Aviación

China quiere hundir la reputación del mejor avión de combate francés con una vieja táctica

La diplomacia de Pekín difunde la idea del bajo rendimiento del Rafale y la conveniencia de optar por aviones chinos como el Chengdu J-10C

La versión naval del cazas francés Rafale-M
La versión naval del cazas francés Rafale-M Agencia AP

China está ganando a Francia la batalla de la imagen en la industria de la aviación. Los servicios de inteligencia franceses han identificado una campaña de desinformación encabezada por Pekín contra el avión de combate Rafale, el más avanzado de la industria militar gala. El objetivo: erosionar la reputación del caza de Dassault Aviation y frenar sus ventas en mercados clave del Indo-Pacífico, según documentos confidenciales consultados por la agencia Associated Press.

La ofensiva informativa se habría intensificado tras los enfrentamientos aéreos entre India y Pakistán ocurridos en mayo, que se saldaron con la primera pérdida confirmada en combate de un Rafale de última generación. Mientras Islamabad afirmó haber derribado cinco aviones indios —incluidos tres Rafale—, fuentes militares francesas sostienen que solo se perdió un Rafale, junto a un Sukhoi ruso y un Mirage 2000.

Pekín aprovechó la ambigüedad oficial de Nueva Delhi para amplificar sus mensajes. De acuerdo con el informe de inteligencia francés, más de mil cuentas en redes sociales, creadas durante el conflicto, difundieron contenido manipulador, imágenes falsas, material generado por inteligencia artificial y hasta secuencias extraídas de videojuegos para desacreditar al Rafale y ensalzar la supuesta superioridad tecnológica china.

Además, el aparato diplomático de China habría intervenido directamente. Agregados de defensa en embajadas chinas repitieron una y vez otra vez en diversas reuniones con altos mandos militares extranjeros un mismo discurso: el bajo rendimiento del Rafale y la conveniencia de optar por aviones como el Chengdu J-10C, una alternativa china más económica, aunque tecnológicamente inferior.

Según fuentes francesas citadas por AP, uno de los principales blancos de esta estrategia fue Indonesia, país que ya encargó 42 Rafale y mantiene negociaciones abiertas con Pekín para adquirir también J-10C. “El J-10C cuesta entre tres y cuatro veces menos que un Rafale, pero no tiene su nivel de sofisticación”, apuntó el general de brigada aérea Jean-Vincent Brisset, experto en seguridad asiática.

Desde Pekín, el Ministerio de Defensa ha negado las acusaciones y tildado los señalamientos como “rumores y calumnias infundadas”. Sin embargo, analistas occidentales señalan que esta operación forma parte de una estrategia más amplia de desinformación china en redes sociales globales como X, Instagram o Facebook, con la utilización de influencers patrocinados, cuentas falsas y sitios simulados de noticias.

Francia considera esta campaña un ataque directo a su "oferta estratégica nacional". Para el Ministerio de Defensa francés, el Rafale no fue elegido al azar, sino por ser “símbolo de la autonomía estratégica, la fiabilidad industrial y las alianzas internacionales de Francia”. La preocupación en París es que esta guerra informativa termine debilitando su influencia militar en regiones clave como Asia, donde busca estrechar lazos frente al avance geopolítico de China.

Pese a la campaña, Dassault Aviation reporta una sólida cartera de pedidos, con 533 Rafale vendidos hasta la fecha, de los cuales 323 han sido destinados a la exportación a países como India, Egipto, Grecia, Catar, Croacia, Emiratos Árabes Unidos, Serbia e Indonesia. La empresa y el gobierno francés afirman que el incidente de mayo no ha tenido impacto negativo en la comercialización del caza.