Guerras y conflictos
El Ejército iraquí reanuda la batalla sobre Mosul, bastión del Daesh
«Era un infierno en vida», relata a LA RAZÓN Husein, un padre de familia que logró huir.
Aún permanecen atrapados en la antigua capital económica alrededor de un millón de habitantes que son utilizados como escudos humanos, lo que dificulta la toma de la ciudad.
La ciudad de Mosul, la segunda más importante de Irak y con una población que superaba más de cuatro millones de habitantes al comienzo de esta contienda, sigue cercada por las distintas divisiones del Ejército iraquí y las milicias chiíes. Aún permanecen atrapados en la antigua capital económica alrededor de un millón de habitantes que son utilizados como escudos humanos, lo que dificulta la toma de la ciudad. También juega en contra del avance las lluvias y las bajas temperaturas de los últimos días. Las tropas iraquíes reconocen que la toma de Mosul llevará algo de más tiempo del anunciado al comienzo de la ofensiva en octubre.
Los civiles intentan huir del fuego cruzado del denominado Estado Islámico y el Ejército iraquí. No sólo tienen que hacer frente a los enfrentamientos entre ambos bandos, sino a los francotiradores del EI que disparan a los civiles indiscriminadamente cuando intentan salir de la ciudad. Los que consiguen escapar llegan al pequeño pueblo de Bartella, de mayoría cristiana y 20 kilómetros al este de la ciudad de Mosul. Allí son agrupados e interrogados por las fuerzas de inteligencia iraquíes para intentar detectar desertores del Estado Islámico entre los refugiados que intentan abandonar la ciudad. Los campamentos de refugiados alrededor de Mosul siguen recibiendo un goteo incesante de familias que varía en número en función de la ofensiva. El invierno está siendo frío en el norte de Irak y los distintos campamentos de Hashansham a las afueras de Mosul, aunque con buenas tiendas, se encuentran embarrados. Allí familias como la de Husein, esperan a poder reunirse con los seres queridos que aún permanecen atrapados. Husein, de 65 años, casado con dos mujeres y con más de veinte hijos, no puede olvidar las brutalidades que el Estado Islámico cometía en la ciudad. Husein relata que muchos de sus vecinos se unieron a ellos sin pensarlo adorando la bandera negra y otros, como él, reusaron. Cuando llegaron al principio todo era tranquilo, pero al poco tiempo hicieron honor al horror que les precedía. A las mujeres se las castigaba con brutalidad, no había privacidad en los hogares y se destruyó la armonía entre cristianos, musulmanes y yazidíes. La limosna era obligatoria, llamaban por las puertas recogiendo a los hombres para el rezo y, si no acudían, eran azotados con varas. «Era un infierno en vida», se lamenta Husein. Su mujer denuncia la falta de electricidad, y que tienen que calentar cacerolas de agua para poder bañar a los niños. La ralentización de la ofensiva y la climatología no ayudan a las esperanzas de las familias de un pronto regreso. Las fuentes oficiales consultadas por LA RAZÓN en la base iraquí de Mahmohur, a pocos kilómetros de Erbil, no se aventuran a pronosticar la duración de la ofensiva y cuánto tiempo llevará tomar la ciudad. Mencionan que será una ofensiva diferente tanto en tiempo como en forma en el este y oeste, pero es un pronóstico que ha cambiado por parte de las Fuerzas de Seguridad iraquíes desde el comienzo de la intervención militar. Desde hace un par de semanas, el Gobierno iraquí ha limitado el acceso de la Prensa a los frentes de combate y los alrededores de Mosul acusando a los medios internacionales de falsear las bajas de sus tropas en la ofensiva.
Mientras que en el frente el Estado Islámico sigue manteniendo ocupadas a las tropas iraquíes, en la retaguardia se continúa luchando con la extinción de los pozos de petróleo incendiados por el EI en su estrategia de tierra quemada. El humo de los pozos de Qayyarah, a unos 130 kilómetros de Erbil, inunda el cielo, esto no sólo evita los ataques aéreos, sino tener que destinar valiosos efectivos a la difícil extinción de los mismos. A día de hoy se sigue luchando contra el EI no sólo en Mosul sino en el extranjero. Ninguna de las fuentes consultadas por este medio estima que se podrán ver resultados efectivos en la toma de la ciudad antes de dos o tres meses.