Una huida desesperada

El éxodo afgano se topa con las fronteras cerradas

Decenas de miles de afganos se acumulan en las fronteras con Pakistán e Irán huyendo de los insurgentes tras el fin de las evacuaciones

Consumada la salida definitiva de las fuerzas extranjeras y clausurado el aeropuerto de Kabul, decenas de miles de personas tratan en estas horas de escapar del nuevo régimen talibán a través de las fronteras terrestres de Afganistán. Sin embargo, no va a ser nada fácil que abandonen territorio de Afganistán toda vez que los países vecinos han sellado sus fronteras, a pesar de la llamada de Naciones Unidas. Entretanto, camino de las tres semanas desde su llegada triunfal a la capital afgana, los fundamentalistas han sido aún incapaces de anunciar la composición del nuevo Gobierno.

Uno de los países vecinos, Pakistán, decidió ayer cerrar uno de los últimos pasos fronterizos que mantenía abiertos con Afganistán (ambos países comparten más de 2.500 kilómetros de divisoria terrestre). La consecuencia inmediata de la decisión de Islamabad han sido las estampidas de personas que se han producido en el paso de Chaman, segunda frontera comercial entre Afganistán y Pakistán. En una de ellas fallecía este jueves al menos una persona, según la CNN. Desde Islamabad se asegura no estar en condiciones de admitir más refugiados; en torno a tres millones de afganos, llegados desde tiempos de la invasión soviética, viven en Pakistán. Miles de personas siguen aguardando junto a la frontera pakistaní para poder huir de suelo afgano.

Por su parte, Turquía refuerza sus fronteras con Irán para bloquear un éxodo afgano desde Irán, que, a su vez, mantiene las suyas selladas aunque reconoce que varios miles de personas acceden a su territorio desde Afganistán cada día. De acuerdo con los datos de Naciones Unidas –que denuncia la “catástrofe humanitaria” e insiste a los países vecinos de Afganistán para que abran sus fronteras y establezcan espacios de acogida-, más de medio millón de afganos se han visto obligados a abandonar sus casas huyendo de la violencia y tratan de salir del país. Pese al temor europeo a que se produzca en los próximos meses un éxodo masivo de población desde el país de Asia Central, varios Estados miembros de la UE se han ofrecido a acoger ya a miles de afganos en situación de especial vulnerabilidad.

Mientras los fundamentalistas se deciden por anunciar la composición del gobierno “inclusivo” prometido –parece claro que junto al gabinete habrá un consejo rector y un líder supremo por encima de ambos-, el nuevo régimen comienza a exhibir su nueva identidad y simbología. Parece claro que la bandera blanca con la profesión de fe musulmana impresa en negro será la bandera del emirato islámico, la cual se fabrica masivamente en las últimas horas. A pesar de un panorama económico y social crítico, la vida trata en las últimas horas de abrirse paso en Kabul. Una nueva normalidad se impone poco a poco.

Manifestación de mujeres en Herat

En la ciudad de Herat, al oeste del país, un grupo de mujeres afganas se manifestó este jueves para defender sus derechos, incluida su presencia en el nuevo Gobierno, en plena cuenta atrás para que los talibanes desvelen al fin la estructura del nuevo Estado. “Es nuestro deber tener educación, trabajo y seguridad” o “No tenemos miedo, estamos unidas” fueron algunos de los lemas que coreó el reducido grupo de mujeres –medio centenar- en las calles de la ciudad afgana cercana a la frontera iraní.

Lo cierto es que la de Herat –las protagonistas de las protestas aseguran que las llevarán a otras localidades- es una expresión pública de descontento que habría sido imposible en los cinco años (1996-2001) en que los talibanes gobernaron Afganistán antes de ser derrotados por las fuerzas de la OTAN. Con todo, parece claro a tenor de las declaraciones de los portavoces talibanes que no habrá representación femenina alguna en la alta dirección del Estado.

Lejos de Herat, en la provincia de Panshir, volvieron este jueves a producirse enfrentamientos armados en la provincia de Panshir, la única demarcación territorial que no se encuentra bajo control talibán. Según el medio local Tolo News, los integristas reivindican la recuperación de la zona central del distrito de Shutul entre otras posiciones de la resistencia, que aseguran ha perdido a 34 combatientes. Algo que las fuerzas leales a Ahmad Massoud, el hijo del célebre señor de la guerra apodado como el ‘León de Panshir’, niegan, aseverando, a su vez, que los talibanes han sufrido centenares de bajas en los citados combates. La guerra de cifras se ha desatado, al tiempo que parece abandonada por las dos partes la inicial apuesta negociadora.

Aunque por el momento las potencias occidentales evitan hablar de establecimiento de relaciones diplomáticas con Afganistán -no es el caso de Rusia, China o Qatar-, todo apunta a que el régimen talibán comenzará a abrir líneas de comunicación con más Estados en las próximas semanas. Este jueves lo reconocieron las autoridades británicas.

“La realidad es que no reconoceremos a los talibanes en el futuro próximo pero creo que hay margen importante para el compromiso y el diálogo”, aseguraba el secretario de Estado del Reino Unido Dominic Raab en visita en Doha. El antiguo líder talibán Sayed Muhammad Tayyab Agha pedía ayer a la comunidad internacional que reconozca al nuevo régimen y no aisle a Afganistán, que aguarda entre impaciente y preocupado los nombres y los hechos del inminente gobierno.