Reino Unido
Llegó la hora de Boris
El ya ex titular de Exteriores británico cerca a una cuestionada May con su dimisión y se prepara para el asalto al poder del Partido Conservador en el que puede ser su último tren para llegar a Downing Street.
El ya ex titular de Exteriores británico cerca a una cuestionada May con su dimisión y se prepara para el asalto al poder del Partido Conservador en el que puede ser su último tren para llegar a Downing Street.
Desde hace tiempo Westminster llevaba siendo una bomba de relojería y finalmente todo ha acabado estallando. La dimisión de Boris Johnson como titular de Exteriores desencadenó ayer una fuerte crisis en el Gobierno de una cada vez más cuestionada Theresa May, quien, en menos de 24 horas, se ha quedado sin dos de los ministros con más peso en su Gabinete. La decisión de Johnson siguió a la de David Davis, quien el domingo por la noche, presentó su carta de renuncia como responsable de la cartera del Brexit al no compartir la relación comercial con estrechos vínculos con el bloque comunitario que la inquilina de Downing Street plantea ahora para después del divorcio.
El hecho de que en la recta final de las negociaciones con Bruselas haya dimitido el responsable del Brexit no manda precisamente un mensaje de confianza al otro lado del canal. Pero es la marcha de Johnson quien tiene más repercusión para la autoridad de May. El que fuera alcalde de Londres siempre ha sido un hombre ambicioso en busca de un sueño: convertirse en primer ministro. Y ahora no piensa perder el que podría ser el último tren para alcanzar su objetivo.
Por pura estrategia, más que por convicción, el polifacético político que en el pasado trabajó como corresponsal europeo, acabó convertido en el protagonista de la campaña oficial pro Brexit durante el referéndum de 2016. Y también por pura estrategia, decidió abandonar la batalla por el liderazgo que se planteó cuando David Cameron perdió el plebiscito y presentó su renuncia como «premier».
Si Johnson presentó ayer su dimisión es porque ahora ve posibilidades de que salga adelante una posible moción de confianza contra May. Se necesitan 48 peticiones formales de diputados «tories» para que Sir Graham Brady, presidente del llamado Comité de 1922 –que representa a los conservadores sin cartera–, active una votación.
En su carta de renuncia el ya ex titular de Exteriores señaló ayer que Reino Unido se dirigía a un «semibrexit con amplias partes de la economía atadas a la UE». Pero no hacía mención alguna sobre sus planes de futuro.
Al cierre de esta edición, May continuaba sobreviviendo políticamente. Tras la reunión de 12 horas que el Gabinete mantuvo el pasado viernes en Chequers, la «premier» tuvo que explicar ayer a su formación la propuesta comercial que se espera se presente a Bruselas el jueves. Los diputados conservadores se reunieron ayer tarde sin que se anunciara una rebelión interna contra May. A estas alturas, sin embargo, ya no se descarta ningún escenario en la política británica.
A corto plazo, lo que los «brexiteers» quieren es forzar a May a que cambie su plan –que apuesta por crear un área de libre comercio para bienes industriales y agrícolas con el bloque, basada en un «reglamento común»–. Pero la aún líder «tory» no está dispuesta a mover una coma.
Al menos así lo manifestó en la intervención en la Cámara de los Comunes previa a la reunión del partido. La «premier» aseguró que su propuesta para el Brexit sienta unas bases de negociación con Bruselas «responsables y creíbles».
May aseguró que su propuesta permitirá a Reino Unido «retomar el control de sus fronteras, su dinero y sus leyes». «Y lo hace de un modo que protege nuestros puestos de trabajo y nos permite firmar acuerdos de comercio independientes», puntualizó.
Acerca de las ultimas dimisiones, May se limitó a subrayar la labor de Davis al haber creado desde cero el Ministerio del Brexit y su contribución a la tramitación parlamentaria de algunas de las leyes «más importantes en generaciones» para el país. Sobre Johnson, reconoció su «pasión» a la hora de «promover un Reino Unido global en el mundo ante la salida de la Unión Europea».
El líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, criticó el «caos» en el que está sumido el Ejecutivo. «Está claro que este Gobierno no es capaz de lograr un acuerdo que proteja la economía, los puestos de trabajo y los estándares de vida de los británicos», sostuvo. «¿Cómo puede alguien tener fe en que la primera ministra logrará un buen acuerdo con los veintisiete gobiernos de la Unión Europea si ni siquiera es capaz de firmar un pacto dentro de su propio Gabinete?», se preguntó.
Esta crisis en Westminster es la que viene anticipando el «lobby» pro UE que en los últimos meses ha intensificado su campaña para que sea el electorado quien decida en un nuevo plebiscito el futuro del país o al menos el acuerdo de divorcio.
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