
Defensa
La venta de aviones F-35 a Canadá está en peligro: podrían perderse miles de millones si no se hace
La millonaria inversión canadiense en cazas F-35 se tambalea entre sobrecostes, retrasos y tensiones diplomáticas con Estados Unidos

Canadá se encuentra en un momento crucial para la renovación de su flota aérea de combate. La adquisición de nuevos aviones es fundamental para la defensa nacional del país norteamericano y el cumplimiento de sus compromisos con aliados. La decisión sobre el futuro caza definirá sus capacidades militares durante décadas.
Durante un tiempo, el sigiloso F-35 estadounidense parecía ser la opción predilecta para reemplazar a los envejecidos F-18. Este avión de quinta generación representa un salto tecnológico significativo y su compra fortalecería los lazos con su principal socio de defensa, Estados Unidos.
Sin embargo, el proceso de adquisición ha tropezado con importantes obstáculos que ponen en seria duda la materialización del acuerdo. Un reciente informe oficial ha arrojado luz sobre cifras preocupantes y desafíos logísticos que complican enormemente la operación.
El demoledor informe que pone el acuerdo contra las cuerdas
La adquisición de 88 cazas F-35 por parte de Canadá, un proyecto de enorme calado para las Fuerzas Aéreas del país, enfrenta ahora un futuro incierto según apuntan desde Real Clear Defense. Un informe reciente de la Auditora General Karen Hogan ha destapado que el coste estimado del programa ha aumentado en casi un 50%, alcanzando ahora los 27.700 millones de dólares canadienses, una cifra muy superior a las proyecciones originales. El informe sugiere que no se usaron las estimaciones de costes más recientes disponibles.
Pero el incremento de precio no es el único factor de preocupación. El documento también señala importantes retrasos en la preparación de la infraestructura necesaria en las bases aéreas donde se alojarían los cazas. Se prevé que estas instalaciones no estén listas hasta años después de la entrega de la mayoría de los aviones, programada principalmente para 2028, mientras que las bases podrían no estar operativas hasta 2032. Además, se estima una necesidad de financiación adicional de 5.500 millones de dólares para aspectos como entrenamiento, mantenimiento y armamento.
Este "informe bomba", sumado a las persistentes disputas comerciales y la retórica inflamatoria por parte del presidente estadounidense Donald Trump, ha enfriado notablemente las relaciones entre Ottawa y Washington.
El primer ministro canadiense, Mark Carney, ha decidido poner el acuerdo bajo revisión, considerando ahora alternativas como el avión sueco JAS 39 Gripen. La posibilidad de optar por otro proveedor no solo afectaría la defensa canadiense, sino que también pondría en peligro la estrategia de "diplomacia de cazas" que Estados Unidos utiliza para estrechar lazos con sus aliados. La compleja situación actual deja el futuro de la flota de combate canadiense envuelto en la incertidumbre y los envejecidos CF-18 deberán seguir operando mientras se toma una decisión definitiva.
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