Argentina
Cristina Fernández de Kirchner se queda
La presidenta argentina no parece dispuesta a asumir su derrota y, junto al resto del peronismo, se prepara para una dura oposición.
La presidenta argentina no parece dispuesta a asumir su derrota y, junto al resto del peronismo, se prepara para una dura oposición.
Cristina Fernández de Kirchner dejará en once días el poder de Argentina después de ocho años de mandato. El triunfo logrado por el dirigente de centroderecha Mauricio Macri en las elecciones celebradas el 25 de octubre pasado no sólo pone fin al ciclo político del kirchnerismo, sino que también abre la incógnita acerca de qué modo se reconstruirá el partido desde la oposición. «No me voy a ir, quédense tranquilos. Siempre voy a estar con ustedes», aseguró la jefa de Estado ante cientos de sus seguidores en un acto realizado sólo 72 horas después de la victoria de Macri, conseguida por una ajustada diferencia apenas superior al dos por ciento sobre Daniel Scioli, el candidato que representó al oficialista Frente para la Victoria (FPV).
En el mismo discurso, Cristina Fernández se comprometió a defender «los derechos conquistados» por la población «en estos últimos doce años», los ocho de su gobierno y los cuatro de su esposo, Néstor Kirchner, fallecido en 2007. Una encuesta difundida en abril, en coincidencia con el inicio del proceso electoral que terminó con el triunfo de Macri, indicó que la imagen positiva de la jefa de Estado superaba el 40 por ciento, una cifra que no parece lejana a la que tendría hoy si se apoya en el porcentaje de votos que logró Scioli, superior al 48%.
«Si se piensa que al Frente para la Victoria lo pasaron por arriba, se está equivocado», considera Marcelo Leiras, politólogo y director del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de San Andrés. El kirchnerismo tiene planeado despedir a su líder con un acto multitudinario que se realizará el próximo 9 de diciembre, un día antes de la asunción de Macri. La convocatoria será en la histórica Plaza de Mayo. La movilización no sólo tendrá como objetivo decir adiós a Cristina, sino mostrar que su figura sobrevolará el futuro Gobierno. Macri está obligado a tejer alianzas en el Parlamento, donde aun en alianza con otros opositores está lejos de lograr la mayoría. El kirchnerismo, en tanto, todavía no definió si al frente de sus diputados continuará la legisladora Juliana Di Tulio o si alguno de los dirigentes de La Cámpora, la agrupación que dirige el hijo de la presidenta, Máximo Kirchner, toma el control.
«Me gustaría que Cristina presidiera al justicialismo», expresó Carlos Kunkel, diputado que conoce a la jefa de Estado desde su juventud, cuando militaban políticamente en los años 70. Para Kunkel, el kirchnerismo en la oposición debe tener una «una conducción que represente a los gobernadores de las provincias y los alcaldes de las principales localidades de la provincia de Buenos Aires», histórico bastión del peronismo que perdió a manos de María Eugenia Vidal, la candidata de Macri, después de 28 años.
Entre las pocas certezas que existen acerca de cuál será el destino de la mandataria se encuentran que se instalará en Santa Cruz, la provincia patagónica natal de su fallecido esposo, y que vivirá entre las ciudades de Río Gallegos y la villa turística de El Calafate, ambas a más de 2.500 kilómetros al sur de Buenos Aires. ¿Cuál será el rol de Scioli? El derrotado candidato se reunió días atrás con un grupo de dirigentes peronistas para evaluar qué estrategia utilizar después del 10 de diciembre. Si bien representó al oficialismo en las pasadas elecciones, Scioli no tiene una buena relación con La Cámpora, aunque ha-ya demostrado ser leal a sus planteamientos como agrupación.
«El Justicialismo es un partido con mucha experiencia en el poder y también como oposición, por lo que ahora nuestro principal desafío es custodiar todo lo logrado en estos doce años», comentó Scioli. Por su parte, resta definir qué papel querrá cumplir Sergio Massa, tercero en las presidenciales con más del 20% de los votos. Massa proviene del peronismo, fue jefe de Gabinete de Cristina Fernández entre 2008 y 2009 pero mantiene diferencias con el kirchnerismo. Sin embargo, tiene para exhibir la cosecha de cinco millones de adhesiones en las urnas.
El inicio del camino de Macri, sus aciertos y errores en la gestión, marcará también cuál será el alcance de la figura de la saliente mandataria. Si consigue dominar la economía sin empobrecer el bolsillo de los argentinos, entonces habrá conseguido el centro de la escena y una carta importante para negociar con el peronismo. Si no lo logra, el paso de los días podrá agigantar la influencia de Cristina Fernández. De momento ésta parece empeñada en mostrar que no asume la derrota y pondrá contra las cuerdas al nuevo Gobierno. Con la legislatura agotada, el jueves los kirchneristas presentaron a votación casi un centenar de proyectos de ley en una clara demostración de intenciones.
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