Sudán

Guerra en Sudán: nuevas masacres étnicas en Darfur empañan la última tregua pactada entre los generales

La última tregua de siete días pactada en Arabia Saudí comienza con buen pie, aunque preocupa el recrudecimiento de los choques étnicos entre negros y árabes en la región de Darfur

FILE - Sudan's Army chief Gen. Abdel-Fattah Burhan speaks following the signature of an initial deal aimed at ending a deep crisis caused by last year's military coup, in Khartoum, Sudan, Dec. 5, 2022. Burhan, Sudan’s top army general has fired the country's paramilitary leader, on Friday, May 19, 2023. (AP Photo/Marwan Ali, File)
El general Al Burhan, líder del ejército sudanés. ASSOCIATED PRESSAgencia AP

Sigue lloviendo plomo en Sudán. Se trata de una realidad prolongada. Siguen huyendo los inocentes hacia las fronteras de lo incierto. Amenazan el hambre y los abusos sexuales, el estallido de conflictos secundarios, las masacres de civiles y los engaños. Un mes y una semana después del inicio de la tercera guerra civil sudanesa, los enfrentamientos entre paramilitares y el ejército regular (ahora apoyado por la policía) prosiguen en la capital, Jartum, al igual que en la castigada región de Darfur, donde la situación se ha vuelto crítica debido al estallido de luchas raciales con bases anteriores al actual conflicto.

La imposibilidad de las ONG y de los organismos internacionales de acceder a las zonas más aisladas de Sudán facilitan la sucesiva vulneración de derechos humanos por parte de los bandos involucrados, especialmente en lo que respecta a los paramilitares de las RSF. Peter Kioy, director regional de la oficina para la inmigración de las Naciones Unidas (OIM) confirma a LA RAZÓN que “hay una especie de aislamiento en Sudán. Nuestros compañeros de la ONU y otras oenegés están enfrentándose a dificultades a la hora de conseguir visas que les permitan entrar en Sudán”. Tras las primeras semanas del conflicto, un reducido número de trabajadores de Naciones Unidas consiguieron entrar en Sudán, pero los números son insuficientes para organizar una logística que permita atender a millones de sudaneses en una situación de vulnerabilidad.

Masacres en Darfur Oeste

Por otro lado, toda ayuda que pueda introducirse en el país se dirige casi en exclusiva hacia Jartum, según confirman varias fuentes sobre el terreno, mientras que la región de Darfur, feudo de las RSF, se encuentra en una situación crítica a raíz de los choques interétnicos habituales en la zona y que hoy se han recrudecido debido a la actual incapacidad del Estado de mantener una nación estable.

La ciudad de Geneina, en Darfur Oeste, vive horas de terror. Las cifras bailan. La ONG Sudanese Women Of Change denunció la semana pasada que más de 2.000 personas han sido asesinadas aquí en las últimas tres semanas; otras organizaciones difieren en los números y señalan entre 300 y 600 víctimas. Números inaceptables, en cualquier caso, y donde los responsables de la violencia son las milicias árabes que hace décadas que hostigan a las poblaciones negras de la región. El vacío de poder que viven hoy ciudades como Geneina dan rienda suelta a los salvajes impulsos de estas milicias, que identifican a defensores de los derechos humanos y líderes de la sociedad civil, para luego darles caza y terminar con ellos y con sus familias. La impunidad en estos casos es absoluta.

Es un conflicto dentro de otro y que encuentra una vía libre ante los enfrentamientos que tienen ocupados al ejército regular y a los paramilitares. Es importante tener en cuenta este tipo de choques raciales a la hora de valorar los acontecimientos de Sudán. Recordemos que la semana pasada también se registraron enfrentamientos en la ciudad de Kosti, en la provincia del Nilo Blanco, tras un rebrote de la violencia entre etnias hausa y nuba que acabó con la vida de 25 personas.

Una tregua marcada por la esperanza

Estados Unidos y Arabia Saudí continúan con su papel de mediadores entre las partes reunidas en Yeda (Arabia Saudí). Los anuncios de treguas y altos el fuego se repiten cada semana, y cada semana se incumplen a las pocas horas de su firma. Ya han sido una decena de treguas prometidas que han terminado con hospitales bombardeados, civiles arrancados de sus hogares o con la continuación de los combates en las zonas más calientes del país. Sin embargo, un rayo de esperanza parece alumbrar a los sudaneses con la última tregua de siete días pactada para que diera comienzo este lunes por la noche: en las primeras horas del alto el fuego no se han registrado combates ni bombardeos en la capital. Siete días son muy largos y los tiroteos pueden reanudarse en cualquier momento, pero que las horas iniciales de la tregua se hayan cumplido supone un hito sin precedentes desde el comienzo de la guerra.

