Ofensiva

Los talibanes reconquistan Afganistán 20 años después

Los «muyahidines» sellan una fulgurante campaña militar con la simbólica rendición de Kabul; el presidente afgano, Ashraf Ghani, huye del país y allana el camino a los insurgentes

Con una celeridad que no habían previsto las agencias de inteligencia internacionales ni los mayores expertos, los talibanes culminaron este fin de semana su fulgurante ofensivapara recuperar el poder en Afganistán dos décadas después de ser derrotados por las fuerzas de EE UU y de la OTAN. Tras hacerse con el control de la gran mayoría de capitales provinciales y del conjunto del norte del país, los talibanes sellaron ayer su exitosa campaña con la entrada en Kabul, cuya rendición negocian con las autoridades afganas. A primera hora de la mañana del domingo, los talibanes conquistaban sin resistencia la ciudad de Jalalabad, quinta ciudad de Afganistán, situada en la provincia oriental de Nangarhar. En la víspera habían hecho lo propio con la ciudad de Mazar-i-Sharif, capital de la provincia de Balj, la última aún en manos del Gobierno local en el norte y símbolo de la resistencia contra los talibanes en los años 90. Efectivos de las fuerzas armadas afganas de la zona cruzaban la frontera y huían a Uzbekistán. Espoleados por la retirada de las fuerzas militares extranjeras –Estados Unidos preveía poner fin a su presencia militar de 20 años el próximo día 31– y teniendo enfrente unos efectivos incapaces y desmoralizados, en menos de dos semanas los talibanes se han hecho con 26 de las 34 capitales provinciales de Afganistán.

Los fundamentalistas conquistaron también en la jornada de ayer la base aérea de Bagram, a menos de 60 kilómetros de Kabul, otrora gran centro de coordinación militar estadounidense. Según la agencia rusa Sputnik, los insurgentes aprovecharon también para liberar a 5.000 presos de una cárcel de la zona en que permanecían recluidos miembros talibanes y yihadistas del Estado Islámico. Ya solo quedaba Kabul, completamente aislada.

Y la llegada de los fundamentalistas a la capital, de más de cuatro millones de almas, no se hizo esperar. Los fundamentalistas aguardan apostados desde este domingo en los distritos del norte, oeste y sur de Kabul, esperando culminar su exitosa entrada en el centro de la capital afgana en las próximas horas. Entre tanto, los talibanes aseguraban ayer a los vecinos de Kabul que no tomarán la ciudad por la fuerza y que «sus propiedades y vidas están a salvo». Asimismo aseveraron que facilitarán las salidas de Kabul a la población civil, aunque avisando de que «necesitan a todos» para la nueva etapa que se abre en el país. Según los insurgentes, que en la tarde de ayer ocupaban el palacio presidencial, el control total del país «será cuestión de días». El Gobierno afgano, impotente y con unas fuerzas armadas derrotadas, no podía sino certificar la presencia de los talibanes «por todas partes».

Ghani se refugia en Tayikistán

En plenas negociaciones contra los fundamentalistas para evitar una transición violenta del poder, en la tarde de ayer se confirmaba la huida del presidente afgano Ashraf Ghani. El ex mandatario, que había llegado al poder tras imponerse en las urnas en septiembre de 2014, ya se encuentra en Tayikistán. «El antiguo presidente afgano ha abandonado la nación dejando al país en esta difícil situación», confirmó el jefe del Alto Consejo para la Reconciliación Nacional y viejo adversario del ex mandatario, Abdullah Abdullah.

Por su parte, el ministro del Interior afgano garantizaba en un mensaje grabado ante las cámaras una «transferencia pacífica del poder hacia un gobierno de transición». Un plan que se encargaban de desmentir mandos del grupo fundamentalista, que a última hora de la tarde de ayer avanzaban su entrada a las calles de la capital para evitar «el caos y los saqueos» ante la huida de las fuerzas de seguridad y policiales de sus puestos de control. El ministro del Interior en funciones decretó un toque de queda. Las restricciones comenzaron a las 21.00, hora local (las 18.30 hora peninsular española) y afectaron a todas las zonas de la capital, de acuerdo con el anuncio recogido por Khaama Press.

Las calles de Kabul vivían ayer escenas de caos, con atascos, columnas de humo y presencia de helicópteros en el cielo del distrito internacional. El miedo domina en una ciudad aterrorizada por el regreso a las formas rigoristas de Gobierno de los talibanes, con una población dividida entre quienes tratan de huir y quienes de momento optan por buscar refugio en sus casas. «No queremos luchar» aseguraban algunos vecinos de la capital a la agencia Reuters. Numerosos fueron los ciudadanos que hacían cola ante cajeros automáticos con objeto de retirar dinero en efectivo este domingo. Otros, llegados en su mayoría de zonas rurales cercanas a la capital, pasaban la jornada en explanadas y parques a la espera de noticias. También los hubo que pusieron destino al aeropuerto para escapar.

Entretanto, decenas de miles de personas han venido llegando a la capital desde otros puntos del país en las últimas jornadas –hasta 120.000 según los últimos registros– tratando de escapar de la violencia al último lugar relativamente tranquilo del país. Hasta ayer. «Todas las partes del país han quedado bajo el control del Emirato Islámico», aseguraba el portavoz principal de los talibanes ayer. Un día que pasará a la historia.