"Bongbong", presidente
El hijo del dictador Marcos arrasa en las elecciones de Filipinas
El recuento no oficial le otorga una victoria aplastante en las presidenciales celebradas hoy
Casi dos décadas después de que su padre y tocayo fuera depuesto por una revolución civil y la familia fuera desterrada al exilio, Ferdinand “Bongbong” Marcos se ha erigido por goleada como presidente de Filipinas, decidido a rehabilitar la sombría dictadura de su padre y culminar el retorno de su dinastía desde la clandestinidad a la cima del poder político.
La hija del polémico presidente saliente, Sara Duterte-Carpio, se alzó a su vez con una amplia victoria por la vicepresidencia. Ambos forman una alianza que ha alarmado tanto a activistas por los derechos humanos como a analistas políticos o líderes religiosos.
Durante tres meses se han celebrado una serie de mítines de campaña en los que Marcos, de 64 años, y su compañera de fórmula, la alcaldesa de la ciudad de Davao e hija de Rodrigo Duterte, han sido recibidos como auténticas estrellas de rock por oleadas de simpatizantes.
La pareja, que forma parte del “UniTeam” ha sido criticada por su campaña de desinformación agresiva en las redes sociales, con vídeos en Facebook y TikTok de personas influyentes populares, todo diseñado para desacreditar a los principales medios de comunicación y cultivar la nostalgia por la dictadura del padre de Marcos.
Nunca un candidato en las elecciones posteriores a la revolución del poder popular de 1986 había alcanzado una cifra tan alta en las encuestas previas a las elecciones. Ni siquiera Benigno “Noynoy” Aquino III, que fue catapultado a la carrera presidencial de 2010 por la enorme simpatía de la opinión pública por la muerte de su madre unos meses antes.
En un país que parece haber olvidado los episodios más tenebrosos del pasado, alrededor de 67 millones de personas acudieron a las urnas para elegir al sucesor del controvertido presidente Duterte. Desde antes del amanecer, los votantes ataviados con mascarillas y bajo un calor asfixiante formaron largas colas para depositar su voto en 70.000 colegios electorales de todo el archipiélago. Además de elegir al presidente, al vicepresidente, a los senadores y a los 300 diputados, los votantes, repartidos por las 2.000 islas del país, han depositado sus votos también por 18.000 representantes, entre alcaldes y gobernadores.
Como telón de fondo, la violencia electoral estalló en el el país durante el fin de semana y el lunes, después de que un tiroteo entre dos grupos vinculados a los opositores dejara cuatro muertos y un ataque con granadas hiriera a otros nueve.
Por otra parte, la Policía local de la ciudad sureña de Maguindanao aseguró que se dispararon cinco granadas contra un ayuntamiento, lo que provocó un intercambio de balas con la Policía. En Lanao del Sur, vídeos difundidos en redes sociales mostraban a personas irrumpiendo en un colegio electoral para destruir papeletas y máquinas.
En Filipinas, donde el Gobierno desplegó el lunes 270.000 efectivos policiales y militares para impedir este tipo de ataques, la violencia y las acusaciones de fraude suele ensombrecer los comicios.
Durante sus 21 años de Gobierno, se cree que esta familia -Ferdinand Marcos e Imelda Marcos- malversó entre 5.000 y 10.000 millones de dólares, mientras que la deuda nacional se disparó hasta los 26.000 millones de dólares. Tras ser derrocados por la Revolución del Poder Popular de 1986, la familia huyó a Honolulu en un avión lleno de dinero, diamantes y arte. El patriarca murió en el exilio en septiembre de 1989, y dos años después se permitió a su familia volver.
Cuando “Bongbong” decidió presentarse a la vicepresidencia en 2016, Ilagan y otros supervivientes de la ley marcial formaron la Campaña contra el Regreso de los Marcos y la Ley Marcial, para recordar al público las violaciones de los derechos humanos cometidas por el último presidente Marcos.
Ferdinand Jr. perdió esa contienda frente a la vicepresidenta Leni Robredo, ahora su principal oponente en las elecciones presidenciales de 2022, pero su popularidad siguió creciendo.
Hasta ahora ningún presidente ha conseguido atajar la corrupción o la desigualdad de la riqueza en el Estado insular del sudeste asiático. Millones de personas siguen viviendo por debajo del umbral de la pobreza, y una encuesta de 2019 reveló que el 64% de los hogares filipinos sufren inseguridad alimentaria. Como en muchos lugares, la pandemia ha exacerbado estos problemas, haciendo que la gente esté aún más abierta a un líder hombre poderoso.
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