Defensa

El ejército de Estados Unidos redescubre un arma para su infantería: fue muy utilizada en las dos guerras mundiales

Un viejo mortero ligero que se opera a mano resurge en el debate táctico militar como arma clave para el combate moderno y rápido

La 82.ª División Aerotransportada, una división de infantería paracaidista del Ejército de Estados Unidos
La 82.ª División Aerotransportada, una división de infantería paracaidista del Ejército de Estados UnidosHUBERT DELANY / US ARMY HANDOUTAgencia EFE

El mortero M224 de 60 milímetros, particularmente en su modo de operación manual, se ha convertido en un punto de discusión notable dentro de las unidades de infantería. Esta configuración, que permite disparar el arma sin necesidad de una base o bípode fijos, genera opiniones muy diversas entre los militares.

Para algunos, este método representa una herramienta enormemente versátil y subestimada, capaz de ofrecer un apoyo de fuego indirecto ágil en situaciones complejas. Para otros, sin embargo, no pasa de ser una técnica peligrosa o poco práctica, lastrada por incidentes de seguridad o percepciones pasadas sobre su utilidad limitada. Existen distintas opiniones contrapuestas sobre su eficacia real.

Este debate se enmarca en cambios doctrinales de calado, como la reestructuración de fuerzas que busca unidades más ligeras, rápidas y autónomas. Se argumenta que la forma de operar este mortero, si se integra correctamente, encaja de forma importante con el tipo de conflicto que se espera afrontar en el futuro: un combate distribuido y rápido con escaso apoyo logístico.

Un arma 'distinta' para un combate moderno

Los defensores del mortero M224 en modo manual sostienen que se ha juzgado el arma de forma equivocada al compararla con sistemas más pesados o en escenarios convencionales. Se señala que, si bien el mortero de 81 mm ofrece mayor alcance y potencia en posiciones estáticas, el de 60 mm manual es una herramienta diferente que brilla en otros contextos, muy distintos a su empleo convencional estático.

Según según Themaneuverist, redescubrir su utilidad implica mirar al pasado. Durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército japonés empleó el lanzagranadas Tipo 89, similar a un mortero ligero, para proporcionar apoyo indirecto desde cubierta a pequeñas unidades en la densa jungla, justo antes de un asalto.

Otro ejemplo proviene de la Guerra de Rodesia en los años 70. Los Selous Scouts, una unidad de reconocimiento y contrainsurgencia, usaban el mortero M-4 Commando sudafricano, ligero y portátil para dos operadores. Este arma les permitía iniciar incursiones con fuego indirecto sin depender de artillería pesada, demostrando que una unidad ligera dos hombres podía tener un impacto considerable.

Las ventajas que se le atribuyen a este modo de operación son varias. Proporciona una alta movilidad y discreción, permitiendo a dos operadores desplegar, disparar un par de proyectiles y moverse en apenas diez segundos, reduciendo la posibilidad de ser detectados y atacados.

Además, es una herramienta versátil, capaz de disparar proyectiles de alto explosivo, humo o iluminación desde posiciones cubiertas. Y, lo que es notable, requiere menos personal que una dotación convencional de mortero, liberando efectivos para otras tareas.

Para integrar esta capacidad, se propone que las unidades de infantería ensayen misiones de fuego con movimiento, utilicen el mortero manual en la persecución de fuerzas enemigas en retirada y consideren su uso desde vehículos para un inicio indirecto de asalto rápido.

Los expertos señalan que, aunque no reemplaza a la artillería pesada, el mortero M224 manual es una herramienta táctica valiosa. Argumentan que, para el futuro escenario de operaciones distribuidas y ligeras, contar con equipos pequeños capaces de desplegar fuego indirecto rápido podría marcar una diferencia táctica importante en el campo de batalla.