Moscú

Elecciones en Rusia: Putin busca perpetuarse con una economía en alza

La guerra de Ucrania y las sanciones occidentales marcan unas elecciones en las que no hay rivales para el jefe del Kremlin

Moscú (Federación de Rusia), 13/03/2024.- El presidente ruso Vladimir Putin durante una entrevista con el director general del Rossiya Segodnya International Media Group, Dmitry Kiselev, en el Kremlin de Moscú, Rusia, este miércoles. Putin concedió una entrevista a los medios estatales rusos antes de las próximas elecciones presidenciales. EFE/GAVRIIL GRIGOROV/KREMLIN POOL***SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)***
Entrevista del presidente ruso Vladimir Putin a Rossiya Segodnya antes de las elecciones presidencialesGAVRIIL GRIGOROV/SPUTNIK/KREMLINAgencia EFE

La madrugada del 24 de febrero de 2022, el Ejército ruso entraba en Ucrania estableciendo un antes y un después, no solo en su relación con un país al que consideraba hermano, sino en su propia historia y en su economía. Un cambio de paradigma provocado por la agresión del presidente ruso, Vladimir Putin, que hoy aspira a un quinto mandato en unas elecciones sin rival marcadas por la muerte en extrañas circunstancias de su enemigo número uno, el opositor Alexei Navalni, en una cárcel del Ártico.

La guerra de conquista de Putin con la que trata de redibujar las fronteras europeas provocó una cascada de sanciones por parte de Occidente y, dos años después, los rusos viven asumiendo esos obstáculos como parte de su día a día. Los informes económicos reflejan que Rusia es actualmente el país más sancionado del mundo, con un total de 14.022 medidas restrictivas activas que, lejos de disminuir, siguen en aumento con cada paso en falso del Kremlin.

Los pronósticos oficiales publicados por la Unión Europea y Estados Unidos hablaban de unas repercusiones sin precedentes provocadas por las sanciones que, en realidad, no han surtido el efecto esperado. La economía del gigante euroasiático se ha consolidado como una de las más estables en el último año. A pesar de ello, los ciudadanos rusos sufren algunas de las consecuencias, siendo las más importantes aquellas que están relacionadas con el dinero, como la devaluación del rublo. El euro, que se cambiaba la semana antes de los ataques a 86 rublos, ha pasado a valer poco más de 100 rublos, alcanzando una cierta estabilidad que se mantiene durante los últimos meses.

A pesar de ello, no se ha notado un encarecimiento excesivo de los bienes de consumo, ya que la mayor parte de las importaciones desde el exterior (sobre todo Europa) han caído debido a la decisión de los productores de no llevar sus productos a Rusia. Esto ha acelerado la producción nacional favorecida por la falta de competencia y las ayudas del Gobierno que, lejos de elevar la presión fiscal, la ha suavizado. Aun así, la tasa de inflación en Rusia se situó en el 7,4% en 2023, muy por encima del 2,9% de la zona euro. No hay previsiones oficiales al respecto, pero nadie oculta que la tendencia alcista seguirá. A nivel bancario, el ruso de a pie sigue sufriendo la subida de los tipos de interés, que pasaron del 7,5% en julio de 2020 a más del 16% actualmente.

El Gobierno ha garantizado que las hipotecas bajarán y, de ser así, darían un respiro al mercado inmobiliario, actualmente estancado. Otro problema derivado de las sanciones dictadas por Estados Unidos ha sido el de la desconexión del sistema SWIFT, el canal de comunicación del mundo financiero internacional. Con esta medida los bancos rusos han quedado fuera de las operaciones internacionales y los ciudadanos se han visto imposibilitados para hacer transferencias a otros países e incluso para la utilización de las tarjetas de crédito. Moscú ya se esperaba una sanción así desde la anexión de Crimea en 2014, sobre todo viendo que las amenazas ya se habían materializado con el régimen de Irán.

Según la agencia oficial de noticias TASS, el Banco de Rusia ya lanzó un sistema alternativo llamado SPFS en modo de prueba en 2014 que podía transmitir datos en formato SWIFT, pero no depende de sus canales. En 2017, el SPFS comenzó a funcionar a pleno rendimiento, transmitiendo mensajes sobre transacciones en cualquier divisa. Las tarjetas Visa o Mastercard ya han sido sustituidas por la nueva tarjeta MIR, que funciona con normalidad en Rusia y en países como Armenia. Algunos ciudadanos rusos no han dudado en abrir cuentas en Turquía o Kazajistán para poder realizar transferencias internacionales o recibir una tarjeta de crédito con la que pagar en el extranjero, teniendo en cuenta que en la actualidad muchas familias poseen una segunda vivienda en Europa y necesitan transferir fondos para pagar hipotecas o gastos de comunidad.

La relación física de los rusos con el extranjero también se ha visto afectada con la retirada de las principales compañías aéreas y las sanciones a las aerolíneas rusas. Volar a territorio europeo o Estados Unidos solo es posible a través de terceros países y, actualmente, son pocas las compañías que ofrecen esos servicios y a precios desorbitados, como Turkish Airlines o Emirates. Poco a poco, Aeroflot ha ido añadiendo nuevas rutas a la escasa lista de destinos que quedó tras las sanciones, como Cuba, Turquía, Armenia o Tailandia, además de China, con quien se han establecido nuevos vuelos.

Por si esto fuera poco, Finlandia ha cerrado a cal y canto sus fronteras terrestres con Rusia, algo que ni durante la URSS se había visto. Se puede decir que con la llegada de las sanciones económicas y la salida de las empresas occidentales del mercado ruso han cambiado algunas otras cosas que antes parecían ya arraigadas. Los McDonald’s ahora se llaman Vkusno y Tochka, aunque siguen vendiendo los mismos menús, y los miles de vehículos europeos que circulaban por las calles se están cambiando por otros, principalmente de fabricación china. El presidente ruso es consciente de que debe mantener el crecimiento económico para garantizar su continuidad y no ahondar en el malestar de la guerra.