Francia

Así es Jordan Bardella, el nuevo rostro edulcorado del lepenismo

Jordan Bardella, al que los sondeos sitúan como primer ministro en Francia, se ha ganado el apoyo de jóvenes y mujeres, según explica a LA RAZÓN su biógrafo

Jordan Bardella far-right National Rally leader for the upcoming election speaks to the media as he visits a farm in Chuelles, 137 kms (85 miles) south of Paris, Friday, June 14, 2024. The election is to take place in two rounds on June 30 and July 7. (AP Photo/Thibault Camus)
El candidato Jordan Bardella por el partido Reagrupamiento NacionalASSOCIATED PRESSAgencia AP

En un pequeño pueblo de la región de Auvergne, Francia, una multitud espera ansiosa en la plaza central. Codo a codo, banderas en mano y apenas conteniendo lágrimas de emoción, la gente empieza a gritar cuando el personaje esperado se acerca. ¿Quién es? ¿Taylor Swift? ¿Brad Pitt? No, se trata de Jordan Bardella, el nuevo rostro de la extrema derecha francesa. Hablamos de quien fuera cabeza de lista del partido Agrupación Nacional en las recientes elecciones europeas, siempre llevado de la mano por su mentora, Marine Le Pen.

Bardella es un hombre joven de 28 años, guapo, que viste de manera impecable y lleva el cabello perfectamente engominado, sin importar la refriega política a la que se enfrente. Se ha convertido en toda una estrella pop de la escena francesa. En cualquier conferencia universitaria o fiesta de pueblo, el ultraderechista levanta las más altas -o bajas- pasiones: todo el mundo quiere una foto con él, un abrazo, un beso, un toque de manos. Tiene un millón y medio de seguidores en TikTok y ha cautivado a los votantes jóvenes, que se muestran ardientes por apoyarlo.

Pero quizás lo más importante que posee Bardella es un discurso edulcorado, menos extremista que el de su maestra, Marine. Y muchísimo menos aún que el del fundador del viejo Frente Nacional, Jean Marie Le Pen, quien hablaba abiertamente de expulsar a los árabes, de agredir a los homosexuales y de minimizar el Holocausto. El joven Jordan tiene la enorme ventaja de no llevar el apellido Le Pen, tan asociado al racismo y a la violencia desde hace años. Es un soplo de aire fresco, sí, pero quienes lo conocen de cerca no dudan en describirlo, no como un político sólido, sino como un producto de marketing que explota las redes.

Conversamos en París con Pierre-Stéphane Fort, autor del libro «El gran reemplazante: el rostro oculto de Jordan Bardella», quien comparte con LA RAZÓN las costuras del joven político en su periplo por la extrema derecha. Uno de los platos fuertes de la investigación de Fort es el testimonio de quien fuera entrenador de comunicación y oratoria de Bardella durante cinco años: Pascal Humeau. «Era una concha vacía. Comenzamos los entrenamientos en 2018 y tuve que enseñarle a sonreír porque se mostraba rígido y muy a la defensiva ante los medios. Repetía de forma muy mecánica el lenguaje que había aprendido de memoria, el lenguaje de Marine Le Pen. Mi trabajo era lograr que la gente pensara al verlo: Para ser un facho, es bastante simpático. En resumen, Bardella se estaba formando para ser la vitrina joven y sonriente del Frente Nacional y así seducir al electorado», cuenta Humeau.

Pierre-Stéphane Fort revela también las zonas grises que hay en su historia personal. Durante años, Jordan Bardella se ha presentado como un joven de origen humilde que creció en Saint Denis, uno de los suburbios más pobres de París, junto a su madre soltera. Un relato que le ha valido la compasión y la admiración de quienes lo ven como un modelo a seguir para salir adelante por esfuerzo propio. Sin embargo, Bardella oculta la mitad de la historia: la de su padre adinerado que le pagó estudios católicos en colegios privados, el que le llevaba de vacaciones a Estados Unidos y le regaló un coche nuevo a los 19 años. La figura de «papá» ha sido borrada para que el relato del niño pobre no se caiga a pedazos.

Aún así, Francia se inclina hacia el candidato lepenista. «La desdiabolización ya había comenzado antes de él pero ahora es Bardella quien la encarna» dice Fort. «Y hay una gran parte del electorado que cree en él: los jóvenes y sobre todo, las mujeres. En cinco años, el partido Agrupación Nacional ha duplicado sus simpatizantes femeninas. Y ese es un efecto Bardella». Si el partido Agrupación Nacional logra dar el batacazo y hacerse con la mayoría parlamentaria en las elecciones del 7 de julio, Macron estaría obligado a nombrar a Jordan Bardella como primer ministro. Se convertiría en el primer representante de la extrema derecha en ocupar ese puesto en la historia de Francia.

Pero, ¿tiene madera de primer ministro el joven Bardella? Pierre-Stéphane Fort, autor de «El gran reemplazante», opina que no: «Bardella no ha trabajado nunca en su vida. No tiene estudios superiores. No ha mostrado mucho compromiso en sus funciones de eurodiputado. De hecho, se le registra una ausencia del 70 % en las reuniones de comisión del Parlamento Europeo. La pregunta es inevitable: ¿tiene el músculo suficiente para dirigir un gobierno? Pero la cuestión ni siquiera es esa: no es Bardella quien estará en el puesto sino Marine Le Pen. Él es solo una fachada».

Más allá de las competencias que Bardella pueda tener o no para un alto cargo como jefe ministerial, hay también un aspecto inquietante en este escenario: la llamada «cohabitación» con Emmanuel Macron, quien seguiría en su función de presidente. Una fórmula que puede ser explosiva entre políticos que se encuentran en las antípodas ideológicas y que, personalmente, se detestan. La primera consecuencia sería una parálisis en la toma de decisiones sobre temas cruciales como la ayuda a Ucrania, la reforma de jubilaciones, la inmigración ilegal, la seguridad del país.

Y la segunda –la más peligrosa – sería el descontento de los franceses en la calle. ¿Cómo va a reaccionar un gobierno de extrema derecha frente a las protestas populares? Si Jordan Bardella y su tren ministerial manejan la policía y la gendarmería… ¿lanzarían a los militares a las calles? ¿Cómo va a controlar la seguridad en los barrios donde la población es mayoritariamente migrante, si la bandera de su partido es la expulsión de los extranjeros? En otras palabras, existe un riesgo real de que la estrella pop que hoy reparte sonrisas por todo internet, sea también el detonante de un caos nacional que sumerja a Francia en la violencia.