En las conversaciones en Yeda se ha estipulado también la creación de una Comisión de Supervisión y Coordinación que monitoree el cese de las hostilidades, otro paso hacia delante que podría contribuir a alcanzar un acuerdo de paz entre los generales.

Cabe a remarcar que esta tregua no se aplica a las hostilidades en Darfur citadas más arriba, donde los implicados son ajenos tanto al ejército regular como a las RSF y cuyos representantes no participan en el proceso de diálogo en Yeda. Por su parte, el general Hemedti hizo un llamamiento en su perfil de Twitter al cese de los combates tribales de Darfur, dando a entender su incapacidad para controlarlos por sus propios medios.

Las RSF, acorraladas por el ejército y por la población civil

En lo que respecta a la capital, las RSF prosiguen con la ocupación de áreas cada vez mayores de Jartum, Omdurmán y Jartum Norte, donde parece que han centrado todos sus esfuerzos bélicos con la esperanza de que una victoria aquí les significaría ganar la guerra. Pero el ejército regular, lejos de derrotarse, se ha aprovechado de ello, y en los últimos días ha conseguido aislar a las tropas paramilitares ubicadas en Jartum gracias a la toma de la carretera principal que conecta con las provincias de Darfur. Las RSF se encuentran así en una delicada situación: sin medios aerotransportados para abastecer Jartum con tropas y materiales procedentes de Darfur, deberán luchar con lo que les queda, mientras el ejército regular tiene la práctica totalidad del territorio a su disposición para el transporte de tropas, además del Ejército del Aire. Se espera que la situación en Jartum se invierta en los próximos días.

Un interesante rumor que lleva esparciéndose desde hace semanas es el de la muerte de Hemedti, líder de las RSF. Aunque no es probable que sea cierto, la verdad es que el líder de los paramilitares no ha hecho una aparición pública desde el inicio del conflicto, ni una declaración televisada o en redes sociales, nada; la única muestra de vida que ha dado (excluyendo los mensajes de su cuenta de Twitter) fue una grabación de voz emitida la semana pasada y donde aseguraba estar luchando en la línea de frente y encontrarse en perfectas condiciones. Mientras que el general Al Burhan, jefe del ejército, sí que ha aparecido en público en varias ocasiones.

Resulta interesante comprobar cómo la población civil de Jartum comienza, aunque tímidamente, a inclinarse, si no a favor del ejército regular, en contra de las RSF: muchos barrios en la capital han cavado zanjas a su alrededor para impedir el paso de los vehículos de los paramilitares, que aprovechan el resguardo de los edificios civiles para pasar las noches y utilizar así las residencias de particulares como escudos humanos. Igualmente, se ha registrado la creación de contadas milicias de barrio que, aunque no participan de forma activa en los combates, sí que se encargan de impedir que las RSF se aproximen a sus hogares.

Cifras

El último informe publicado por la ONU sobre la situación en Sudán indica que 843.000 personas se encuentran en la condición de desplazadas internas, mientras 247.000 han escapado a los países vecinos. Egipto y Chad son las naciones que están recibiendo un mayor número de refugiados (113.000 y 60.000, respectivamente), entre que se han registrado flujos masivos de sudsudaneses que han decidido volver a Sudán del Sur (la ONU calcula 58.000 retornados) pese a los peligros que encontrarán allí. De las 25 millones de personas que la OIM ha identificado en una situación de vulnerabilidad tanto de las fronteras sudanesas como en sus alrededores, 300.000 han sido atendidas hasta la fecha de forma intermitente por el Programa Mundial de Alimentos.

El Ministerio Federal de Sudán ha contabilizado 705 muertes de civiles y en torno a 5.000 heridos desde que comenzaron los enfrentamientos en el pasado mes de abril. Teniendo en cuenta las continuas denuncias acerca de bombardeos a objetivos civiles o las cifras citadas más arriba sobre la región de Darfur, las 705 muertes oficiales no dejan de ser la punta de un iceberg cuya totalidad no se conocerá con toda probabilidad hasta dentro de varios meses.