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Cameron diseña su primer gabinete con mayoría absoluta

Cameron ante la puerta de Downing Street
Cameron ante la puerta de Downing Streetlarazon

El Partido Conservador rompe todos los pronósticos y tendrá mayoría absoluta en Westminster. Las prioridades serán el traspaso de competencias a Escocia, el referéndum sobre la UE y el déficit. La oposición, descabezada tras la dimisión de los líderes laborista, liberaldemócrata y del UKIP

David Cameron se convirtió ayer en el gran ganador de las elecciones en Reino Unido. Durante toda la campaña había mantenido un empate técnico con la oposición laborista en los sondeos, pero el líder «tory» rompió todos los pronósticos y cosechó una amplia mayoría absoluta que le permite ahora un segundo mandato sin necesitar de apoyos de otras formaciones, como ocurrió en los comicios de 2010. La última vez que un ejecutivo incrementó de manera tan considerable el número de escaños –han ganado 23 asientos– fue en 1983, con Margaret Thatcher al frente. Por otra parte, es la primera vez desde 1955 que un gobierno que ha estado en el poder durante más de dos años experimenta un aumento de su porcentaje de voto (0,7%).

Los otros grandes protagonistas fueron los nacionalistas escoceses de Nicola Sturgeon. Tan sólo seis meses después de perder el referéndum de independencia, el SNP hizo historia al conseguir 56 (50 más) de los 59 asientos reservados a la región en la Cámara de los Comunes. Los separatistas borraban de este modo a los de Ed Miliband del mapa. Escocia siempre había sido feudo laborista, pero la oscilación de voto a los del SNP fue del 26%. El escenario obligó a presentar la dimisión al líder de la oposición, que desde que tomó las riendas del partido en septiembre de 2010 nunca había contado con la totalidad del respaldo de sus filas. Es más, hace tan sólo seis meses, el conocido como «Ed el Rojo» se enfrentaba a un intento de revuelta interna por parte de aquellos que ya predecían la gran catástrofe.

Por su parte, y a pesar de lograr conservar su escaño por Sheffield por tan sólo un puñado de votos, la estrepitosa derrota de los liberal demócratas forzaba también la renuncia de su líder, Nick Clegg. «Siempre supe que estas elecciones eran sumamente difíciles por las complicadas responsabilidades que hemos tenido debido a las circunstancias económicas. Pero, claramente, los resultados han sido más crueles de lo que nunca hubiera podido imaginar», señaló. Su formación perdió 48 asientos. Entre los pesos pesados que se quedaron sin escaño se encontraba el ministro de Negocios, Vince Cable, y el de Justicia, Simon Hughes, que llevaba 32 años como diputado. Además, el liberal Danny Alexander, segundo del Ministerio de Economía y figura clave en la coalición de los últimos cinco años, también salía de la Cámara Baja tras la victoria del candidato del SNP en su distrito.

El líder del UKIP, Nigel Farage, también presentó su dimisión al no conseguir su escaño. A pesar de ser la tercera fuerza más votada, los euroescépticos sólo consiguieron un diputado, lo que abre un debate sobre el actual sistema electoral, considerado por muchos como «obsoleto». Los propios británicos demandan ahora un nuevo modelo que permita a las minorías la representación que merecen en Westminster.

Y, mientras unos salían, otros regresan. Boris Johnson, alcalde de Londres, será diputado por Uxbridge, allanando de este modo su camino para convertirse en el nuevo líder de los conservadores. Después de que Cameron dijera que no se presentará a una tercera elección, se ha abierto ya la batalla por su sucesión y el histriónico Johnson nunca ha ocultado sus ansias de poder.

Tras conocerse los resultados, la libra protagonizaba el mayor repunte con respecto al euro en los últimos seis años. Y es que la economía fue clave durante toda la campaña y el mensaje repetido en tantas ocasiones por Cameron surgió su efecto en el electorado. El líder «tory» planteó estos comicios como una elección «entre la responsabilidad de los conservadores frente al caos que supondría un gobierno laborista» y los británicos atendieron sus demandas concediéndole otra legislatura para «acabar con el plan establecido». Éste no es otro que reducir el déficit para terminar 2020 con superávit, aunque para ello sea necesario seguir con los recortes.

En su primer discurso tras ser reelegido, Cameron tuvo muy en cuenta los históricos resultados de los nacionalistas escoceses. Se comprometió a «mantener al país unido» y a «gobernar con respeto», haciendo compatible el lema de «una nación, un Reino Unido» con la «implementación lo más rápido posible» de la devolución de poderes a los diferentes parlamentos regionales, un proceso que garantizará sobre todo a Escocia «el gobierno con las transferencias más potentes del mundo».

Por otra parte, el líder conservador se comprometió a cumplir su palabra y convocará antes de 2017 un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea. Aunque desde Bruselas siempre se habían mostrado reacios a negociaciones previas, ayer cambiaban de postura recalcando el interés que existe para que el país siga formado parte del bloque.

Cameron anunció que George Osborne se mantendrá al frente del área económica, mientras que Theresa May dirigirá Interior; Michael Fallon, Defensa, y Philip Hammond, Exteriores. El «premier» nombró además a Osborne primer secretario de Estado, un cargo simbólico que ocupaba el ex ministro de Exteriores William Hague.