Muerte de Prigozhin

Cobra peso la teoría de la explosión interna de la aeronave en la que viajaba el líder de Wagner, Yevgueni Prigozhin

La inteligencia estadounidense abona la hipótesis de la existencia de un artefacto explosivo o de algún otro sabotaje a bordo del jet privado del oligarca

Rusia se despertó ayer con resaca informativa después de la muerte de Yevgueni Prigozhin. En las oficinas, cafeterías y grupos de WhatsApp el tema estrella era, cómo no, el fallecimiento del hasta el miércoles jefe del grupo Wagner, mientras los rusos, a duras penas, podían sacudirse su asombro tras lo ocurrido. Nadie dudaba de la noticia, dando por hecho que no haría falta la confirmación oficial que desde el Kremlin publicaban a primera hora de la tarde.

El Ministerio de Situaciones de Emergencia y la Agencia Federal de Transporte Aéreo informaba de la muerte de los 10 pasajeros que viajaban en el Embraer Legacy 600, el avión privado de Prigozhin que cubría una ruta entre Moscú y San Petersburgo. Todo ocurrió alrededor de las 18:40, hora de la capital rusa, mientras sobrevolaban la región de Tver.

Con la explosión del avión estallaron las hipótesis. La oficial, basada en una investigación ordenada nada más conocerse lo ocurrido, no ha dado muchos detalles hasta el momento. Se sabe a través de otros medios que durante el vuelo tuvo lugar una explosión bajo el tren de aterrizaje que posiblemente provocó la rotura de una de las alas. El choque entre esta y el estabilizador de vuelo llevó al aparato a descender en caída libre desde una altura de casi 8.000 metros.

El estado de los cuerpos carbonizados ha imposibilitado su reconocimiento inmediato, por lo que han comenzado diversas pruebas biológicas en laboratorios de Moscú que clarifiquen la identidad de los ocupantes de la nave.

Lo cierto es, que algunos habitantes de las zonas cercanas al siniestro lo ocurrido hablan de varias explosiones, concretamente de dos que se dejaron sentir en un extenso radio y varios testigos vieron cómo el jet privado de Prigozhin caía en medio del campo.

Pudo haber sido más grave, ya que hay zonas pobladas no demasiado lejos del lugar de los hechos. Canales informativos extraoficiales llegan aún más allá asegurando que el avión pudo haber sido derribado por misiles tierra-aire. Sin embargo, la evaluación preliminar de los servicios de inteligencia estadounidenses, el accidente del avión Embraer fue causado intencionadamente por una explosión.

«En este momento no tenemos información que sugiera que se lanzara un misil tierra-aire contra el avión privado en el que supuestamente viajaba Yevgueni Prigozhin», trasladó un funcionario de la Administración Biden en declaraciones recogidas por el Financial Times. La teoría principal que maneja Washington es que había una bomba a bordo.

Desde el Ministerio de Situaciones de Emergencia no han dado más detalles por el momento, aunque no mucha gente confía en que esa versión oficial coincida con lo ocurrido. En sus primeras hipótesis no se encuentra la del ataque terrorista, aunque no van a desechar ninguna opción, ya que creen que el origen del accidente podría deberse a fallos técnicos o humanos.

Se ha nombrado responsable de la investigación a Ivan Sibul, un reputado investigador especialista en accidentes aéreos que ha trabajado durante los últimos años en casos como el que le quitó la vida a Christophe de Margerie, presidente y consejero delegado de la petrolera francesa Total SA, que murió en el aeropuerto moscovita de Vnúkovo en octubre de 2014 cuando su avión chocó con una máquina quitanieves.

Las reacciones a la muerte de Prigozhin empezaron a ocupar canales de Telegram y comentarios en Twitter nada más conocerse la noticia. Miembros y afines al grupo Wagner hablaban de «ajuste de cuentas» del presidente ruso, Vladimir Putin, al que acusaban de vengar la rebelión llevada a cabo por Prigozhin y sus hombres en junio. Al cuartel general del oligarca en San Petersburgo se acercaban todos aquellos que querían rendirle su particular homenaje llevando flores y notas manuscritas. Banderas del grupo Wagner colgaban de la verja de entrada y en el edificio se dibujaba una cruz con las luces encendidas de las oficinas.

Entre el ir y venir de rumores y comentarios hizo su aparición a última hora de la tarde el mismísimo presidente Putin, que aprovechó una reunión de trabajo en el Kremlin para confirmar que, quien había sido su amigo, había fallecido en ese fatal «accidente», prometiendo esclarecer los motivos del mismo.

«Siempre es una tragedia. De hecho, si los miembros del grupo Wagner estuvieran en ese avión, y los datos preliminares indican que sí, me gustaría señalar que estas personas hicieron una contribución significativa a nuestra causa común de combatir el régimen neonazi en Ucrania, lo recordamos, lo sabemos y no lo olvidaremos», declaraba el presidente ruso que no dudó en calificar a Prigozhin como «un hombre de talento», que también cometió «errores» y envió sus condolencias a la familia de los fallecidos en el siniestro.

Las palabras de Putin contrastan con las vertidas por el líder del partido oficialista Rusia Justa, Serguei Mironov, que aseguró horas antes que el jefe del grupo Wagner, era una molestia. «Prigozhin estorbaba a muchos en Rusia, en Ucrania y en Occidente», publicaba el político, amigo de Putin.