Movilización rusa

Antes la muerte que volver al frente ucraniano

Los testimonios de los reclutas rusos para no ir a la guerra en Ucrania. Con todo, la resistencia organizada a este tipo de comportamiento ha sido escasa porque, en su mayoría, los hombres llamados a filas proceden de las comunidades más pobres y marginadas de Rusia

Hombres con uniforme de soldados del Ejército Rojo asisten a un desfile que conmemora el 80 aniversario de la victoria soviética en la batalla de Stalingrado
Hombres con uniforme de soldados del Ejército Rojo asisten a un desfile que conmemora el 80 aniversario de la victoria soviética en la batalla de StalingradolarazonAgencia AP

Cada vez hay más información sobre lo que ocurre en el frente de batalla. Casi un año después del inicio de la invasión rusa, a pesar de que muchos en la sociedad siguen creyendo a pies juntillas la propaganda del régimen ruso, los que han ido a combatir y logrado sobrevivir no quieren volver.

Cuando Mikhail Lyubimov regresó al piso de su madre en la capital rusa en enero, era un joven muy diferente del que había ido a luchar a la invasión rusa de Ucrania.

Lyubimov pasó tres meses en el frente, donde el joven de 25 años presenció escenas horribles. Aquejado de ataques de pánico, empezó a beber en exceso.

Pero cuando le ordenaron volver a su unidad para un segundo período de servicio, decidió que ya no podía aguantar más.

La víspera a tener que presentarse para acudir de nuevo al frente, se arrojó por la ventana de un décimo piso, a la vista de su madre, y murió.

Su trágica historia, difundida por el “Daily Mail” ofrece una visión reveladora del estado del Ejército ruso.

Asimismo, el diario británico cuenta cómo un recluta ruso describió recientemente que vio a un soldado desesperado quitarse la vida después de probar por primera vez la guerra.

“Explotó una granada en sus manos”, aseveró.

“Se partió por la mitad ante mis ojos”, confesó.

Cada ruso usa su técnica para evitar luchar en el frente ucraniano.

Comparación de fuerzas militares
Comparación de fuerzas militaresMiguel Roselló

Algunos, para conseguir que no los envíen a Ucrania se declaran “no aptos” por cuestiones sanitarias. Si en España la miopía y los “pies planos” lograban que no hicieras el servicio militar obligatorio, en Rusia están recurriendo a otro tipo de medidas más bruscas.

Se han publicado en internet vídeos espantosos en los que se ve a hombres que piden a sus amigos que les destrocen los brazos o las piernas con mazos. Las búsquedas en internet sobre “cómo romperse un brazo” o “cómo romperse una pierna en casa” se han disparado en Rusia desde que se anunció la famosa “movilización parcial” de Putin hace cinco meses.

El “Daily Mail” recuerda que aunque el servicio militar obligatorio en Rusia terminó oficialmente a finales de octubre, cuando el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, insistió en que el Ejército ruso había reunido suficientes efectivos, lo cierto es que los hombres en edad de combatir siguen siendo reclutados a escondidas.

Por ejemplo, en el pueblo de Gvasyuga, en la región de Khabarovsk, a 8.000 km al este de Moscú. Según un informe publicado esta semana por iStories, otra fuente de noticias rusa independiente, allí se ha movilizado a un asombroso 30% de los hombres disponibles.

Mientras tanto, el número de muertos en algunas comunidades étnicas siberianas es seis veces superior al de los soldados, en su mayoría eslavos, procedentes de Moscú y San Petersburgo, ciudades donde los ricos siguen de fiesta como si no hubiera guerra.

La región que envía más hombres a luchar es Krasnoyarsk, también en la lejana Siberia, que ha proporcionado la desproporcionada cifra de 28.000, o el 5,5% de toda la reserva rusa.

Una vez reclutados, está claro que entran en una guerra verdaderamente bárbara. A finales del año pasado, el servicio secreto ucraniano interceptó una llamada entre un soldado ruso y su familia en la que admitía que él y sus compañeros se habían comido un perro.

Otro dijo a su madre que estaba tan desesperado que quería ahorcarse. Los rusos estaban “disparando a todo el mundo, incluidos los civiles”, reconoció.

La presión sobre el Kremlin recae en las esposas y madres rusas. Tras el ataque ucraniano de Nochevieja contra un cuartel lleno de jóvenes reclutas (que terminó con decenas de fallecidos rusos), varias valientes madres, abuelas, esposas e hijas se atrevieron protestar en Samara, de donde eran la mayoría de los soldados.

Guerra en Ucrania, Samara
Guerra en Ucrania, SamaraTeresa Gallardo

El rotativo británico también recuerda que los familiares de los soldados de una región del extremo oriente de Rusia tuvieron la osadía de dirigirse directamente a Putin después de que el gobernador regional y los comandantes de los soldados les pusieran trabas.

Con caras de preocupación, las mujeres explicaron que sus maridos e hijos -miembros de los regimientos 143 y 394- habían sido destinados al frente sin armas ni equipo adecuados. Sus uniformes estaban hechos jirones, dijeron, y estaban plagados de pulgas y sarna.

Putin les ignoró.

