Reino Unido
El escándalo sexual del presentador estrella hunde a la BBC
Huw Edwards, el hombre que dio la noticia de la muerte de la reina Isabel, pagó a menores para obtener fotos comprometidas
En geopolítica es clave el llamado «poder blando». Se trata de la habilidad de un Estado para persuadir a otros países evitando el uso de la fuerza o coerción, valiéndose de medios más sutiles, como su cultura, modelo social o valores políticos. Junto con la Monarquía, la BBC siempre había sido el gran pilar con el que el Reino Unido había cimentado su influencia global en el último siglo. Pero la cadena pública es hoy un barco a la deriva.
Tras días de especulaciones finalmente se ha confirmado que Huw Edwards, su presentador estrella, es el protagonista del gran escándalo que ocupa las portadas por el pago a varios jóvenes (algunos menores) a cambio de fotos explícitas y encuentros furtivos, algunos de ellos, llevados a cabo en pleno confinamiento durante la pandemia.
El episodio ha conmocionado al Reino Unido. Y ya no solo porque el periodista de 61 años, casado y padre de cinco hijos, era el gran emblema de la institución, la persona de confianza para las grandes noticias como el funeral de Isabel II, coronación de Carlos III, elecciones nacionales, triunfo de Obama o muerte de Mandela. Sino porque la noticia ha cuestionado los valores sobre los que supuestamente se sustenta la televisión pública, la transparencia y objetividad. Cuanto más datos se conocen de la cobertura, más incógnitas aparecen.
La polémica ha sacado de nuevo a relucir el capítulo más oscuro de la BBC. En 2012 los británicos quedaron impactados al conocer la doble vida de Jimmy Savile. Era el presentador estrella, el DJ excéntrico amigo de todos los niños, el responsable de recaudar 40 millones de libras para obras de caridad. La mismísima reina Isabel II le llegó a dar el título de Sir y el papa Juan Pablo II le nombró caballero de la Pontificia Orden Ecuestre de San Gregorio Magno, una de las más altas distinciones. Pero lo que nadie sabía es que también era pederasta cuando las cámaras le dejaban de grabar. Y lo peor de todo es que la cadena pública estaba al tanto de sus atroces aficiones y decidió mirar para otro lado.
En esta ocasión, la BBC recibió las primeras quejas formales sobre Edwards el pasado 18 de mayo cuando una mujer aseguró que el famoso periodista llevaba tres años pagando a su hijo o hija (el género no se ha revelado) por el intercambio de fotos explícitas. El primer contacto comenzó cuando el/la joven tenía 17 años y el montante de dinero recibido - alrededor de 41.000 euros- se utilizó mayoritariamente para su adicción a las drogas. La cadena pública asegura que abrió una investigación, pero que sus intentos por contactar posteriormente a la mujer resultaron en vano.
No supo nada al respecto hasta el 6 de julio, cuando recibió una llamada del tabloide «The Sun» informándoles que iban a sacar la noticia. Fue la primera vez que el director de la BBC supo del caso. La portada salió dos días después, pero no se reveló la identidad del poderoso periodista. No es hasta el pasado miércoles, tras días de especulaciones, cuando se confirma que es Edwards. Fue su propia mujer quien reveló el nombre en un escueto comunicado donde explicaba que está siendo tratado en un hospital por sus largos problemas depresivos.
Aunque Scotland Yard descartó que se hubiera cometido algún delito, la BBC continúa con una investigación interna sobre un escándalo que cada vez involucra a más gente. Otro joven de 20 años alega haber recibido mensajes abusivos de Edwards al negarse a encontrarse con él. Otro chico de 23 años asegura que se vieron en su apartamento en plena pandemia. Dice que «solo charlaron» aunque recibió un pago de 250 libras. Y posteriormente otros dos de 200 y 250 libras. Por otra parte, un cuarto joven afirma que cuando tenía 17 años fue contactado en Instagram por el presentador, quien le mandó mensajes «espeluznantes».
Asimismo, tres periodistas junior de la BBC aseguran haber recibido textos y trato inapropiado por Edwards en lo que se ha interpretado como claro abuso de poder. El periodista ha sido suspendido por la BBC y no se sabe si en algún momento volverá a su puesto.
Muchos aseguran ahora que el comportamiento del presentador -con un sueldo anual de entre 435.000 y 439.999 libras- era más que conocido en determinados círculos. Aunque para otros colegas fue tal el impacto que cuando se reveló su nombre se pusieron a llorar.
La cuestión es que durante días, otros pesos pesados de la institución habían estado investigando las denuncias de irregularidades en el lugar de trabajo contra Edwards sin informar al departamento de noticias BBC News que estaban investigando a uno de sus propios presentadores. El director general de la cadena pública, Tim Davie, será interrogado el próximo martes por el comité de comunicaciones de la Cámara de los Lores junto a Dame Elan Closs Stephens, presidenta interina de la BBC, y Clare Sumner, su directora de políticas. El episodio no hace otra cosa que empeorar la crisis que ya atravesaba la BBC con el creciente debate sobre si sigue siendo sostenible su modelo de financiación a través de la tarifa que deben pagar los hogares británicos, los mismos que antes se enorgullecían de la institución, los mismos que ahora cuestionan cada vez más sus valores.
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