Francia

El inédito vuelco político de Bretaña: de territorio hostil a tierra amiga de la ultraderecha

El partido de Le Pen ha sabido rentabilizar la animadversión al presidente Macron por la reforma de las pensiones, la degradación de los servicios públicos y la inflación

GUINGAMP (FRANCIA), 26/06/2024.-Bretaña es famosa por ser la tierra desde la que Astérix y Obélix resistían al invasor romano, pero esta región del noroeste francés de tradición socialista está de actualidad por algo más real que imaginario: a cuatro días del primer turno de las legislativas, la ultraderecha es por primera vez mayoritaria en un área que siempre le fue hostil. En la imagen, Noël Lude, septuagenario candidato a diputado de Agrupación Nacional (RN) en la cuarta circunscripción b...
Noël Lude, septuagenario candidato a diputado de Reagrupación Nacional (RN) en la cuarta circunscripción de BretañaAntonio Torres del CerroAgencia EFE

Bretaña es famosa por ser la tierra desde la que Astérix y Obélix resistían al invasor romano, pero esta región del noroeste francés de tradición socialista está de actualidad por algo más real que imaginario: a cuatro días del primer turno de las legislativas, la ultraderecha es por primera vez mayoritaria en un área que siempre le fue hostil.

"Este año no he escuchado una sola vez que nos griten 'fascistas', ni siquiera entre los más izquierdistas. Eso hace solo dos años no sucedía". Noël Lude, septuagenario candidato a diputado de Reagrupación Nacional (RN) en la cuarta circunscripción de Côtes-d'Armor, lo cuenta a EFE en un tono de alivio y a la vez orgullo.

Sentado en una terraza con su colega de partido y consejero regional, el también septuagenario Gérard de Mellon, Lude, votante socialista hasta 2017, podría duplicar su resultado de 2022, cuando, también como aspirante a parlamentario, logró un 16,13% en la misma cuarta circunscripción que abarca Guingamp.

Esta pequeña ciudad semirural que vive de la agroindustria, a medio camino entre las capitales bretonas de Rennes y Brest y con una área urbana de unos 23.000 habitantes, es un termómetro político de la región, que se tiñó del azul oscuro ultra por primera vez en las elecciones europeas del 9 de junio.

En Guingamp, el RN del hoy candidato a primer ministro Jordan Bardella ganó con el 28% de votos, por delante del Partido Socialista (PS) y del partido del presidente francés, Emmanuel Macron.

"Es cierto que algunos cerrojos han saltado por los aires, las mujeres y los jóvenes ya votan al RN y antes no lo hacían", explica el alcalde de la localidad, Philippe Le Gouff, del ala más moderada del PS.

La animadversión al presidente Macron por reformas como las de las pensiones y por la degradación de los servicios públicos de sanidad y educación y la inflación por la guerra en Ucrania ha exacerbado un descontento que ha sabido capitalizar el partido de Marine Le Pen con su lema de "recuperar el poder adquisitivo".

El eslogan ha calado hondo en prácticamente todo el país, incluyendo Bretaña (2,6 millones de electores). En las últimas legislativas, el partido de la llama en su logotipo no logró una sola de las 27 circunscripciones electorales, pero en los comicios venideros puede ganar escaños cruciales para una eventual mayoría.

Conocida por su club de fútbol En Avant Guingamp (dos Copas de Francia, 2009 y 2014) y por haber contado como alcalde con Noël Le Graët, presidente de la Federación Francesa de Fútbol entre 2011 y 2023, esta tierra anclada en la socialdemocracia se muestra hermética antes de las elecciones del domingo.

"No le tirarás de la lengua a un bretón", comenta de manera socarrona a EFE uno de los vendedores de la calle principal del municipio, rodeado de otros comerciante.

De entre los numerosos vecinos interrogados sobre el ascenso de la ultraderecha, ninguno quiso hablar ante la cámara ni dar su nombre. A pesar de su actitud recelosa y huidiza, un matrimonio de septuagenarios comparte su análisis en los alrededores de la basílica gótica de Nuestra Señora del buen Socorro de Guingamp.

"Macron ha actuado como un niño mimado, como no ha tenido el juguete que quería, ha hecho lo que ha hecho. Ahora tenemos miedo de los extremos, no es lo que queremos para nuestros hijos ni nietos", sostiene la mujer, en alusión a la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas decidida por el presidente tras la severa derrota electoral de su partido en las europeas.

Un miedo a los extremos que expresa, entre los robustos edificios de piedra de la localidad, un cuadragenario que trabaja en el sector de la informática. "Acabamos de celebrar los 80 años del Desembarco de Normandía, pero parece que no estamos aprendiendo de la historia", lamenta.

Muy pocos vecinos expresan su preferencia electoral. Sarah, dueña de una bisutería, tiene esparcidos en el mostrador panfletos de la candidatura del Nuevo Frente Popular, la alianza progresista que agrupa desde la contestataria la Francia Insumisa (LF), hasta los socialdemócratas del PS-.

"Estoy en un estado de terror y de estupefacción. Mi madre es suiza y mi padre (judío) sefardí marroquí. Llevo doce años con mi tienda y, dependiendo de lo que salga el 7 de julio (segunda vuelta), decidiré si me marcho de aquí", reconoce.