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Navíos

¿Cómo son los portaviones de los países de la OTAN? Este estado cuenta con el navío más potente

Desde gigantes nucleares hasta futuros buques europeos con drones a bordo, la OTAN diseña una flota que mezcla tamaño, tecnología y versatilidad para dominar los mares del siglo XXI

Mientras EE UU mantiene la supremacía con superportaviones nucleares, Europa opta por buques más pequeños, polivalentes y adaptables Wikipedia Commons

Los portaviones son el símbolo máximo de la proyección de poder naval y solo un puñado de países de la OTAN los opera. Estados Unidos encabeza el ranking con el USS Gerald R. Ford, un coloso de 100.000 toneladas y 337 metros de eslora que incorpora sistema electromagnético de lanzamiento (EMALS), radar avanzado y propulsión nuclear que le permite operar 20 años sin reabastecer. Considerado por la propia Armada como “la plataforma de combate más letal del mundo”, su coste supera los 13.300 millones de dólares y puede albergar más de 75 aviones de combate, incluidos los nuevos F-35C.

Reino Unido responde con los HMS Queen Elizabeth y HMS Prince of Wales, dos portaviones de 65.000 toneladas que usan cubierta de salto de esquí en lugar de catapultas y transportan hasta 40 F-35B de despegue vertical. Francia, por su parte, mantiene el Charles de Gaulle, el único portaaviones nuclear de la UE: con 42.000 toneladas y 40 aeronaves embarcadas, ha participado en misiones en el Mediterráneo y el Indo-Pacífico, demostrando su autonomía de 7-10 años sin repostar combustible

Italia cierra el cuarteto europeo con el ITS Cavour, de 27.100 toneladas, que fue el primer buque del continente en operar el F-35B y que la Marina define como “cuádruple”: portaaviones, plataforma anfibia, centro de mando y buque hospital. Su versatilidad le permite actuar tanto en operaciones de asalto anfibio como en misiones de guerra electrónica en el Mediterráneo.

Turquía y España entran en la carrera

Turquía avanza con el MUGEM, su primer portaviones nacional de 60.000 toneladas basado en el diseño español del Juan Carlos I, que operará tanto aviones tripulados como drones de combate. Con este buque, Ankara busca proyectar poder en el Mediterráneo oriental y consolidar su industria de defensa como exportadora. España, por su parte, ha encargado a Navantia un estudio de viabilidad para un portaviones convencional de 40.000 toneladas, con catapulta y cable de arresto, capaz de embarcar 30 cazas y con horizonte de entrada en servicio en 15 años. Si se confirma, el nuevo buque superaría al actual Juan Carlos I y situaría a la Armada Española entre las potencias de proyección naval de la OTAN.

El resultado es un mapa naval al alza: mientras EE UU mantiene la supremacía con superportaviones nucleares, Europa opta por buques más pequeños, polivalentes y adaptables a drones, y los socios mediterráneos Turquía y España se preparan para saltar al club de los portaviones en la próxima década.