Política

Bruselas

Europa, a la deriva y sin timonel

Su estilo personal para navegar aguas tormentosas con un enfoque pragmático y basado en los hechos quedará para siempre en el patrimonio político europeo.

Europa, a la deriva y sin timonel
Europa, a la deriva y sin timonellarazon

Su estilo personal para navegar aguas tormentosas con un enfoque pragmático y basado en los hechos quedará para siempre en el patrimonio político europeo.

Merkel ha sido canciller de Alemania desde 2005 y líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) desde 2000. A pesar de la fragilidad en la que se encuentra la Gran Coalición, todo parece indicar que Merkel continuará siendo canciller hasta las próximas elecciones parlamentarias previstas para 2021.

Que dejara su posición como líder de la CDU era algo esperado en medios políticos alemanes tras la derrota que ha sufrido el partido en las últimas elecciones regionales en Hesse, donde la CDU ha perdido nada menos que diez puntos porcentuales. Su decisión es, por tanto, consecuencia directa de una debacle electoral y habla bien de su capacidad para asumir responsabilidades políticas. Además, tras un período tan largo al mando del partido y de la nación, Merkel tendrá la posibilidad de pilotar la transición en el liderazgo de los conservadores y acometer la tarea de construir candidaturas fuertes de cara a las próximas elecciones. El congreso nacional de la CDU tendrá lugar el 7 y el 8 de diciembre. En esta cita, el partido decidirá quién será el próximo líder del partido. Hasta el momento, tres candidatos han anunciado que se presentarán a la carrera para suceder a Merkel: Annegret Kramp-Karrenbauer, la actual secretaria general de la CDU y una aliada muy cercana de la actual canciller; Jens Spahn, que en estos momentos es titular de Sanidad en el Gobierno federal y que ha adoptado un perfil que podría definirse como «neoconservador»; y Friedrich Merz, antiguo presidente del grupo parlamentario que dejó la primera línea de la política hace diez años. Es preciso tener en cuenta que simplemente el hecho de que se estén planteando unas primarias en el partido de los conservadores ya significa un paso adelante en lo que respecta al nivel de democracia interna de este partido, fundamental para entender toda la historia del país desde el final de la II Guerra Mundial. También existe otro efecto beneficioso en la crisis que Merkel ha abierto anunciando que no se presentará a las federales de 2021: la atención dejará de centrarse exclusivamente en el precario estado del Partido Socialdemócrata, que sigue perdiendo elecciones a un ritmo incluso más acusado que el de la CDU, sus socios en la Gran Coalición.

A corto plazo, la noticia no es positiva para la Unión Europea, ya que Alemania previsiblemente se centrará más en los problemas internos de su política doméstica. En cualquier caso, la elección de la persona llamada a suceder a Merkel al frente de la CDU será muy importante para el universo político de Bruselas. Es tradicional afirmar que el líder de la CDU se convertirá, tarde o temprano, en el próximo canciller y, por tanto, sus decisiones serán clave para determinar el curso que la política europea tendrá en el futuro.

Echando un vistazo al largo pasado que ha acumulado Merkel al frente de su partido y del país, es preciso hablar en primer lugar del estilo político que se ha convertido en su signo distintivo, es decir, su capacidad para navegar en aguas tormentosas manteniendo un enfoque sensato y basado en los hechos. Esto ha sido lo que le ha permitido sobrevivir a un auténtico rosario de adversidades en estos últimos trece años.

Entre sus fortalezas, hay que recordar, principalmente, el auge económico que Alemania ha tenido durante esta era. La gestión de la crisis financiera de 2008 evitó al país buena parte de sus efectos adversos y esto siempre será recordado por millones de votantes alemanes. Merkel aprovechó asimismo la crisis nuclear de Fukushima para articular el abandono definitivo de Alemania de toda su capacidad nuclear. En el apartado de sus éxitos, también hay que considerar la crisis de refugiados de 2015, aunque su consecuencia principal ha sido el auge de Alternativa para Alemania (AfD).

Su mayor fracaso probablemente ha sido no actuar con mayor contundencia en algunas áreas también importantes, entre otras, ser más proactiva en el futuro de la UE, la política de cambio climático, y no haber sabido impulsar las inversiones públicas o la digitalización de Alemania. Además de no trabajar suficientemente desafíos como el futuro del sistema de pensiones. Sobre todo esto, será reconocida como la primera mujer canciller y primera mujer dirigente de la CDU en el país, escribirá la historia de Alemania. Es una de las mujeres más poderosas y respetadas en la política internacional de las últimas décadas.