Política

El Cairo

Egipto se acerca al abismo en el aniversario de Mursi

Un detractor de Mursi muesta una tarjeta roja en la que insta al presidente egipcio a marcharse
Un detractor de Mursi muesta una tarjeta roja en la que insta al presidente egipcio a marcharselarazon

Todo comenzó hace menos de dos meses de manera espontánea e inocente. En este tiempo, el movimiento «Tamarrud» (rebelión) habría recogido más de 22 millones de firmas para pedir la dimisión del presidente egipcio, Mohamed Mursi, que lleva tan sólo un año en el poder.

Todo comenzó hace menos de dos meses de manera espontánea e inocente. En este tiempo, el movimiento «Tamarrud» (rebelión) habría recogido más de 22 millones de firmas para pedir la dimisión del presidente egipcio, Mohamed Mursi, que lleva tan sólo un año en el poder. Sus razones son claras: la economía y la seguridad han empeorado, las condiciones de vida de los más desfavorecidos no han mejorado, y los egipcios aún no han conseguido la dignidad y la justicia que exigen desde la revuelta de 2011.

Hoy, coincidiendo con un año de la toma de posesión de Mursi, «Tamarrud» ha convocado multitudinarias protestas para forzar la marcha del islamista y el movimiento se muestra convencido de que puede derrocarle, de la misma forma que al dictador Hosni Mubarak. «Millones de personas bajarán a la calle y permanecerán en las plazas de todo Egipto hasta que el presidente se vaya», asegura a LA RAZÓN Shady Malek, coordinador de «Tamarrud». «Sabemos que no será fácil, pero permaneceremos hasta que se marche». Junto a este movimiento se manifestarán los partidos de la oposición liberal e izquierdista, así como muchos otros grupos revolucionarios que apoyaron a Mursi en las presidenciales de 2012 y que ahora se sienten traicionados y decepcionados. El Frente de Salvación Nacional, que reúne a los principales partidos y líderes opositores –incluidos los ex candidatos presidenciales Mohamed Al Baradei y Amro Musa–, se ha sumado a la convocatoria. «Hay que volver a las urnas después de todos los fracasos acumulados por Mursi, no podemos esperar otros tres años (hasta el término de su mandato)», declara a este periódico Jaled Dawud, portavoz del FSN. Dawud asegura que el bloque opositor sólo apoya al grupo «Tamarrud», pero que ésta es una iniciativa totalmente independiente de los jóvenes, y en parte por ello está teniendo tanto éxito.

Miles de voluntarios sin afiliación han recogido firmas en las pasadas semanas, en los rincones más remotos de Egipto, y también a través de internet. A pesar de que las firmas no están compulsadas y los números no se pueden verificar, el grupo ha conseguido reunir y canalizar la rabia, la frustración y las penurias diarias de los egipcios comunes, muchos de los cuales se rebelan contra Mursi, no por razones políticas o ideológicas, sino por la situación cada vez más dramática en la que viven.

Métodos autoritarios

Las crisis cíclicas por la escasez de combustible, los cortes de agua y de luz, el encarecimiento de los bienes básicos, la falta de seguridad y la anarquía más absoluta en las calles han marcado el primer año en el poder de Mursi. Además, existe un sentimiento creciente de que el islamista sólo gobierna para su grupo, los Hermanos Musulmanes, y con la única finalidad de hacerse con el poder. Los islamistas están intentando dominar todas las instituciones, con los mismos métodos autoritarios del régimen de Mubarak, lo cual ha provocado la reacción no sólo de los revolucionarios, sino también de esa parte más laica y liberal del Estado y de la sociedad. La Hermandad cuenta cada vez con más enemigos, y entre ellos están, por supuesto, los miembros del régimen anterior y los nostálgicos, cada vez más numerosos.

El país está profundamente dividido entre los Hermanos Musulmanes y sus seguidores, y los detractores del Gobierno: el odio y el rencor entre ambas partes hacen que ya se hable de guerra civil, tal y como advirtió esta semana la máxima autoridad islámica suní del país, Al Azhar. Por su parte, el Ejército se mantiene al margen, pero vigilante y dispuesto a intervenir en el caso de que estalle la violencia y el caos, algo que ya ha dicho que no permitirá. Anoche, todas las fuerzas políticas, incluida la presidencia y el papa copto Tauadrus II, rechazaron la violencia y pedían mantener el carácter pacífico de las protestas, pero con los dos bandos en las calles, un choque violento parece inevitable.