Política exterior
EE UU acusa a familiares de Maduro de conspirar para introducir cocaína
Dijo que era el hijo del presidente Nicolás Maduro en el momento de su detención. Pero eso no impidió a los agentes de la agencia antidroga estadounidense (DEA) proceder a la detención. Un ahijado y un sobrino del presidente de Venezuela fueron imputados ayer por conspirar para introducir cocaína en Estados Unidos. Estaba previsto que a lo largo del día se presentasen ante un juez federal en Manhattan para proceder a la lectura de cargos.
Efraín Antonio Campo Flores, ahijado del mandatario venezolano, y Franciso Flores, sobrino, están acusados manera formal de un cargo de narcotráfico, según la imputación aprobada por un gran jurado de Nueva York, primer paso en los procedimientos judiciales en EE UU. El miércoles, cuando se informó de la detención en Puerto Príncipe (Haití), se indicó que en la lectura de los cargos en Nueva York se les acusaría de conspiración de introducir 800 kilogramos de cocaína en Estados Unidos por los que le podría caer la pena máxima de cadena perpetua, según informó ayer en un comunicado el fiscal del caso, Preet Bharara. En el escrito se apuntó que ambos habían tenido diferentes encuentros en Venezuela en el mes de octubre para planear el envío de cocaína. Habían planeado hacerlo a través de Honduras. Esta detención aumentará las tensiones entre Estados Unidos y Venezuela por la relación directa de los acusados con Maduro. Campo Flores, de 29 años, ahijado del presidente, creció con su esposa Cecilia Flores, que es tía del segundo detenido, Francisco Flores de Freitas. En Washington, se teme que el líder bolivariano pueda utilizar el incidente para declarar el estado de emergencia y anular las decisivas legislativas de diciembre. El presidente de la Asamblea Nacional y «número dos» del régimen, Diosdado Cabello, que también está acusado de narcotráfico por un tribunal norteamericano, aseguró que «tenemos una vez más que denunciar el imperialismo norteamericano por sus ataques a nuestro país».
La comparecencia de los sobrinos de Maduro se produjo horas después de que el presidente de Venezuela se dirigiera al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en un discurso en el que recordó a Simón Bolívar y Hugo Chávez como los grandes líderes que consiguieron poner al ser humano en el centro de la política. Con la Constitución en la mano, Maduro volvió a enarbolar la tesis de la conspiración, criticando a los «modelos imperiales» que siguen amenazando a gobiernos como el suyo y quieren «imponer oligarquías desde el acoso y la manipulación en el tema de los derechos humanos de Occidente». «Venezuela enfrenta un acoso permanente», dijo. Asimismo sostuvo que su objetivo es «intentar proteger a quienes conspiran contra la patria», entre los que mencionó al «imperio» y sus aliados, en alusión a Estados Unidos.
«Me alegra estar aquí nuevamente. Hace unos años como ministro de Asuntos Exteriores, cuando me tocó defender la verdad de nuestra patria... No es la primera vez que un funcionario por allí le lanza a Venezuela acusaciones temerarias, tomadas de las agendas de acoso mundial, de la media imperial contra la patria de Simón Bolívar y no será la primera vez que derrumbemos las mentiras con la poderosa fuerza de la verdad que tiene nuestro país», insistió en Ginebra.
La sesión de Maduro fue aceptada «como un acto de cortesía», como subrayó el presidente del Consejo, el alemán Joachim Rücker. También intervino el alto comisionado de Derechos Humanos de la ONU, el jordano Zeid Ra’ad al Husein. Zeid denunció la presión a la que son sometidos los jueces y fiscales venezolanos, especialmente cuando lidian con «casos políticamente sensibles», en clara alusión al proceso de Leopoldo López.
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