Testimonio

El ex ministro afgano que trabaja como “rider” en Alemania: “Estamos cansados de la guerra”

Sayed Sadaat dirigió la cartera de Comunicaciones hasta 2018, pero el año pasado llegó a Leipzig para aprender alemán y ahora reparte comida en bicicleta

El ex ministro de Comunicaciones de Afganistán, en la ciudad alemana de Leipzig, donde trabaja como repartidor de comida
El ex ministro de Comunicaciones de Afganistán, en la ciudad alemana de Leipzig, donde trabaja como repartidor de comidaCarmela NegreteCarmela Negrete

Cafés con jóvenes estudiantes y tiendas de alimentación turcas y árabes dan vida al barrio de Neustadt, en Leipzig. Esta capital del este alemán desde hace unos años es considerada la «nueva Berlín» por su movida cultural y los precios relativamente bajos de alquileres y del costo de vida. Aquí decidió venir Sayed Ahmad Shah Sadaat a «aprender alemán», asegura, quien también tiene la nacionalidad británica. Este afgano de 49 años fue refugiado en su juventud, estudió en la Universidad de Oxford ingeniería y trabajó en una decena de países diferentes, entre ellos España, donde formó parte de Telefónica, según cuenta.

Más tarde estuvo en Afganistán como asesor del gobierno y fue nombrado ministro de Comunicaciones en su país. «Mi objetivo era convertir la red de telecomunicaciones de mi país en una red segura, barata y rápida». Con ese objetivo habría liberalizado el sector y concedido cuatro licencias a otras empresas para acabar con el monopolio existente. El presidente le llamó para participar en el gobierno. «No tenía problemas financieros», explica el tecnócrata, que llega a la cita con LA RAZÓN en pantalones vaqueros y zapatillas deportivas.

Sayed Sadaat se ha hecho famoso en Alemania y ha aparecido en medios internacionales porque trabaja para Liferando repartiendo comida en bicicleta por Leipzig. Disconforme con el gobierno afgano, en 2018 dimitió de su puesto. Según explica, antes de venirse a Alemania estaba a punto de presentar su propio partido y contaba con un equipo preparado. Tras dejar la política trabajó en Afganistán para empresas de comunicaciones hasta que recaló en Leipzig.

En Alemania se siente seguro: «No he hecho nada malo en mi país ni me persiguen por nada». Asegura que quien llega a la política con dinero, cuando sale de ella sigue teniéndolo. «Pero en mi caso no era así, así que tampoco busqué la forma de enriquecerme». Ante la pregunta de si volverá mientras sean los talibanes quienes gobiernen el país, se muestra abierto y repite que han anunciado una amnistía, y que «la población necesita a expertos». Aunque si encuentra una oferta de alguna empresa de comunicaciones alemana, se quedaría en el país, explica. Otra opción sería para él «trabajar como asesor del gobierno en Berlín» sobre cuestiones relacionadas con Afganistán. Los alemanes le parecen simpáticos, pero reconoce que sin saber alemán es complicado encontrar un trabajo cualificado y es por ello que después de conseguir su permiso de residencia comenzó a trabajar en lo primero que encontró.

A la pregunta de si cuando dejó su país en diciembre de 2020 se imaginaba que los talibanes se harían con el control responde que «nadie esperaba que sucediese tan rápido», pero asegura que «la gente está cansada de la guerra». No tiene miedo de los talibanes porque, asegura, «han anunciado una amnistía para todos, sean civiles o no». Según él, la guerra y las diferencias sociales crecientes han aumentado la insatisfacción en el país. «Ni siquiera el ejército ha luchado».

Los talibanes estarían en condiciones de gobernar el país porque «seguramente cambiarán los líderes políticos, pero tienen a los expertos técnicos». El hecho de que Estados Unidos haya negociado con los talibanes y no con el gobierno su retirada muestra «la capacidad que tienen». Sayed cree que los talibanes tratarán de atraer a los expertos que se hayan ido al extranjero y que «han aprendido de los errores que cometieron en el pasado» porque la guerra civil destruyó el país y ellos «estuvieron aislados de la comunidad internacional».

Para él, salir del país fue una opción personal relacionada con su carrera, asegura. «Hablar tres idiomas es una ventaja y el alemán está muy demandado últimamente en las empresas de telecomunicaciones», asegura. «Mi mensaje a vuestro público es que trabajen con los talibanes, ya que es la única forma ahora mismo de alcanzar la estabilidad en el país».

De ese modo se conseguiría el principio del fin del sufrimiento del pueblo afgano porque el país funcionaría mejor económicamente. «Los parados son los que son reclutados por los grupos terroristas, por eso es importante la independencia económica para pacificar el país». Por otro lado, la política de cero tolerancia al comercio de opio que los talibanes han anunciado «será positiva para todo el mundo». Sayed piensa que los países extranjeros pueden presionar ofreciendo ayudas a cambio de que se respeten los derechos de las mujeres, que las jóvenes puedan ser educadas y los derechos humanos.