Antivacunas

La historia del dentista negacionista que se puso un brazo de silicona el día que se vacunaba

Guido Russo, investigado por un presunto delito de fraude contra el Estado, quería conseguir el pasaporte verde pero es contrario a las vacunas

El dentista Guido Russo de 57 años que se puso un brazo de silicona para evitar la vacuna
El dentista Guido Russo de 57 años que se puso un brazo de silicona para evitar la vacunaLa RazónLa Razón

En la puerta de su clínica en la ciudad de Biella, en la región italiana de Piamonte, Guido Russo había colgado un cartel que era más que una declaración de intenciones: “La presentación del pasaporte sanitario es exclusivamente voluntaria”, decía el letrero. El dentista, de 57 años, era contrario al pasaporte sanitario que en Italia es obligatorio para trabajar y para realizar cualquier actividad de ocio como acceder al interior de un restaurante, entrar en un museo o viajar en avión. Los dentistas, así como todos los profesionales del sector sanitario, están obligados además a vacunarse para poder ejercer su profesión desde la pasada primavera.

Guido Russo había conseguido burlar las restricciones durante todo este tiempo hasta que el Gobierno italiano aprobó recientemente el pasaporte sanitario reforzado -en vigor desde este lunes-, que restringe aún más las actividades de los no vacunados y aumenta los controles. Convencido de que no podría seguir evitando la vacuna por mucho tiempo, decidió presentarse en el centro de vacunación con un brazo de silicona para recibir el pinchazo que le permitiera conseguir el ansiado documento. Pero la experimentada enfermera Filippa Bua, de 60 años, no tardó en descubrir la farsa.

“Al principio sentí pena por él porque pensé que tenía una prótesis y le había obligado a darme el brazo equivocado, pero después admitió que había usado un brazo falso a propósito para evitar ser vacunado. Fue humillante que pudiera pensar que no me daría cuenta”. Tras ser descubierto, el médico no se rindió e insistió para que la enfermera hiciera la vista gorda, pero la sanitaria no aceptó. “No creo en la vacuna. No me he vacunado y no quiero hacerlo, pero necesito el pasaporte sanitario para poder trabajar”, declaró el dentista tratando de justificarse.

La Fiscalía ha abierto una investigación por un presunto delito de intento de fraude contra el Estado, mientras que el Colegio de Médicos de Biella ha mostrado su “indignación profunda” por la actuación de uno de sus inscritos. Más severo aún ha sido el presidente de la región del Piamonte, Alberto Cirio, que ha definido la opereta como “una ofensa al sistema sanitario”.

Su caso ha sido el más mediático, pero Guido Russo no es ni mucho menos el único sanitario que rechaza la vacuna. Al menos 281 médicos y sanitarios no vacunados trabajan en hospitales, ambulatorios y clínicas privadas a pesar de estar suspendidos, según un reciente informe. En Italia el 12% de la población vacunable rechaza inyectarse la vacuna.

A partir de esta semana, sin embargo, quien no tenga la pauta completa o haya superado la enfermedad no podrá descargarse el ‘súper certificado verde’, como han bautizado en el país transalpino al pasaporte covid reforzado, que hasta el 15 de enero será imprescindible para realizar cualquier actividad de ocio o viajar en el transporte público local, y no sólo en aviones y trenes de largas distancia como hasta ahora. Quién no disponga del ‘salvoconducto’ se enfrentará a multas de entre 400 y 1.000 euros.