Guerra

Rusia prepara una ofensiva por el norte con Lukashenko como peón de Putin

Los analistas estiman que Bielorrusia podría aportar 15.000 hombres al frente de batalla pero creen que aunque hay movimientos serios las probabilidades de ataque todavía se mantienen bajas

El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, esta semana en su encuentro en Minsk
El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, esta semana en su encuentro en MinskPAVEL BEDNYAKOV/SPUTNIK/KREMLINAgencia EFE

Rusia continúa sigilosamente reforzando su presencia militar en Bielorrusia. Varios sistemas renovados de defensa aérea “Tor” han llegado a Minsk desde Moscú. Las armas fueron recibidas en el marco del acuerdo intergubernamental de cooperación técnico-militar entre los dos países y la entrega se produce en medio de los ejercicios militares más grandes que se han celebrado en la antigua república soviética desde el comienzo de la invasión en Ucrania. En las maniobras se ha podido ver a dos brigadas del Ejército bielorruso avanzar hacia Ucrania.

Sin embargo, la mayoría de expertos militares sostiene que las fuerzas rusas y bielorrusas existentes en el país no son suficiente como para esperar que se lance pronto una nueva ofensiva por el norte. Aunque se desconocen los detalles de la reunión entre Vladimir Putin y Alexander Lukashenko a principios de esta semana, el consenso es que, aunque la influencia de Rusia en Bielorrusia es extremadamente alta, todavía necesita la aprobación del presidente bielorruso para que las fuerzas bielorrusas crucen la frontera con Ucrania.

El papel de Bielorrusia en la invasión: pasado, presente y futuro

Desde el comienzo mismo de la invasión, Bielorrusia ha estado activamente involucrada, proporcionando sus bases militares, aeropuertos e infraestructura a Rusia. Desde la ex república soviética, salieron las tropas rusas hacia Kyiv y hacia la inactiva central nuclear de Chernóbil en los primeros compases de la campaña militar. Las fuerzas rusas han lanzado más de 600 misiles desde Bielorrusia, mientras que los aviones Mig-31K, capaces de transportar misiles hipersónicos “Kinzhal”, también están estacionados allí.

Más recientemente, más de 10.000 rusos recién movilizados llegaron al país eslavo donde han sido entrenados por instructores bielorrusos. Es probable que otros soldados rusos profesionales también estén presentes allí, mientras que han aparecido informes de tanques y otros equipos que se llevan al país desde Rusia. El presidente Lukashenko ha confirmado que Rusia proporcionará sistemas de defensa aérea S-400 y misiles balísticos “Iskander” a su país.

Los analistas estiman que el Ejército bielorruso puede desplegar alrededor de 15.000 soldados si decide unirse a la invasión rusa de Ucrania. La calidad de su entrenamiento no se considera lo suficientemente alta como para representar una amenaza seria para las fuerzas ucranianas, que no han perdido el tiempo preparándose para el posible asalto. Los informes de la prensa ucraniana muestran que la zona fronteriza ahora está llena de zanjas antitanque y campos minados. Todos los puentes han sido destruidos y un número considerable de soldados ucranianos vigilan el territorio.

A diferencia de Rusia, es poco probable que unirse a la invasión le dé a Lukashenko algún beneficio político dentro del país y menos después de usar la fuerza para reprimir las protestas masivas en 2020. Los bielorrusos no han estado sujetos a la propaganda al estilo ruso que alentaría el odio hacia los ucranianos. La opinión pública bielorrusa está en contra de su participación directa en la guerra, según los últimos sondeos. La evidencia de las grandes pérdidas que sufrió el Ejército ruso durante su fallido intento de capturar Kyiv sirve además como advertencia.

La retórica de Lukashenko ha estado totalmente a favor de Rusia, pero hasta ahora ha insistido en que el papel de Bielorrusia era proteger a su aliado de un posible ataque desde el oeste por parte de Polonia u otros países de la OTAN.

Un peligro desde Minsk

Si bien los analistas están de acuerdo en que es poco probable que la ofensiva de Bielorrusia o por parte de Bielorrusia ocurra en el corto plazo, la tensión se mantiene alta. Las autoridades ucranianas han advertido ya varias veces sobre los intentos de Rusia de organizar operación de bandera falsa contra Bielorrusia desde Ucrania para provocar que sus fuerzas invadan Ucrania. Los rumores de una ofensiva inminente se han vuelto tan fuertes esta semana después de la visita de Putin a Bielorrusia que el Centro Nacional de Resistencia de Ucrania tuvo que advertir que probablemente sea parte de la guerra psicológica.

Un número significativo de tropas y equipos de Ucrania también se ven obligados a permanecer cerca de la frontera norte y, por lo tanto, no pueden ayudar a sus camaradas en Bajhmut u otras partes de la línea del frente. Aunque no se dan a conocer las cifras, se trataría de unos 15.000 soldados.

Los efectivos están desplegados para evitar que las fuerzas bielorrusas y rusas ataquen Kyiv y Chernihiv una vez más o se dirijan hacia el noroeste del país, las regiones de Volyn y Rivne. Una importante arteria logística, un camino de Varsovia a Kyiv atraviesa el área con la fuerza invasora capaz de detener todo el movimiento de transporte si logra acercarse lo suficiente para bombardearlo. Además, en el área se encuentran importantes nudos ferroviarios de Kovel o Sarny, así como la central nuclear de Rivne.

Aunque la amenaza no se ignora, el Estado Mayor del Ejército de Ucrania considera actualmente que la probabilidad de un nuevo ataque desde Bielorrusia es baja. Los analistas señalan que las fuerzas disponibles en Bielorrusia no están concentradas cerca de la frontera y no son lo suficientemente grandes. Sin embargo, la situación puede cambiar a medida que Rusia continúa tragándose a Bielorrusia, que está perdiendo gradualmente cualquier apariencia de independencia, y sigue empeñada en “lograr todos los objetivos” de su guerra contra Ucrania.