Energía nuclear

Chuck Costa: «Los empleados de Fukushima se sienten como veteranos de Vietnam»

El ex líder de la Comisión Nuclear Reguladora de EE UU acudió a la «zona cero» para brindar apoyo técnico en marzo de 2011.

Chuck Casto, el tercero por la izquierda, con empleados de Tepco
Chuck Casto, el tercero por la izquierda, con empleados de Tepcolarazon

El ex líder de la Comisión Nuclear Reguladora de EE UU acudió a la «zona cero» para brindar apoyo técnico en marzo de 2011.

El 15 de marzo de 2011, el que fuera el líder del equipo de la Comisión Reguladora Nuclear de EE UU llegó a Fukushima. Su misión era proporcionar consejos sobre la protección de los ciudadanos estadounidenses en Japón, brindar apoyo técnico y recursos al Gobierno japonés y trabajar con ellos para hallar métodos que permitiesen llevar los reactores a parada fría.

–¿Qué le impactó más?

–Mi primer viaje a través de la zona evacuada. A medida que el helicóptero aterrizaba en la zona evacuada a casi 29 kilómetros de Fukushima, saltó la alerta de los medidores de radiación. Fue desconcertante. Era la primera vez que mi medidor saltaba fuera de los límites de una instalación nuclear y mucho menos a tal distancia. Nos dirigimos hacia el centro devastado a través de niebla. La atmósfera pesada nos recordó que estábamos viajando a través de la nube radiactiva. El terremoto y el tsunami habían causado un gran daño a las carreteras, edificios, casas y gran parte del campo. Nos quedamos sin habla por la devastación. Grandes franjas de hogares y sus tierras fueron arrasados por el tsunami. Todo lo que vimos estaba cubierto con cesio radiactivo. Había casas evacuadas a lo largo de kilómetros, juguetes en los patios, tazas en los mostradores de las cafeterías, edificios destruidos... A medida que nos acercamos a Fukushima podíamos ver los cadáveres de los edificios de los reactores. El daño fue mayor de lo que se podía imaginar: vigas de acero retorcidas como papel. Mi conclusión fue que la industria nuclear no puede permitir que suceda de nuevo.

–¿Ha vuelto a la zona?

–He estado varias veces en los últimos cuatro años. Recientemente visité la zona evacuada para reunirme con funcionarios, empresarios, trabajadores de limpieza, agricultores y ciudadanos. Su espíritu es maravilloso. Están trabajando juntos para restaurar sus comunidades. Día a día su trabajo está dando sus frutos. Cada vez más personas están regresando a esa zona. Durante la visita estuvimos en Tomioka, la «zona cero», que fue devastada por el terremoto y el tsunami y está muy cerca de Fukushima. La urbe sigue igual que el 11 de marzo de 2011. Es un crudo recordatorio de la devastación, la pérdida de vidas y las consecuencias del accidente nuclear. Un pequeño santuario situado en la orilla del mar es un recordatorio de la necesidad de la humanidad de ser humilde.

–¿Cuál fue el peor momento?

–Cuando discutimos si los trabajadores debían estar expuestos a dosis letales de radiación para detener el accidente. En Fukushima Daiichi las condiciones eran graves... Sólo había 65 empleados trabajando desesperadamente para devolver a la vida los reactores entre alarmas de radiación, oscuridad y explosiones. El gerente general Yoshida y sus 65 operarios se convirtieron en héroes. Muchos se quitaron los dispositivos de detección de radiación personales para poder seguir trabajando. Mientras tanto, a pocos kilómetros al sur en la central de Fukushima-Daini, otros héroes estaban trabajando para instalar el cable de alta tensión temporal para mantener los cuatro reactores. El mundo estaba al tanto de los esfuerzos heroicos de 200 personas que instalaron más de nueve kilómetros de cable eléctrico bajo condiciones terribles en sólo unas horas para evitar otro gran desastre nuclear.

–¿Ha vuelto a hablar con ellos?

–Sí, algunos trabajadores con los que he hablado recientemente aún sufren emocionalmente. Sufren trastorno de estrés postraumático. Incluso años después algunos empleados no pueden contar su pesar sin descomponerse. Los trabajadores se sienten responsables del accidente y muchos japoneses culpan a Tepco. Un trabajador me dijo que se siente como un veterano estadounidense de la guerra de Vietnam, él cree que su trabajo era noble; pero el país estaba en contra de la guerra. Al igual que los veteranos de Vietnam de la guerra en EE UU, los trabajadores no van a recibir los elogios de muchos de sus compatriotas.

–Tras Fukushima se mejoró la seguridad de las centrales. ¿Es suficiente?

–Todos los países han tomado medidas. Se ha aprendido mucho. Sin embargo, una de las mayores lecciones aprendidas es que tenemos que saber que un accidente puede ocurrir. Si no creeemos que pueda suceder, no nos prepararemos adecuadamente. Y vamos a seguir aprendiendo de la lección de Fukushima durante décadas. A medida que se desmantela la planta, vamos a aprender más acerca del accidente.

–Ya no trabaja en el NRC...

–Me retiré del servicio del Gobierno de EE UU después de 38 años. Actualmente soy consultor de crisis extremas y de seguridad nuclear.