Alcohol

Un diputado australiano reconoce haber mezclado alcohol con medicamentos tras aparecer en un vídeo visiblemente ebrio

El incidente protagonizado por el conservador Barnaby Joyce ha derivado en acusaciones de sexismo en la política australiana

El viceprimer ministro, Barnaby Joyce
El ex viceprimer ministro, Barnaby Joycelarazon

El diputado conservador Barnaby Joyce reconoce que aquella noche mezcló alcohol con medicamentos. La historia acabó mal para el que fuera viceprimer ministro del Gobierno de Australia y actual titular en la sombra de la cartera de Asuntos de los Veteranos. El pasado viernes, el tabloide Daily Mail publicó unas imágenes grabadas el pasado 7 de febrero en las que aparecía tumbado boca arriba en una acera de Canberra, con los pies sobre una jardinera. Hablaba por teléfono con su esposa, Vikki Campion, en un tono agresivo.

«Tomo un medicamento con receta y dicen que te pueden pasar ciertas cosas si bebes, y tenían toda la razón del mundo», explicó el parlamentario del Partido Nacional en el canal de televisión Seven. «No busco compasión ni excusas. Simplemente lo mantengo. Lo que dije es lo que dije. Volví, me senté en una jardinera, me caí y me grabaron. Ya está. ¿Qué más se puede decir?». Joyce cambió su versión de los hechos. Aseguró inicialmente que había tropezado después de salir del Parlamento, pero no reconoció haber consumido alcohol.

El jefe de los Nacionales, David Littleproud, ha cerrado filas con su compañero de filas a pesar de las críticas formuladas por otros pesos pesados de la formación conservadora, como la también diputada Anne Webster.

Pero el resto de fuerzas del arco parlamentario no se han mostrado tan indulgentes. La laborista Tania Lawrence dijo que el incidente degradaba la imagen pública de todos los diputados, independiente de si comparten o no bancada con Joyce. «Estamos en el punto de mira y deberíamos actuar en consecuencia», remarcó en rueda de prensa. Lawrence comparó a Joyce con Sir Les Patterson, un personaje paródico interpretado por el difunto cómico australiano Barry Humphries que se caracterizaba por su consumo excesivo de alcohol, comportamiento inapropiado y lenguaje soez.

El líder de los Verdes, Adam Bandt, se preguntó si la reacción de la opinión pública hubiera sido diferente si el incidente hubiera sido protagonizado por una mujer. «Creo que, si una mujer política se encontrara en una situación similar, habría una condena generalizada», denunció Bandt. «De hecho, ya lo hemos visto anteriormente. Y creo que el hecho de que mucha gente se encoja de hombros es una llamada de atención sobre si estamos aplicando el mismo rasero en todo el Parlamento».

Aludía el líder de los Verdes al caso de Lidia Thorpe. La senadora independiente se vio envuelta el pasado año en un altercado a primera hora de la mañana a la salida de un club de striptease de Melbourne. Allí, Thorpe se enzarzó en una sonora discusión con varios hombres. El primer ministro, Anthony Albanese, se pronunció sobre aquel suceso tildando de «claramente inaceptable» el comportamiento de la senadora indígena. El laborista dijo entonces que esperaba que Thorpe «recibiera algún tipo de apoyo».

Sin embargo, sobre el incidente de Joyce, Albanese se ha limitado a pedir explicaciones al diputado. Una reacción tímida que Thorpe ha criticado: «El Parlamento sigue siendo un club privado de chicos, y éste es el último ejemplo del doble rasero que vemos en los hombres en el poder. El sexismo, la misoginia y el racismo siguen plagando nuestra política, y está claro que el primer ministro desempeña un papel en ello».

«La tendencia de Barnaby Joyce a comportarse de forma autodestructiva rara vez ha provocado otra cosa que una sonrisa irónica y la indulgencia de sus colegas de los Nacionales, esos diputados que ahora, de forma hilarante, se quejan de que la gente filmó a un Joyce borracho tirado en un sendero de Canberra en lugar de ayudarle», escribe periodista Bernard Keane escribe en las páginas del diario local Crikey. «El listón por el que pasas es el listón que aceptas, quizás, y los diputados de los Nacionales han pasado por alto las payasadas de Joyce durante dos décadas. De hecho, le eligieron para liderarles a pesar de sus problemas con el alcohol, las acusaciones no resueltas de acoso sexual (acusaciones que él niega) y la muy pública ruptura matrimonial».