Elecciones en Estados Unidos

El triunfo de los indecisos

El magnate logra el respaldo de varios estados que hace cuatro años votaron por Obama. Nueva York y California cumplieron con lo esperado y apoyaron a Clinton

Muchos aprovecharon las elecciones para visitar la tumba de Susan B. Anthony, líder del movimiento sufragista en EE UU
Muchos aprovecharon las elecciones para visitar la tumba de Susan B. Anthony, líder del movimiento sufragista en EE UUlarazon

Trump se impone en casi todos los Estados donde los sondeos no daban un ganador claro. El republicano se hace con Florida y Ohio, llave hacia la Casa Blanca en todas las elecciones desde hace más de 50 años.

La batalla por el despacho oval ha sido más que nunca la de atraer el voto de los indecisos. Los sondeos daban a Hillary Clinton 270 votos electorales casi seguros, frente a los 164 de Donald Trump. Entre medias 171 delegados dudosos para alcanzar los ansiados 270 votos que llevan a la Casa Blanca. En total, 14 estados clave, algunos tan importantes como Florida, Pensilvania u Ohio. Una lucha voto a voto en la que el candidato republicano se impuso a la demócrata, atrayendo para sí a los mayores estados. Incluso se permitió el lujo de arrebatarle una de las regiones que las encuestas incluían como territorio demócrata: Wisconsin. Según avanzaba la noche, Trump iba asestando certeros golpes a su rival, arrebatándole la mayor parte de los estados bisagra y avanzando inexorablemente hacia la presidencia.

En Florida, donde en el año 2000 la victoria de George W. Bush sobre Al Gore se decidió por apenas 537 votos, la batalla fue encarnizada. En algunos momentos de la noche, la distancia entre ambos candidatos fue de apenas 26 votos. Finalmente, el cuarto estado más poblado del país fue para Trump, que se llevó sus 29 electores. Una cifra que acerca al magnate a Washington, pues supone más de una cuarta parte de los 106 votos electorales que Trump debía sumar a sus apoyos garantizados para lograr convertirse en presidente de Estados Unidos.

Ohio fue sin duda otro gran golpe de efecto en la carrera de Trump hacia la Casa Blanca. El estado cuna de los vigentes campeones de la NBA, los Cleveland Cavaliers de Lebron James, ha marcado desde 1964 el devenir de las elecciones. Desde hace más de 50 años, quien gana en Ohio gana la presidencia. Y aquí, Trump se impuso por goleada, con más de medio millón de votos de diferencia. El polémico magnate también batió a Clinton en otros grandes estados «indecisos» como Michigan, Georgia, Carolina del Norte y Arizona. La ex primera dama y ex secretaria de Estado ni siquiera pudo salvar Pensilvania y sus 20 electores para la causa demócrata. El Estado, muy ligado al partido azul, estuvo casi toda la noche a favor de Clinton. Sin embargo, en el último momento dio un giro radical a favor de Trump, en un golpe moral importantísimo. Clinton también logró el apoyo de Virginia, aunque por momentos la situación amenazaba con entregar el estado a Trump. En la coste Atlántica, el republicano se llevó también Georgia y Carolina del Norte, además de plantar cara a Clinton en New Hampshire. El pequeño estado, ubicado en la región de Nueva Inglaterra, había votado demócrata en las tres últimas elecciones presidenciales.

El cambio respecto a las pasadas elecciones es más que notable. Trump ha logrado darle la vuelta a la tortilla hacia el lado del partido republicano, en un giro que pocos daban por probable antes de la cita con las urnas. El segundo mandato de Barack Obama contó con el apoyo de varios grandes estados que ayer dieron la espalda a los demócratas. Además de Florida, la zona de los grandes lagos dio un vuelco desde el azul de 2012 al rojo en 2016. Tanto Ohio como Michigan y Wisconsin respaldaron a Obama y ahora lo hacen con Trump. Eso sí, por un estrecho margen en el caso de los dos últimos.

No hubo sorpresas en las tres mayores locomotoras de la economía estadounidense. California, Texas y Nueva York, los tres mayores estados en términos de Producto Interior Bruto y de población cumplieron con lo esperado sin salirse un ápice del guión. California y Nueva York, tradicionales feudos demócratas, apoyaron sin fisuras a Hillary Clinton con amplísimos ventajas sobre Trump. Por el contrario, el sureño Texas se decantó, como de costumbre, por el candidato republicano. Lo que sí fue sorpresa fue la ajustadísima pugna por el estado de Washington, al noroeste del país. Aunque las encuestas daban a esta región un clarísimo signo demócrata, al cierre de esta edición Clinton apenas aventajaba en unos pocos miles de votos a Trump.

Mapa bicolor

En el oeste del país, las únicas alegrías para Clinton fueron Nuevo México, Colorado y Nevada. Tres estados que si bien aparecían en los sondeos como indecisos, apenas aportaron 20 votos electorales entre los tres para la causa demócrata. Por el contrario, Trump se embolsó Arizona, el estado indeciso más importante de esa parte del país. También fue capaz de poner de su lado a Iowa y sus 6 electores.

El mapa bicolor de Estados Unidos, dividido entre el azul demócrata en los extremos y el rojo republicano en el centro ha sido esta vez más rojo que nunca. Los republicanos suelen dominar por extensión geográfica, con prácticamente todo el llamado medio oeste y la zona de las grandes llanuras de su parte. Sin embargo, se trata de zonas con una escasa densidad de población que otorgan pocos votos electorales en comparación con otros estados mucho más poblados. Las dos Dakotas, Nebraska, Kansas, Misuri, Arkansas, Oklahoma y el cinturón de los tornados se tiñeron de su color habitual. Lo mismo pasó con los sureños Misisipi, Luisiana, Alabama y Tennessee. En la misma línea se comportaron los electores del noroeste del país: Montana, Idaho, Wyoming o Utah también supusieron victorias para los republicanos. Estados todos ellos con los que Trump contaba. Sin embargo, la clave ha estado en ser capaz de teñir de rojo algunas de las zonas tradicionalmente demócratas.

Aunque la noche empezó ya con victorias de Trump en Indiana y Kentucky, y de Clinton en un estado importante como Illinois, donde se encuentra Chicago, pocos se aventuraban a presagiar un triunfo de Donald Trump en tantos estados de calado entre los considerados indecisos y que se han confirmado como la llave del republicano a la Casa Blanca.