Política

Irak

Homenaje del Gobierno iraquí a los cristianos

Primera Navidad festiva en 10 años

Misa en la Iglesia de San José, Bagdad
Misa en la Iglesia de San José, Bagdadlarazon

Aunque el día se ensombreció por los atentados, los cristianos estaban satisfechos con el día festivo de ayer en Irak. Y es que el Gobierno aceptó la propuesta hecha por el Patriarcado caldeo y estableció que, por primera vez en una década, la Navidad fuera una jornada festiva nacional para todos los ciudadanos del país. Un nuevo e importante reconocimiento en relación con la minoría religiosa por parte del Ejecutivo, que ya en los días pasados puso un árbol de Navidad de cinco metros en las orillas del río Tigris, como demostración de «solidaridad» y también como tentativa de «frenar el éxodo» de las comunidades cristianas. Este árbol fue colocado en el barrio de Karrada, en el lado oriental del río, donde conviven en modo pacífico cristianos y musulmanes chiíes y suníes, según recoge la agencia Asia News. La semana pasada, su beatitud Mar Louis Raphael I Sako envió una carta al primer ministro Nuri Al Maliki pidiéndole que declarase el 25 de diciembre «día de asueto para todos los iraquíes». Un modo de reconocer el valor y la importancia de una «comunidad que, por siglos, ha contribuido en manera activa al crecimiento de la nación».

En la misiva, el patriarca caldeo recuerda que «Jesús no vino sólo por los cristianos, sino para todos» y subrayó también el «respeto especial» que los musulmanes «tienen hacia él». En respuesta, el consejo de ministros tomó «esta importante decisión». Además, las autoridades de la capital colocaron luminarias y otros abetos decorados en diversos barrios para «mostrar el respeto y la cercanía» hacia la comunidad cristiana en estos días de fiesta.

Después de la invasión de EE UU en 2003, los extremistas islámicos han puesto en el punto de mira a esta minoría religiosa, matando a centenares de personas entre ellas un obispo, sacerdotes, hombres de negocios, médicos y políticos. Tal situación obligó a miles de cristianos a huir de Irak, y redujo la comunidad en diez años de dos millones a menos de 300.000. «La violencia, el miedo, la ausencia de trabajo y de seguridad nos fuerzan a dejar el país, nos apartan de nuestros hogares y familias», asegura Shlemon Warduni, obispo auxiliar de la diócesis católica de Bagdad.