Habitantes de Tolyatti rinden homenaje a los reclutas del pueblo muertos en Lugansk el 31 de diciembre
Habitantes de Tolyatti rinden homenaje a los reclutas del pueblo muertos en Lugansk el 31 de diciembreADMINISTRATION OF TOLYATTI/HANDOAgencia EFE

Casi un año después de la invasión del este de Ucrania, con los rusos perdiendo hombres a un ritmo estimado de 20.000 al mes, la demanda de Putin de más tropas para mantener las líneas de frente -por no hablar de avanzar - sigue siendo insaciable.

Una forma de reemplazar a los muertos es convertir a los reservistas y reclutas en soldados regulares, para que el Ejército pueda desplegarlos a voluntad.

Un informe de Astra, una fuente de noticias rusa independiente, afirma que hace unos días algunos reclutas fueron llevados a un bosque, aislados del contacto con el exterior y obligados a firmar contratos como soldados regulares. Les “dispararon a los pies” para asegurarse de que obedecían.

La resistencia organizada a este tipo de comportamiento ha sido escasa porque, en su mayoría, los hombres llamados a filas proceden de las comunidades más pobres y marginadas de Rusia.

Las familias acomodadas de Moscú y San Petersburgo se benefician de una política de no reclutar tan intensamente en los lugares donde reside la élite, y también pueden recurrir a una amplia variedad de técnicas bien establecidas diseñadas para ayudar a sus hijos a eludir el servicio militar obligatorio.

Es más, la élite rusa campa a sus anchas por algunos lugares del mundo con Emiratos Árabes Unidos. Mientras sus compatriotas mueren en el frente ucraniano, ellos se bañan en las cálidas aguas de la costa emiratí y se gastan decenas de rublos en el codiciado alcohol de los clubs de los resorts de playa.

Las técnicas de los ricos para evadir la llamada a filas incluyen mantenerlos en la educación, enviarlos al extranjero o solicitar tratamiento para problemas inexistentes con las drogas o la salud mental. También está el viejo favorito: llamar a los amigos de las altas esferas.

Los miembros de las comunidades étnicas minoritarias de Rusia no tienen tanta suerte. Putin se ha centrado deliberadamente en ellos, no sólo para engrosar las filas sino también para reducir la probabilidad de rebelión en regiones remotas. Después de todo, muchos de los jóvenes que se oponen a su Gobierno nunca volverán a casa.

“Enemigas del pueblo”

Incluso, el “Daily Mail” asegura que un grupo de esposas y madres chechenas también suplicaron que no se enviaran más hombres al frente. “Le pedimos que deje a nuestros hombres, nuestros hermanos, nuestros hijos en casa”, escribieron a su líder regional Ramzan Kadyrov, uno de los señores de la guerra más fanáticos de Putin.

La respuesta fue brutal. A sus maridos se les ordenó “pegar a sus mujeres”, que ahora eran consideradas “enemigas del pueblo”.

Mientras tanto, se va comprendiendo la inutilidad de toda esta crueldad y sacrificio. Enfurecida al ver a Putin en una reunión escenificada de mujeres solidarias, Olga Tsukanova, de 46 años, presidenta del Consejo Ruso de Madres y Esposas -que ha recogido 700 quejas relativas a soldados- lanzó un valiente y directo desafío al presidente.

“Vladimir Vladimirovich [Putin], ¿eres un hombre o qué?”, le preguntó. ¿Tienes el valor suficiente para mirarnos a los ojos, abiertamente, en una reunión con mujeres que no han sido elegidas para ti? ¿Mujeres que no están en tu bolsillo, sino que son madres de verdad?”.

Ahora se la acusa de “desacreditar” la campaña del Ejército en Ucrania, un “delito” que puede llevar fácilmente a la cárcel.

Pero siguen hablando. Katya, de Siberia, enterró hace poco a su único hijo, que tenía 27 años. “Mi hijo murió en un campo ucraniano, ¿y para qué? Los ucranianos no son nuestros enemigos. Soy medio ucraniana. ¿Por qué Putin nos ha puesto unos contra otros? Me quedé desconsolada en el funeral de mi hijo cuando un oficial militar me dijo que había muerto como un héroe al servicio de la patria. Pero, ¿cómo podemos tener héroes en una guerra criminal?”.

En toda Rusia, a medida que se suceden los funerales, la gente empieza a hablar más abiertamente.

Los soldados de una región siberiana, obligados a ir al frente, suplicaron a sus esposas y hermanas que protestaran en su nombre. “Ahora hace -20 ºC en el exterior. Tenemos que vivir aquí, en el hielo”, reconoció uno de los reclutas.

Eso sí, hay algunos hombres que están encantados de ir al frente, no solo los verdaderos patriotas rusos. Los convictos han respondido con gusto a la llamada a filas de Putin. Y es que se calcula que uno de cada cuatro miembros del Ejército ruso es un antiguo delincuente, y la mayoría presta servicio en el Grupo Wagner, un ejército privado de mercenarios creado por el amigo de Putin, el polémico Yevgeny Prigozhin.

Sin embargo, el que juega con fuego puede quemarse y el uso de presos puede desatar el caos. Algunos de estos criminales curtidos ya han sobrevivido a su estancia de seis meses en el frente y están siendo enviados a casa como hombres libres. Los rusos respetuosos de la ley temen que vuelvan a matar y violar.

Algunos de ellos incluso han sido recomendados para recibir medallas y aclamados como los nuevos héroes de Rusia. Uno de ellos es Alexander Tyutin, de 66 años, encarcelado en 2021 por organizar en 2005 el brutal asesinato por encargo de su socio, la mujer embarazada de éste y sus dos hijos.