Conflicto armado

Kamikaze vs marítimos: La crucial batalla de los drones entre Ucrania y Rusia

El Ejército de Kyiv ha aumentado los ataques con aviones no tripulados en especial contra la flota naval en el Mar Negro, mientras Moscú confía su estrategia de defensa a los aparatos iraníes y los campos de minas

Un soldado del equipo de drones de las fuerzas especiales de la 28 brigada del Ejército ucraniano
Un soldado del equipo de drones de las fuerzas especiales de la 28 brigada del Ejército ucranianoA. Guallar

«Es un caso sin precedentes que un país con una gran armada pierda una batalla naval contra un país que ni siquiera tiene armada», dice el analista militar Oleksandr Kovalenko a LA RAZÓN desde la ciudad costera de Odesa en Ucrania. Al comienzo de la invasión, la ciudad fue atacada por cañones de buques de guerra rusos que deambulaban libremente cerca de ella. Casi un año y medio después, los barcos rusos no solo no se atreven a acercarse a la costa, sino que no se sienten seguros en el Mar Negro. Ya sea en sus bases navales en la Crimea ocupada o en la ciudad rusa de Novorossiysk, a cientos de kilómetros de distancia. Todo por el progreso realizado por Ucrania en el desarrollo y aplicación de drones marítimos.

En el último mes, los drones ucranianos dañaron el puente Kerch que une Crimea con Rusia, una gran nave de desembarco ruso en Novorossiysk y un petrolero utilizado para transportar combustible para sus bombarderos en Siria y Ucrania. Aunque se desconocen las características técnicas de los drones, el Servicio de Seguridad del país ha revelado públicamente algunos detalles, como la capacidad de viajar más allá de 800 kilómetros y llevar a bordo al menos 850 kg de explosivos. También ha reconocido su uso. «Esto debe entenderse como un ultimátum a la flota rusa del Mar Negro», cree Kovalenko. Según el experto, el peligro de los drones va a aumentar, por lo que Rusia podría optar por alejar los más valiosos de sus buques del Mar Negro.

No está claro cuántos drones Ucrania produce actualmente, pero es capaz de «actuar de manera más precisa o más profesional que los rusos», dice el experto. «Si bien Rusia usa sus drones kamikaze Shahed masivamente como elemento de terror, nosotros usamos drones marítimos exclusivamente para destruir objetivos relevantes». Todos los objetivos están de una forma u otra conectados con el Ejército ruso, ya sea directamente involucrados en su logística o críticos para eludir las sanciones.

Sigue siendo una lucha de dos vías. Rusia busca proteger su flota creando barreras físicas en sus bases y reforzando sus medios de guerra radioelectrónica para evitar que los drones sean controlados a distancia. Sin embargo -añade el experto- es probable que los drones experimenten una evolución constante con su velocidad, estabilidad y capacidad para resistir la interferencia de Moscú con su navegación y control constantemente mejorados.

Mientras tanto, el progreso de Ucrania no se limita a los drones marítimos. Con más frecuencia se producen ataques de drones en el centro de Moscú, una de las ciudades supuestamente mejor protegidas de Rusia. Kovalenko subraya que los objetivos atacados también están directamente relacionados con el esfuerzo de guerra ruso, como en el ataque a finales de julio a varios ministerios. «También les recuerdan a los moscovitas que la guerra está a la vuelta de la esquina», señala Kovalenko. «Los rusos deberían sentir cómo es la guerra. No pueden ignorar lo que ocurre o ha ocurrido en Mariupol, Popasna, Bajmut y docenas de otros lugares fueron destruidos en Ucrania por su ejército».

Ataques en Moscú

A pesar de la creciente tasa de ataques con drones de largo alcance, nunca reconocidos explícitamente por las autoridades ucranianas, Ucrania y Rusia todavía compiten por la ventaja en la batalla de los drones. «Su papel es enorme. Pueden explorar posiciones enemigas, ajustar el fuego de artillería, arrojar granadas sobre el enemigo y usarse para alcanzar objetivos valiosos», detalla Kovalenko. Se han creado docenas de unidades en el Ejército ucraniano con el único propósito de emplear drones FPV rápidos y maniobrables. Guiados por un piloto que lleva unas gafas que muestran la imagen de la cámara del dron, pueden llegar al enemigo en pocos minutos y, con un coste de unos 400 euros cada uno, pueden destruir tanques u otros equipos sofisticados valorados en millones de euros. Abundan los videos en Internet en los que se pueden ver pequeños drones, que transportan explosivos, alcanzando los vehículos, trincheras, equipos y edificios rusos.

«Su papel es fundamental porque cuando nos faltan drones, son las personas las que tienen que atacar y corren el riesgo de morir o resultar heridas. Y tenemos menos soldados que Rusia», explica Liubov Shypovych de la fundación «Dignitas», que ayuda a los productores ucranianos de drones. Shypovych advierte que, aunque Ucrania se apresura para aumentar su producción de drones de los 20.000 actuales a 200.000 que necesita cada mes, todavía depende de China, que está políticamente más cerca de Rusia, donde se producen la mayoría de las piezas críticas. Rusia actualmente fabrica más drones que Ucrania. En el mejor de los casos, el país invadido tiene tantos drones como el invasor o menos en diferentes partes de la línea del frente, señalan Shypovych y Kovalenko.

Otro problema es que Rusia actualmente tiene medios superiores de guerra electrónica en el campo de batalla. Significa que cada vez más drones no logran alcanzar sus objetivos debido a la pérdida de control por parte de sus pilotos.

“Si uno de cada diez de nuestros drones logra su objetivo, cumple su misión de combate, ya está bien”, dice Kovalenko.

En tales condiciones, Ucrania y sus aliados no tienen otra opción que no solo aumentar rápidamente la producción de drones, sino también trabajar en su avance tecnológico y capacidad para contrarrestar la defensa radioelectrónica rusa, subraya Shypovych.

Si bien muchos factores influyen en el resultado de la guerra, Ucrania no puede permitirse perder el concurso de drones. Lograr una ventaja tecnológica puede ser decisivo en la defensa contra un país mucho más grande.