Elecciones en Estados Unidos
Estrategias para vencer al republicano
Hillary Clinton puede beneficiarse de los fallos de Donald Trump. ¿Cómo? Hay varias maneras. En primer lugar, el equilibrio entre esperanza y miedo. En realidad, todos los políticos apelan tanto a la esperanza como al miedo. Sin embargo, el discurso de Trump recurre demasiado al miedo (de los terroristas, de los inmigrantes, de los políticos corruptos y los reporteros mentirosos). Pero le falta lo que los votantes americanos quieren: esperanza. Clinton debería ser sincera en cuanto a los problemas y dar esperanza a los votantes con la visión que anunciaba su eslogan de la convención: «Avanzar juntos».
En segundo lugar, Clinton debe atacar a Trump de la manera correcta. La imagen salvaje que Trump ofrece de Clinton está hecha con brocha gorda. Ella debería contraatacar sin exagerar, basándose en las propias palabras pronunciadas por el candidato republicano durante las primarias. Esa estrategia es más creíble para los votantes que los insultos.
Tercero, obedecer a Aristóteles. Hace 2.500 años, Aristóteles nos mostró la forma de convencer a los demás: logos (la razón), pathos (la emoción) y ethos (gustar a los demás). A Trump le faltan los tres. Clinton debería contar historias para conmover a la gente. Y también dar la razón a los republicanos en uno o dos asuntos. Eso te hace parecer razonable. En cuarto lugar, acordarse de todos los votantes: Trump y Clinton deben luchar para ganar en once «swing states», aquellos que no son mayoritariamente demócratas ni republicanos, como Colorado, Florida, Virginia y Ohio. No hay evidencia de que Trump haya mencionado los problemas específicos de dichos estados, por lo que Clinton sí que debería hacerlo.
Finalmente, el enfoque no tiene que ser sólo político a veces: mi ejemplo favorito es Mary Fischer, una republicana que portaba el VIH (adquirido por una transfusión). Salió al escenario con un discurso que instaba a los republicanos a ver el sufrimiento de la gente en su situación. El público la ignoró al principio, pero progresivamente comenzó a escuchar, ovacionando al final de una forma que aún me pone la carne de gallina. Clinton tiene la oportunidad de hacer lo mismo, y aprovecharla sería un acierto. Muchos críticos la han acusado a menudo de no ser honesta, pero ahora tiene la ocasión de mostrar a los estadounidenses que es una persona acogedora y con una visión optimista del país como la que los votantes prefieren.
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