
Brexit
Corbyn presiona a May para seguir en el mercado único
Los laboristas aseguran que su prioridad es el empleo y la economía mientras se reanuda hoy la tercera ronda de negociaciones del Brexit

Los laboristas aseguran que su prioridad es el empleo y la economía mientras se reanuda hoy la tercera ronda de negociaciones del Brexit.
La pausa veraniega tan sólo ha servido para calmar las aguas temporalmente. Esta vez las preocupaciones no le llegan a Theresa May por el flanco amigo sino por su adversario natural: el partido laborista. Tras meses de ambigüedad, ayer el principal partido de la oposición se mostró partidario de preservar el mercado común y la unión aduanera durante el periodo transitorio que comenzará tras el portazo británico, previsto para el 29 de marzo de 2019 y que se extendería de manera limitada hasta que Reino Unido y Londres hubiese culminado un acuerdo de libre comercio.
En caso de ocupar el número diez de Downing Street, «el Partido Laborista intentaría un acuerdo de transición que mantenga las mismas condiciones de base de las que nos beneficiamos actualmente en la UE», escribió Keir Starmer, responsable del Brexit de esta fuerza política , en una tribuna de opinión publicada en el periódico «The Observer». «Esto significa que intentaríamos permanecer en la Unión aduanera europea y dentro del mercado único durante este periodo» y que «respetaríamos las reglas». Pero Starmer en este artículo publicado en la prensa británica incluso va mucho más allá y no descarta que Reino Unido pueda mantener la unión aduanera de manera permanente tras el Brexit en pos del tan cacareado pragmatismo británico: «Siempre pondremos el empleo y la economía en primer lugar. Esto significa que permanecer en una forma de unión aduanera en la UE es un resultado posible para el Partido Laborista pero debe ser un tema de negociaciones», dejó caer el político británico.
Una posición contraria al del Ejecutivo de Theresa May, en perpetuo conato de guerra civil entre brexiters duros y blandos. Hasta ahora, los conservadores británicos han admitido a regañadientes la necesidad de un periodo transitorio corto sin mercado común ni unión aduanera en la creencia de poder conseguir una relación a la carta con los Veintisiete a través de una acuerdo comercial futuro negociado de manera express. La toma de postura del partido laborista se produce justo antes del comienzo de la tercera ronda negociadora entre las dos partes marcada por la impaciencia de Bruselas.
Un alto cargo lamentó el viernes la falta de «sustancia» en las posiciones británicas. A pesar de que durante el mes de agosto Reino Unido ha publicado sus «líneas rojas» sobre uno de los temas capitales en la primera fase de las conversaciones, –la situación de Irlanda del Norte– su ambigüedad sobre la factura de salida amenaza seguir lastrando las negociaciones y minando la necesaria confianza entre las dos partes.
Se da por supuesto que durante esta semana Londres seguirá sin presentar ningún documento sobre el acuerdo financiero, pero al menos, se espera que de algunas pistas sobre su interpretación jurídica de qué tipo de facturas está dispuesto a pagar. En la capital comunitaria no sólo preocupa la indefinición sino también los intentos de comenzar a negociar bajo cuerda el futuro acuerdo comercial antes de haber firmado el divorcio. Las tácticas de la delegación británica inquietan en Bruselas que temen la utilización de la «frontera invisible» entre las dos Irlandas y la necesidad de un acuerdo aduanero en el Ulster como «moneda de cambio» en palabras de fuente diplomáticas para conseguir avances en la relación futura entre Londres y los Veintisiete.
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