Alarma

Estados Unidos enfrenta la mayor crisis de escasez de leche de bebé: “Es devastador ver la desesperación de los padres”

La pandemia y el cierre de uno de los mayores productores de este alimento infantil han provocado el desabastecimiento

Un estante de leche en fórmula para bebés casi vacío en Las Vegas
Un estante de leche en fórmula para bebés casi vacío en Las VegasDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Estados Unidos enfrena una crisis de escasez de fórmula para bebé sin precedentes, que se originó durante la pandemia por el brote de COVID y se agravó al retirar el producto contaminado de la principal fábrica del país tras varios casos de intoxicación bacteriana. Meses después, la problemática nacional todavía persiste para millones de padres estadounidenses por los problemas en la cadena de suministro.

En un gesto sin precedentes, el presidente Joe Biden invocaba la semana pasada la “Ley de Producción de Defensa” para aumentar la producción nacional de fórmula de bebé, después de que la mayor fabricante, Abbott Nutrition, se viera obligada a cerrar sus puertas en febrero. La empresa reabrirá finalmente sus plantas de Michigan, después de llegar a un acuerdo con el Gobierno para reanudar su actividad, y también realizará envíos de la leche de fórmula desde sus instalaciones en Irlanda.

Aunque, a pesar de la reapertura, la farmacéutica necesitará entre seis y ocho semanas para restablecer con nuevas fórmulas para bebés las estanterías de los supermercados. En respuesta a la creciente presión social, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), se reunió con fabricantes de fórmula infantil para solicitar que incrementen su producción, instando también a los comerciantes a imponer limites en los precios de venta.

Millones de padres en todo el país se enfrentan, con mucha preocupación, a una grave situación sin precedentes: no poder alimentar a sus hijos con la leche de fórmula que necesitan, esencial para su crecimiento y sano desarrollo, especialmente durante los primeros meses de vida. Ante la frustración de no contar con el producto necesario, muchos padres se han visto obligados a racionar la leche para sus bebés o diluir la fórmula, una decisión que podría traer graves consecuencias para la salud de los más pequeños.

Las madres sin seguro médico, salarios bajos y largas jornadas laborales que no pueden dar el pecho a sus hijos están siendo las más afectadas por la actual problemática, del mismo modo que los padres que tienen bebés con alguna patología o intolerancia y que requieren la ingesta de un tipo determinado de fórmula.

“Es devastador ver la desesperación de padres con niños tan pequeños que ven que no pueden alimentar a sus hijos”, cuenta Ana Cobos a LA RAZÓN desde la Costa Oeste de Estados Unidos. Residente en Los Ángeles, esta madre española está presenciando con incertidumbre la escasez de leche en polvo. Aunque, a la vez, “es esperanzador ver cómo la comunidad trata de ayudarse proporcionando leche a los demás si no disponen de ella y ofreciendo información sobre cómo encontrarla”, añade.

Ante la escasez, muchos padres desesperados han recurrido a la compra por internet, pagando cifras desorbitadas por el producto de primera necesidad. Las grandes compañías distribuidoras del país también han limitado su venta por persona, aunque a precios mucho más elevados de lo habitual para aquéllos pocos afortunados que todavía pueden encontrarla.

Estos días, los grupos de padres en redes sociales normalmente destinados a conversaciones sobre la crianza, actividades con niños o búsqueda de cuidado infantil “se han convertido en un grito de ayuda continuo para poder encontrar la leche de fórmula, sobre todo para los niños que tienen una necesidad especial por intolerancia o sensibilidad” al producto regular, explica Cobos.

Problemática social que se ha trasladado al terreno político, con fuertes críticas de la oposición a la Administración Biden. El presidente demócrata se veía obligado a autorizar de emergencia al Departamento de Defensa el uso de aviones militares y comerciales para hacer frente a la escasez del producto y poder transportarlo desde el extranjero, cumpliendo con los estándares internacionales.

Así, este domingo llegaba a Indianápolis (Indiana) el primer cargamento con 35 toneladas de leche de fórmula procedentes de Alemania y Suiza para abastecer la crisis de falta de suministro en Estados Unidos y las graves consecuencias a las que se enfrentan cientos de miles de familias del país. Los preparativos para poner en marcha un segundo envío en los próximos días ya se han puesto en marcha, con otros 114 palés de la fórmula especial para bebés.

Estanterías vacías o, en su defecto, con los precios multiplicados al alza muestran la realidad que atraviesan la mayoría de los establecimientos de pequeñas y grandes ciudades. “Debido a una escasez de leche de fórmula en toda la industria, algunos artículos y tamaños no se están produciendo actualmente”, puede leerse en los carteles que cuelgan de la sección infantil en los supermercados del país, invitando a los clientes en muchos casos a visitar la página web de las empresas fabricantes para más información.

Pero no todo vale en casos de emergencia y la picaresca de aquéllos que intentan aprovecharse de la desesperación de las familias con bebés podrá tener otras represalias. A partir de ahora, y tras declarar “el estado de emergencia” en Nueva York por la escasez de fórmula infantil en todo el país, los padres a los que se cobre una cantidad superior a la habitual por la leche de sus bebés tendrán la posibilidad de reclamar a las autoridades presentando una queja oficial al Departamento de Protección al Consumidor y al Trabajador.

“Este decreto de emergencia nos ayudará a tomar medidas enérgicas contra cualquier minorista que intente sacar provecho de esta crisis, aumentando los precios de este bien esencial”, declaró el alcance de Nueva York, Eric Adams, a través de un comunicado. “Nuestra ciudad hará todo lo que esté en su mano para ayudarles durante este difícil periodo”, añadió el edil en referencia a las madres y a las familias con dificultades.