000 contagios diarios, con la variante Delta campando a sus anchas.