Represión en Venezuela
Gilber Caro, diputado venezolano: "El problema de Venezuela ya no es de ideologías, es un problema humano"
En Venezuela ser político es una profesión de riesgo, aún más en la oposición, donde el cargo de diputado conlleva vivir en una amenaza constante
En Venezuela ser político es una profesión de riesgo, aún más en la oposición, donde el cargo de diputado conlleva vivir en una amenaza constante.
En Venezuela ser político es una profesión de riesgo, aún más en la oposición, donde el cargo de diputado conlleva vivir en una amenaza constante. Gilber Caro, representante de Voluntad Popular en la Asamblea Nacional, fue víctima de dos “desapariciones forzosas”. “Nunca pude defenderme”, declara, en ninguno de los arrestos que describe como “tortura blanda”. Su situación es un vivo ejemplo de las violaciones de derechos que recoge en su informe Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos. “Ella estaba llorando, cada testimonio que oía era peor”; confiesa Caro, quien pudo acompañar a la ex-presidenta chilena en su dantesca visita al país. El político opositor ha vivido en sus carnes la cara más hostil de un régimen que estos días se reúne con la oposición en Barbados. Caro atiende a LA RAZÓN para valorar esas conversaciones y dar a conocer el sufrimiento durante su cautiverio en manos de la policía política venezolana.
¿Qué espera de la reunión de Barbados?
Eso le corresponde al presidente de la república, Juan Guaidó. Esperamos las declaraciones y le apoyamos en cualquier camino y de las reuniones que se vayan a desarrollar en a partir de ahora.
¿Es posible conseguir unas elecciones justas y el fin del régimen?
Yo creo que los caminos deben ser caminos de sensatez, donde podamos encontrar una solución, siempre al final, sean caminos violentos o conversaciones, debe haber una elección. Nosotros siempre hemos promovido la democracia y creemos en ella y que tarde o temprano pueda suceder.
¿Cómo se puede convencer a los militares para que se unan a la transición democrática?
Nosotros no podemos ser radicales y pensar que las mentes no van a cambiar. No pensábamos eso de [Manuel Ricardo] Cristopher o del capitán de corbeta [Rafael Acosta] que mataron. Quién sabe si hoy un hombre amaneció y tiene un destello de conciencia y se pone de nuestro lado. No lo podemos saber ni usted ni yo. Ahí están las sanciones en el mundo. También el presidente encargado brindando una ley de amnistía y una serie de garantías. Vimos lo que pasó en Chile con Pinochet. Aquí no podemos predecir el futuro, pero sí trabajar para cambiarlo.
La publicación del informe Bachelet, ¿les da esperanza de que algo pueda cambiar?
Me da fuerza para seguir luchando, porque muchos creían que iba a posicionarse al venir de ideología izquierdista. Sin embargo, yo pude conversar con ella y estaba muy conmovida y le dije que nos ayudase con la liberación de los 700 presos políticos. En el aspecto personal, ella estaba llorando, cada testimonio que oía era peor. Yo le dije que no parcializara esto, que no era un problema de ideologías, que lo que vive Venezuela es un problema humano, es una crisis grave.
Tuve la oportunidad de hablar con ella, hablamos de la democracia, de la polarización, de cómo buscarle la solución a un problema político.
¿Cómo se produjo su detención?
Estuve dos veces detenido. El 11 de enero de 2017 me detienen en un estado fronterizo, en Táchira, viniendo hacia Caracas me detienen unos funcionarios y siembran unas evidencias que ellos llaman 'sustracción de artefactos pertenecientes a las fuerzas armadas'. En ese momento me detienen con Steisi Escalona y me llevaron a una cárcel donde estuve 18 meses, un año en régimen de aislamiento.
Hace unos meses, el 26 de abril de 2019 me vuelven a detener, en la madrugada, duré 53 días en la policía política del Estado en total aislamiento.
¿Cuál fue el trato por parte de la policía?
El aislamiento es una tortura psicológica, es una tortura blanda. No ves a tu familia, no llamas,... no me tocaron físicamente, pero se trata de una tortura blanda. Resistí, gracias a Dios.
Con casos como el de Óscar Pérez o el más reciente del capitán Acosta, ¿llegó a temer en algún momento por su vida?
Todo el mundo teme por su vida en Venezuela. Ya sea porque no tienen dinero, no tienen comida, no tienen salud, pero en mi caso también porque no tenía seguridad.
¿Existió alguna posibilidad de defenderse judicialmente?
No, nunca vi un juez, nunca vi un abogado, nunca vi a mi familia,... absolutamente nada. Tuve una desaparición forzada. Tampoco fui a un tribunal, nunca pude defenderme.
¿Cómo influiría la aprobación del TIAR en la Asamblea Nacional respecto de una futura intervención extranjera?
El presidente encargado y la Constitución es muy clara: se seguirán los pasos y todo lo que sea dentro del marco de la Constitución, siempre que haya un convenio en el que Venezuela haya participado y se hayan respetado las normas.
¿Cuál es el ambiente en la Asamblea Nacional?
Para nosotros trabajar es muy incómodo, allí ha habido restricciones. Yo estaba preso y cuando salí me encontré otra Asamblea Nacional. La Guardia Nacional no nos deja pasar por la entrada principal para evitar que la gente que está fuera nos ofenda.
Yo me he ganado gracias a Dios un respeto, pero muchos diputados no tienen hoteles, no tienen aviones para trasladarse y tenemos que hacerlo por tierra. Le pido a la comunidad internacional que respete y entienda que no tenemos sueldo, sino que vamos allí y el ambiente no es cómodo.
Sin embargo, gracias a los ánimos de los más de cien diputados, el apoyo de la gente y de diputados suplentes estamos trabajando, hoy por ejemplo he ido a la comisión, firmé, desarrollamos leyes. Nosotros no vamos a parar, no nos va a frenar nadie.
¿Cómo vive su familia esta situación?
Mi madre ha sido amenazada, ella vive en Caracas y los colectivos han llegado a casa armados, pero ella tiene mucha valentía y es consciente del papel que me estoy jugando. Un hermano mío me dijo que no fuera más a la casa y ella me dijo que no, que ella era mi madre y no me iba a prohibir ir a la casa de mi madre.
Mi hija nunca la publico en redes, la trato de proteger. Sin embargo, ellas han sufrido mi prisión y han llorado, han pasado muchas calamidades.
Yo hice unas declaraciones sobre el perdón, pero eso no significa que no vayamos a hacer justicia. Transitaremos los caminos para alcanzar el objetivo, que es el cese de la usurpación, a través de un Gobierno de transición y las elecciones libres y democráticas.
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