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El acuerdo nuclear de EEUU con Irán enciende las alarmas en Israel
Teherán se compromete a reducir su programa atómico bajo supervisión internacional. Las sanciones de EE UU y la ONU sólo se levantarán si el régimen cumple lo pactado. Israel mantiene que la república islámica podrá burlar el control y desarrollar su programa
Obama asegura que «el mundo será más seguro» porque excluye el uso de la fuerza militar. Israel se muestra escéptico y cree que el pacto está «desconectado de la realidad». El enriquecimiento de uranio estará supervisado durante 25 años por «controles estrictos»
El programa nuclear de Irán será reducido, de uso no militar, y estará controlado durante 25 años a cambio del levantamiento de sanciones económicas impuestas por Washington, la ONU y los aliados, según el acuerdo preliminar que ayer alcanzaba con Teherán el grupo Grupo 5+1, formado por Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China. La mayoría del uranio de la república islámica tendrá que desaparecer o bien ser transportado al extranjero, según el convenio marco alcanzado ayer en Lausana, Suiza. No obstante, las negociaciones con Teherán se prolongarán, como estaba previsto, hasta el 30 de junio para cerrar los detalles técnicos y legales del acuerdo.
La jefa de la diplomacia europea, la italiana Federica Mogherini, actuaba como coordinadora del encuentro, y ofrecía una rueda de prensa televisada al final del octavo día de negociaciones, junto al ministro de Asuntos Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif. Las partes terminaban una ronda de encuentros maratonianos finalmente con un gran paso político, que pone fin a 12 años de desencuentros. «Hoy hemos dado un paso definitivo. Tenemos soluciones gracias a la determinación política y la voluntad que las han hecho posibles», anunciaba.
A partir de ahora se trabaja en el plan de acción, que estará «guiado por las soluciones» pactadas ayer. «La capacidad de enriquecimiento de uranio de Irán será limitada y el desarrollo se llevará a cabo en un calendario acordado. Habrá colaboración internacional para potenciar la investigación en las instalaciones nucleares, que serán de uso no militar. Una «joint-venture» asistirá a Irán para modernizar los reactores, que no producirán uranio. «El uranio será exportado y la UE se encargará de que se levanten todas las sanciones económicas relacionadas con el programa nuclear», explicaba Mogherini, sin especificar el periodo por el que se anulan las sanciones. Después trascendía que las sanciones se suspenderán una vez que la AIEA verifique que Irán ha cumplido con los puntos clave del acuerdo. Por su parte, el ministro de Exteriores de Irán, Mohamed Javad Zarif, leía en farsi el mismo comunicado que Mogherini había anunciado en inglés, y recordaba que el acuerdo tendrá que ser refrendado en el Consejo de Seguridad de la ONU. «Agradezco a Mogherini y a todos los miembros de los medios por su intención de trabajar con nosotros y ayudarnos a decir al mundo lo que aquí está pasando», decía el ministro en inglés.
Según un documento del Gobierno estadounidense que resume el acuerdo, recogido por Reuters, Irán no enriquecerá uranio por encima del 3,67 por ciento durante al menos 15 años, reduciendo a un tercio las 19.000 centrifugadoras de enriquecimiento de uranio instaladas actualmente. «Sólo 5.060 centrifugadoras podrán funcionar enriqueciendo uranio en los próximos diez años e Irán se compromete a no construir instalaciones para enriquecimiento de uranio en un plazo de 15 años», añade la nota. Asimismo, el acuerdo contempla que las sanciones internacionales se reducirán si se verifica que Irán cumple con sus compromisos, mientras las inspecciones sobre el programa nuclear iraní y la cadena de suministro de uranio estarán en vigor durante 25 años.
Dos días se han prolongado las conversaciones después de que se cumpliera la fecha límite del 31 de marzo para concluir las negociaciones. Y después de muchos mensajes contradictorios, las informaciones que se filtraban previamente a la rueda de prensa ya apuntaban un pacto inminente.
Las negociaciones siempre pretendieron que Teherán congelara sus actividades nucleares durante al menos una década a cambio de que Occidente relajara sus sanciones contra Irán, que ahogan su economía. Teherán por su parte se comprometía también a cooperar más rápidamente con la OIEA, aunque seguía manteniendo que el enriquecimiento de uranio no tenía otro fin que la producción de energía con fines médicos y científicos, ante la desconfianza de EE UU y el resto de potencias. Los principales escollos para el consenso siempre han tenido que ver con el levantamiento de las sanciones y su duración.
Al cierre de esta edición se aguardaba en la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, la llamada del presidente estadounidense. Éste quería, según la Casa Blanca, explicar personalmente los detalles del acuerdo al líder hebreo. De fondo, cabe recordar, chocan dos visiones muy distintas acerca de lo que se ha estado negociando con la república islámica. Para Estados Unidos, se trata de un «acuerdo bueno y robusto», mientras que para Israel –aunque no hubo pronunciamientos oficiales después de la publicación de los detalles– todo indicaba que lo negociado no impedirá que Irán se convierta en una potencia nuclear.
Netanyahu se limitó a tuitear que Israel exige y exigirá a Irán «detener el terrorismo y la agresión» y a Occidente, ser firme al respecto. En su tuit, el «premier» israelí adjuntó un diagrama que muestra en cuántos puntos de Oriente Medio está involucrado Irán –Yemen, Irak, Siria, Líbano y Egipto–. El jefe de Gobierno israelí recalcó que cualquier acuerdo debe lograr un retroceso significativo en las capacidades nucleares de Irán.
Si bien mucho dependerá de los detalles que sean ultimados hasta fin de junio, y más allá de estos, hay dos temas claves que preocupan a Israel: que sea solamente por diez años (aunque algunas limitaciones son por 15), un tiempo que Jerusalén considera insuficiente, y la convicción de que Irán hallará la forma de engañar, ocultar y mentir, como ha hecho hasta ahora.
Las claves del acuerdo
Teherán reducirá el uranio enriquecido a niveles bajos de 10.000 kilogramos a 300 kilogramos a un máximo del 3,67% en los próximos cinco años.
Las sanciones de Estados Unidos, la UE y las aprobadas por el Consejo de Seguridad se reducirán paulatinamente si se constata que el régimen iraní cumple sus compromisos.
Irán se compromete a no construir instalaciones para enriquecimiento de uranio en un plazo de 15 años y las que no estén incluidas en el pacto serán supervisadas por la AIEA.
Las inspecciones «rigurosas» sobre el programa nuclear de la república islámica y la cadena de suministro de uranio de sus intalaciones estarán en vigor durante al menos 25 años.
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