Elecciones en Alemania
Angela Merkel: La matriarca sin carisma
La prensa alemana se rindió ante Angela Merkel tras su primera cumbre comunitaria en diciembre de 2005. El periódico «Die Welt» destacó entonces la «asombrosa destreza» de la recién nombrada canciller e incluso el rotativo británico «Financial Times» se refirió a ella como «Lady Europa». La estela de sutil pragmatismo de la que más tarde sería «la mujer más poderosa del mundo» acababa solo de empezar. Doce años después, una generación de adolescentes alemanes no conocen un tiempo sin Merkel y aquellos que durante este tiempo han tratado de sonsacar descuidos con los que firmar su obituario político, se han dado por vencidos.
Si Helmut Kohl fue el canciller que lideró la unificación de Alemania, Merkel consiguió la unión de sus gentes. Hoy, según indican todas los sondeos, se hará con una victoria que le permitirá formar un cuarto gobierno y quien se pregunte cómo puede seguir gobernado después de tantos años, solo tiene que escuchar lo que dicen de ella otros partidos. «Es siempre justa» declaró el ex presidente de los socialdemócratas y actual ministro de Exteriores, Sigmar Gabriel, en la última sesión parlamentaria antes de las elecciones. En el partido de Los Verdes, a pesar de estar en la oposición, solo tienen elogios para una mujer que firmó el apagón nuclear y que, a pesar de las críticas de su propio partido, abrió las puertas de Alemania a los refugiados.
Para muchos, la clave es su pragmatismo, el haber sabido transformar su partido en un espacio donde convergen una amplia gama de facciones políticas o, como se pudo leer en la prensa durante la campaña, «ser una especie de canciller socialdemócrata en un partido conservador».
Merkel ha conocido a tres jefes de gobierno estadounidenses, cuatro británicos, cuatro franceses, seis italianos y tres españoles; y si consigue agotar su cuarto mandato habrá estado en el poder durante 16 años, al igual que su ex mentor Helmut Kohl. Sin embargo, hubo un momento en el que dudó en presentarse. El verano de 2015, con la llegada de más de un millón de refugiados a Alemania, marcó un punto de inflexión para la canciller que estuvo a punto de costarle el cargo. Pero, ¿por qué se decidió finalmente por presentarse una cuarta vez? Muchos lo explican refiriéndose a la situación exterior que se complicó con la llegada de Donald Trump, el Brexit, la crisis de la Unión Europa o la irrupción de los populismos.
Merkel, como adalid de la calma en tiempos de incertidumbre y como protestante que es, sintió el deber de quedarse y no marcharse en tiempos borrascosos. El periódico «The New York Times» la definió entonces como «la última defensora de Europa». De esta manera, no es de extrañar que Merkel solo sea la octava jefa de gobierno desde la fundación del República Federal de Alemania en 1949. Hay muchas razones para entender su largo reinado. Los críticos dicen que duda y vacila demasiado, pero aparentemente es algo que los votantes aprecian en ella tal y como se ha visto en las urnas. Merkel no necesita mucho para convencerlos. Hace cuatro años, bastó con la frase «usted me conoce».
✕
Accede a tu cuenta para comentar