De Moscú a Washington
¿Europa está cambiando su dependencia energética de Rusia a EE UU?
Los Veintisiete han impulsado medidas de todo tipo para desconectar de Rusia: incrementar las reservas de gas, reformar el mercado eléctrico o buscar nuevos socios
Si la dependencia energética por parte de la Unión Europea del exterior era un hecho, la guerra de Ucrania lo ha hecho todavía más evidente. Desde el inicio del conflicto, la inflación en los Veintisiete ha alcanzado cifras récord, impulsada sobre todo por el alza de los precios de los combustibles fósiles.
Y para poner fin a este agravio, el club comunitario ha impulsado medidas de todo tipo. Incrementar las reservas de gas, reformar el mercado eléctrico o buscar nuevos socios para desconectar de Rusia han sido algunas de las iniciativas impulsadas dentro de un amplio paquete que, al mismo tiempo, ha derivado en intensos debates entre Estados.
Eurodiputados y expertos celebran la contundencia de las actuaciones y destacan el "carácter unitario", pero consideran que queda trabajo por hacer. Buena parte de la estrategia de la UE para poner fin a la dependencia energética de Rusia está enmarcada dentro del plan REPowerEU, una iniciativa presentada el mayo pasado y que prevé una inversión de 210.000 millones de euros hasta 2027. El objetivo del proyecto es doble, ya que también tiene como objetivo responder a la crisis climática y acelerar en el despliegue de energías renovables.
Bajo este plan, las medidas adoptadas por parte de la UE desde el estallido de la guerra han sido múltiples. Con el conflicto, los estados miembros han buscado nuevos socios comerciales, incrementando la demanda de Gas Natural Licuado (GNL) procedente de Estados Unidos, Canadá y Noruega.
También se han intensificado las conversaciones con países como Egipto, Israel, se ha reanudado el diálogo con Argelia, se han llegado a acuerdos de coordinación con compradores como China, Japón y Corea y se ha explorado la posibilidad de alcanzar nuevas entendidas con Nigeria, Senegal o Angola. Otro de los pilares dentro del REPowerEU ha sido la norma que ha obligado los veintisiete a mantener unos niveles de reservas de gas por encima del 90%. Este último invierno, el club comunitario consiguió con creces el objetivo, aunque los expertos alertan de que el gran reto será el próximo invierno.
En paralelo, la Comisión Europea planteó un plan para reducir la demanda de gas, tanto a los hogares como a la industria, al menos del 5%. También se impulsaron medidas para simplificar los permisos para instalar potencia renovable, proyectos para acelerar la puesta en marcha de infraestructuras destinadas al hidrógeno verde –bautizado como plan IPCEI Hy2Tech– y nuevos impuestos que gravan los beneficios extraordinarios de las empresas energéticas. Sin duda, una de las cuestiones más mediáticas giró en torno a los topes. Con la excepción ibérica en marcha, fijar un precio máximo al precio del gas al conjunto de la Unión Europea fue todo un reto.
De hecho, esta ha sido una de las pocas medidas que se ha tenido que adoptar por mayoría, ya que países como Austria o los Países Bajos se mostraron ampliamente reticentes. Y a la larga lista, también hay que añadir el embargo en las exportaciones del petróleo ruso, las sanciones en Moscú, medidas fiscales a nivel nacional –como la bonificación sobre los carburantes en el Estado– y la taxonomía verde, el sistema -no exento de polémica- para clasificar qué inversiones se pueden considerar sostenibles.
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