Política

Referéndum en Escocia

Freno a la Europa de los pueblos

La Razón
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En Europa se respira tranquilidad. Después de conocer el «no» a la independencia votado por los escoceses en un referéndum histórico, las instituciones europeas han celebrado que Escocia se haya reafirmado como parte de Reino Unido y, por extensión, de la Unión Europea. Era de esperar que este resultado fuese sin duda el más cómodo para Bruselas porque mantiene una Europa sin cambios. «La Comisión Europea apoya una Europa unida», son las breves palabras del presidente de la CE, Jose Manuel Durão Barroso, a través de un comunicado, sobre el referéndum escocés. Bien podría esperarse esta reacción ante cualquier ansiedad de separatismo en otro Estado miembro, aunque oficialmente desde Bruselas se evita hacer paralelismos con otros posibles procesos. La portavoz de la Comisión Europea, Pia Ahrenkilde, huía ayer de las preguntas de los periodistas al respecto durante la rueda de prensa habitual en el Berlaymont, limitándose a leer el comunicado escrito con la declaración de Barroso, quien dio la bienvenida a la decisión del pueblo escocés de «mantener la unidad del Reino Unido». «Este resultado es bueno para la Europa unida, abierta y más fuerte que la Comisión Europea apoya», señalaba la nota. Hay que recordar que Barroso había señalado en reiteradas ocasiones que si una parte de un Estado miembro alcanzase la independencia, pasaría a ser un «tercer país» con respecto a la Unión y dejaría de pertenecer a ella. La portavoz de la Comisión Europea eludió ayer pronunciarse sobre si el referéndum es el método adecuado para abordar tensiones separatistas en otros Estados miembros como España: «Es una cuestión de orden constitucional interno. No corresponde a la Comisión decidir cómo se organizan constitucionalmente los Estados miem bros», alegó.

A falta de un mes para cerrar la legislatura del actual Ejecutivo comunitario, que concluye este 31 de octubre, otro resultado en el referéndum escocés podría haber traído el mayor de los desafíos para el nuevo equipo en Bruselas. «He de admitir que ha sido un alivio», reconocía el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, en una emisora de radio. El presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, por su parte, ponía de relieve la importancia de que un Estado miembro como Reino Unido permanezca junto y se mantenga como un «miembro importante» de la Unión Europea. «Acojo con satisfacción la decisión expresada por los ciudadanos escoceses», se expresaba.

Las afirmaciones de júbilo llegaban incluso por parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Su secretario general, Anders Fogh Rasmussen, mostró su completo respeto por la elección del pueblo escocés. «Es una satisfacción el comunicado del primer ministro británico, David Cameron, donde dice que Reino Unido sigue adelante como un país unido». Asimismo, recordó que es un miembro fundador de la Alianza y se mostró confiado en que continúe jugando un papel de liderazgo dentro de la misma para mantener su fortaleza.

Los principales grupos parlamentarios europeos también celebraron la imposición del «no» en el referéndum. El grupo popular en la Eurocámara reconoció que los escoceses habían elegido el «sí» a la estabilidad, no sólo de Reino Unido, sino de la Unión Europea. El presidente del grupo popular europeo, Manfred Weber, hizo un llamamiento a Cameron para que no olvide que la mayoría de los ciudadanos escoceses es europeísta y le instó a que aborde «su identidad de forma sensible». Por su parte, los socialistas europeos también dieron a Escocia la enhorabuena por seguir perteneciendo al club europeo. «Los intereses de Escocia estarán mejor defendidos en la Unión Europea en lugar de tener que enfrentarse a los desafíos globales como un pequeño Estado independiente», subrayó su líder, el italiano Gianni Pittella, quien sacó su particular conclusión de la consulta escocesa: «Los ciudadanos, los gobiernos y las naciones pueden permanecer unidos respetando las diversidades». Europa desvía así el debate sobre su modelo de integración regional.