
Inmigración
Alemania comienza a deportar a delincuentes afganos a su país para mostrar dureza ante la inmigración
El tripartito alemán sabe que se juega su imagen en las elecciones regionales del domingo, en las que la derecha y la extrema derecha lideran las encuestas

En lo que parece un gesto desesperado antes de las elecciones del domingo, el Gobierno alemán deportó ayer a los primeros 28 delincuentes afganos, en lo que constituye la primera devolución hacia Kabul desde que los talibanes tomaron el poder en 2021. Esta operación ha sorprendido a todos en Berlín, ya que no se había filtrado ninguna información previa. El canciller se excusó diciendo: «Lo hemos preparado cuidadosamente, sin hablar mucho al respecto, porque este tipo de iniciativa solo tiene éxito si se realiza con esmero, de manera cuidadosa y muy discreta». Cada uno de los deportados, quienes habían cometido crímenes y delitos graves, recibió mil euros en efectivo. Una medida cuya legalidad está en entredicho, dado que no existen acuerdos oficiales con el régimen talibán, además de que es sabido que este no respeta los derechos humanos. La decisión abre la puerta a que otros Estados europeos se animen a hacer lo mismo.
La deportación rompe un tabú en Alemania. Por lo general, no se suele deportar a países en los que los expulsados podrían estar en peligro, como es el caso de Afganistán bajo el régimen talibán, donde prevalece la «sharía» y los derechos humanos juegan un papel secundario frente a las leyes religiosas. El experto en Derecho de la Universidad de RheinMain, Maximilian Pichl, expresó dudas sobre la legalidad de dichas deportaciones en el programa de noticias «Tagesschau», donde recordó que «incluso los delincuentes tienen derechos; tienen derecho a la dignidad humana y a la protección del Estado de derecho». También reprendió a la ministra del Interior, Nancy Faeser, del Partido Socialdemócrata, por decir que la seguridad siempre tiene prioridad. «La dignidad humana, por ejemplo, también tiene prioridad. Existen instrumentos del derecho penal para tratar con esas personas», añadió. Y dejó claro que «este vuelo de deportación lleva a una normalización del régimen talibán».
El Gobierno alemán no ha querido explicar las conversaciones que ha mantenido con el régimen de Kabul y confirmó el miércoles en la rueda de prensa que celebra tres veces a la semana que dicha relación existe, pero no hizo comentarios sobre el contenido de esas conversaciones. Mientras las organizaciones humanitarias como Amnistía Internacional dudan de la legalidad de la medida, varios estados alemanes han solicitado que se lleven a cabo más deportaciones de refugiados que han cometido delitos graves, lo que, según ellos, aliviaría el sistema de acogida en el país. La directora de Amnistía en Alemania, Julia Duchrow, calificó la deportación de «alarmante» y aseguró que «nadie debería ser expulsado a un país donde exista el riesgo de tortura». Según afirmaron los medios, el Gobierno de Scholz ha preferido «ceder a la presión política» ante las elecciones del domingo en Turingia y Sajonia.
El Gobierno del canciller socialdemócrata se enfrenta mañana a unos difíciles comicios para su Ejecutivo tripartito, en coalición con Los Verdes y el Partido Liberal (FDP). En los dos estados alemanes donde se celebrarán las elecciones, Sajonia y Turingia, ambos en el este del país, son favoritos la derecha conservadora cristianodemócrata y la extrema derecha, respectivamente. Ambos partidos se benefician del discurso antiinmigración al que, desde hace meses, se ha unido el tripartito, incluidos los ecologistas. El SPD, Los Verdes y el FDP lucharán por alcanzar el 5% necesario para entrar en los Parlamentos regionales, una señal preocupante a falta de un año para las próximas elecciones federales.
En Sajonia, la CDU está liderando con el 33%, seguida de cerca por la AfD con un 30%. En Turingia, la AfD parece estar en camino de ganar, con un 29% en las encuestas, mientras que la CDU está en segundo lugar con un 23%. También hay una nueva alianza, la Lista Sarah Wagenknecht (BSW), que está ganando terreno en ambas regiones, un 12% en Sajonia y el 17% en Turingia. Los partidos de izquierda (SPD, verdes y Die Linke) bajan en todas las estimaciones, mientras que los liberales no entrarían en ninguno de los dos Parlamentos. El partido que se descalabra es el de la izquierda de Die Linke en Turingia, que pierde más de la mitad de los votos y bajaría del 31% al 14%. En dicho «Land», los verdes con el 4% se quedarían sin representación.
Los ecopacifistas, conscientes de que su electorado los castigará por la decisión tomada ayer y por el paquete de recortes de derechos a las personas refugiadas, intentaron distanciarse de las acciones del Gobierno del que forma parte. El presidente del partido, Omid Nouripour, aseguró que las deportaciones «no son posibles a gran escala», ya que «para ello se necesitaría una cooperación estatal directa, que no es posible con los islamistas de la Edad de Piedra como los talibanes». Recordó que dicho régimen «con razón no ha sido reconocido por ninguna democracia del mundo».
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