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EE UU

La Casa Blanca niega haber presionado a la televisión que ha despedido a Jimmy Kimmel

El Gobierno de EE UU asegura que no intervino en la cancelación del programa del presentador, tras sus críticas a la comunidad MAGA por el asesinato de Charlie Kirk, mientras crecen las acusaciones de censura política

El Gobierno de EE UU asegura que no intervino en la cancelación del programa del presentador, tras sus críticas a la comunidad MAGA por el asesinato de Charlie Kirk, mientras crecen las acusaciones de censura política. EUROPAPRESS

La Casa Blanca ha desmentido de forma categórica haber influido en el despido del presentador Jimmy Kimmel por parte de la cadena ABC, tras la polémica generada por sus comentarios sobre el asesinato del activista Charlie Kirk. La portavoz presidencial Karoline Leavitt aseguró que la decisión fue tomada exclusivamente por los ejecutivos de la cadena, sin intervención del presidente Donald Trump ni de su equipo.

Las declaraciones de Leavitt buscan disipar las acusaciones de censura política, en medio de un clima de alta tensión mediática. Kimmel había criticado duramente a la comunidad MAGA por su reacción al asesinato, lo que provocó una fuerte respuesta en sectores conservadores y una ola de presión pública.

El caso se intensificó cuando el comisionado de la FCC, Brendan Carr, sugirió posibles medidas contra las filiales de ABC, alimentando las sospechas de interferencia institucional. No obstante, Leavitt insistió en que Trump no participó directamente en la decisión, aunque sí expresó su acuerdo con la cancelación.

La suspensión del programa ha reavivado el debate sobre los límites de la libertad de expresión en los medios estadounidenses. Figuras como el senador Ted Cruz han advertido sobre el riesgo de establecer precedentes peligrosos en materia de censura, mientras que otros defienden el derecho de las cadenas a ejercer control editorial.

Hollywood y los medios se encuentran divididos: algunos ven en la decisión una medida legítima de gestión de contenidos, mientras otros la interpretan como un ataque a la independencia periodística.