Política

Miami

Comandante Huber Matos: aquí no nos cansaremos

Huber Matos en su casa de Miami en el año 2006
Huber Matos en su casa de Miami en el año 2006larazon

Cuando finalmente lo pude abrazar en la sala de su humilde casa de Miami, un día del pasado año 2013, a mí me pareció que estrechaba entre mis brazos la Historia de Cuba. Allí estaba el comandante Huber Matos, aquel que la propia propaganda del castrismo no pudo jamás obviar, porque fue tan enorme su desinterés y patriotismo por nuestra patria, que había que mencionarlo hasta criticándolo.

A mí y a mi madre nos demostró desde nuestro primer encuentro en la "capital del exilio cubano", que nunca dejó de ser aquel graduado como Doctor en Pedagogía. Huber, en cada una de sus expresiones y palabras hacia mí, nos dio clases de cómo debía ser democratizada Cuba, y esto con una actitud simple, cercana a la modestia, como lo fue toda su vida.

A pesar de estar muy enfermo en cuanto a su cuerpo físico -tenía entonces 94 años-, me pude percatar al instante de su lucidez política, económica y social. Él me hizo un análisis de todos los errores que cometíamos como opositores no violentos a los satánicos hermanos Fidel y Raúl Castro.

Pero la cosa no se quedó allí. Ese gigante por la Libertad y la Democracia de Cuba me entregó toda su confianza al advertirme de que el castrismo estaba a la creación de opositores falsos, para que estos espurios pseudo disidentes les permitiesen a los totalitarios -en el momento de arribar a un cambio político-, cuestiones inaceptables para cualquier demócrata, y que este cambio no fuese más que otro engaño al pueblo cubano.

Fue entonces cuando entendí por qué Huber Matos era algo tan peligroso para el castrismo, los castristas e incluso ambos hermanos tiranos. Este gigante nacido en la oriental ciudad de Manzanilla no pudo ser manipulado, chantajeado o comprado por los castristas, y el horrible sistema político social que han levantado hace 54 años en esta isla.

La peligrosidad de Huber Matos consiste en que bajo ninguna circunstancia se debe aceptar las condiciones del tirano. Y para cualquier gobernante totalitario, el ciudadano más peligroso es aquel que no pierde la esperanza de lograr, a lo cerca o a lo lejos, la Justicia para la tierra que lo vio nacer.

En lo personal, poseo la satisfacción de haber compartido cinco momentos con este héroe por la democracia en Cuba, lo que me hace sentir un ser humano afortunado y bendecido por Dios. Juro ante todos los hombres y mujeres de este mundo que lucharé para regresar los restos de Huber Matos a la Patria, pero, como me pidió él, cuando exista aquí democracia.

No obstante, la última de estas ocasiones fue la que más me marcó, pues alguien en una conferencia en la Casa Barcardí de la universidad de Miami hizo un llamado al cansancio frente el castrismo y él, enfermo, se puso de pie y dijo: "Que se canse quien se quiera cansar, yo y otros que estamos aquí, no nos cansaremos".