El Futuro de Venezuela
Cabello esgrime el fantasma del golpe de Estado para acallar a la oposición
El referéndum revocatorio reabre la guerra interna entre el Ejército y el círculo de Maduro
El referéndum revocatorio reabre la guerra interna entre el Ejército y el círculo de Maduro
En no menos de 20 oportunidades en los últimos tres años, el Gobierno de Nicolás Maduro ha denunciado intentonas golpistas en su contra. Y ahora, ante el escenario de un plebiscito revocatorio que podría sacar al presidente del poder por la vía electoral, el discurso de una nueva amenaza vuelve a ser protagonista. Diosdado Cabello, el «número dos» del chavismo, reveló un plan en el que acusó a EE UU de ser el promotor de la desestabilización con ayuda de militares que estuvieron en algún momento en el Gobierno venezolano. Aseguró que las manifestaciones que se han registrado en la última semana responden a las intenciones de acabar con el mandato de Maduro.
Un mayor general,Hebert García Plaza, es el acusado directo por Cabello. Dijo que el militar había puesto como fecha de un golpe de Estado el 15 de mayo. «García Plaza dice que robó, pero está viviendo en Estados Unidos a cuerpo de rey. Entregó al Gobierno norteamericano, a la DEA, al Pentágono y a la CIA información precisa de la ubicación del armamento venezolano que tenemos para defendernos», sentenció. Aunque ahora Cabello califica de «bandido» y «traidor de la patria» a García Plaza, en algún momento fue llamado «héroe». El general encabezó en 2014 un ataque a las ganancias de los empresarios, obligándolos a vender productos y electrodomésticos hasta un 70% por debajo de su precio.
Para nadie es un secreto que en el «chavismo-madurismo» hay dos corrientes pujando por el poder y que, aunque públicamente se muestran como un bloque, internamente no logran dirimir sus discrepancias. El ala militar es coordinada por Cabello y el ala civil, por Maduro, junto a su esposa Cilia Flores. A Cabello lo acompañan la mayor parte de los militares en funciones públicas, mientras que a Maduro lo respaldan algunos alcaldes, gobernadores y el vicepresidente, Aristóbulo Isturiz.
Este nuevo planteamiento de un golpe de Estado no es más que una muestra de aparente unidad política que tiene detrás un profundo deterioro ético, según asegura el politólogo chavista Nicmer Evans. A juicio del especialista, lo que ocurre en las filas del Gobierno no es una pelea del chavismo, sino del madurismo por plazas económicas, por mantener el control sin perder sus prebendas. «¿Cuando Plaza era funcionario nadie se dio cuenta de lo que hacía? Ahora que es informante, seguramente de primera mano y con información privilegiada, es un enemigo que debe desvelarse?», se pregunta.
En el primer día de recolección de firmas para el revocatorio, la Mesa de la Unidad Democrática reunió 600.000, casi el triple de lo que había pedido el Consejo Nacional Electoral para iniciar el proceso. El procedimiento seguirá y será el lunes cuando entreguen todas las planillas. Visiblemente afectado, Maduro respondió que nada de lo que está haciendo la oposición tiene viabilidad política. Contraviniendo así lo que dice la Constitución venezolana sobre el derecho de revocar el mandato de cualquier funcionario que haya sido electo por votos. «Respetémoslo, allá ellos que hagan su cosa, yo lo he dicho, la revolución aquí se va a continuar y va a tener a este presidente por lo menos hasta 2018», aseguró Maduro. En medio de ese fulgor por la solicitud opositora de un revocatorio, el jefe de Estado tomó otras decisiones. Una de ellas fue la de militarizar el estado Zulia tras más de 49 intentos de saqueos a comercios y supermercados. Por ahora está descartado que se decrete un toque de queda.
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